Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 5 de febrero de 2015

Un trato con el diablo .944

Éste era un hombre con mucha familia y que con el trabajo no le alcanzaba para mantené la familia. Ante pagaban muy poco por el trabajo de hachero. Este hombre era hachero en estos montes donde se sacaba como ahora mucha madera.
Un día desesperado dice que si tiene que vendé el alma al diablo, al diablo se la iba a vendé.
Y entonce un día jue al monte, bien adentro del monte que nadie sepa y gritaba a voces:
-Si esiste el diablo que venga, yo quiero hablá con el diablo.
Vino el diablo como un hombre, y le habló diciendolé que él le vendía el alma para que le diera con qué dar de comé a su familia. Que no le faltara nunca nada. Y el diablo le dijo que sí, que él le iba a da provista de todo. Y convinieron el día que él tenía que vení a llevá su alma. Y se fue, y el hombre desesperado se volvió a su casa. Pero este hombre era cristiano y tenía miedo por lo que había hecho y se fue al pueblo para confesarse con el cura, con el padre, y le pidió una ayuda para salvarse.
El cura del pueblo lo conocía a este hombre, sabía que era bueno y que había hecho eso desesperado. Entonce le aconsejó y le dijo que él lo iba ayudá. Le dijo que deje no má que el diablo le traiga la provista, y que en seguida plante cerca de la casa, a la entrada al monte, una planta de higo, una higuera, y que abajo ponga un banco, y le dio un par de alpargatas que tenían la virtú de dispará más que el viento y el diablo. Entonce le esplicó lo que tenía que hacer y que cada cosa de ésa tenía un poder que le dio Dió porque él le había pedido, porque él se había arrepentido.
El hombre tenía provista abundante para toda la familia hasta que llegó la fecha que el diablo tenía que venía llevalo. Que el diablo llegaba siempre a la doce del día, a la siesta y que sabía el lugar para encontrarse.
Llegó el día. El hombre lo esperaba. Al momento llegó el diablo y le dijo que le entregue el alma. El hombre le pidió por favor que le deje comé, que es el último día con la familia. En eso el diablo miró para arriba de la higuera y vio un higo muy maduro y muy lindo. Y al diablo le gustan mucho los higos. Y entonce le dijo al hombre que vaye a comé con su familia que él va a comé un higo que había madurado arriba de la higuera. Y subió arriba, trepó al árbol y comió el higo. El hombre terminó de comé con su familia y volvió y le dijo:
-Mientra usté se baje, yo me acuesto a dormí.
Sólo se podía bajá si el hombre le permitía. El hombre se puso a dormí. Se levanta más tarde y el diablo siempre estaba arriba de la higuera, todavía no se baja. Entonce el hombre a la oración le hace seña que se baje y se vaya. El diablo se baja golpeandosé, acalam-brado, y se va.
Al otro día viene otro diablo. El hombre le pide que lo deje comer con la familia como último día. El diablo enseñado por el que vino ante, sabe que no hay que trepá por la higuera, pero se sentó en el banco.
El hombre terminó de comé, vino y le dice:
-Bueno, ya estoy listo, vamos.
El diablo se quiso levantá, pero no podía levantarse del banco. Hacía fuerza, pero no podía. Y nada, estaba pegado el diablo en el banco. Entonce el hombre le dice que él va a dormí la siesta mientra él se levanta. Durmió, se levantó y nada, el diablo estaba pegado. En la oración, le hace seña el hombre al diablo que se levante y se vaya. El diablo se levanta todo encogido de tantas horas de estar sentado y se va.
Al otro día viene otro diablo. El hombre le pide que lo deje comer con la familia como última vé, y le dice que no. Éste venía enseñado y no trepó a la higuera ni se sentó en el banco. Entonce el hombre se pone las apargata, y le dice al diablo:
-Bueno, vamo por fin.
Pero el hombre con las apargata salió caminando y cada paso que daba era una legua, y en seguida se perdió del diablo y no lo vio má. Y así ganó el hombre.

Paulino Silvano Olivera, 59 años. Eldorado. Iguazú. Misiones, 1961.

Cuento 944. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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