Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 1 de febrero de 2015

Ugula y el elefante hembra .019

El abuelo de Ugula le dejó, al morir, una magnífica escopeta. Con ella adquirió fama de buen cazador, y se especializó en la caza de elefantes: les pegaba un tiro, y se convertía en el tronco de un árbol para que el elefante herido no le embistiera; al segundo tiro se convertía en una hoja; y al tercero, cuando el animal ya moría, recobraba su aspecto normali.
Así fue matando, día a día, a toda una manada que había en aquella zona. Hasta que, por fin, sólo quedaba una hembra. Una mañana, Ugula se adentró en el bosque con ánimo de liquidarla. Apuntó bien con su escopeta, pero falló. Y el elefante se convirtió en una bella chica que suplicaba por su vida.
Ugula le pidió explicaciones. Ella, sin embargo, no quiso responder a ninguna de sus preguntas. Ugula marchó enfadado a su poblado y, al anochecer, la muchacha se presentó en su casa: «Si no eres un hombre casado, ¿me aceptarás como esposa?». Ugula asintió, porque vio que era una chica de una gran hermosura. Al presentarla a la familia, su hermano Etundji le advirtió: «Te vas a casar con alguien que, en realidad, es un animal». Él no hizo caso y se casaron.
Por las noches, la muchacha le pedía detalles sobre su manera de cazar a los elefantes. Ugula le informaba de todo. Y ello, a pesar de que una noche el espíritu de su abuelo se le apareció en sueños para advertirle: «No está bien que cuentes todas estas cosas a una mujer que es un elefante». Ugula seguía sin hacer caso de las cosas buenas que le decían.
Un día, la mujer vio que las cabezas de unos elefantes colgaban de la pared como trofeos de caza. Pensó: «Éstas son las cabezas de mi padre y de mi hermano. Debo tomar venganza y dar muerte a la familia de Ugula». Pero Etundji y Madembe, los dos hermanos de Ugula, estaban al acecho; y, en cuanto advirtieron las intenciones de la mujer, la ataron a un árbol.
Ugula, al volver de la caza, protestó mucho. Sin embargo, cuando le informaron de lo sucedido comprendió que había actuado de una manera peligrosa para todos. Se trataba de su propia mujer, y quiso perdonarle la vida igual que aquella vez que la encontró en el bosque. La acompañó hasta lo más frondoso de la selva, y allí la abandonó.

Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat

0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 055


i La gente ndowe cree que los cazadores de elefantes son capaces efectivamente de realizar tales metamorfosis. En este caso, por tanto, y para muchos oyentes, no se habría relatado un episodio maravilloso sino un suceso extraño.

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