Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 1 de febrero de 2015

Los tres reyes .091

Había tres reyes, cada uno de los cuales poseía una riqueza importante: el primero tenía un frutal que daba los mejores frutos; el segundo tenía un pájaro de oro, que todas las noches comía la fruta del primero; y el tercero tenía un caballo de oro.
Al primer rey le molestaba que el pájaro de oro se le comiera la fruta. Y cama: también tenía una hija muy bonita, hizo saber que dejaría que ésta se casara con aquel que fuera capaz de traerle al pájaro de oro. Muchos hombres probaron suerte, pero ninguno de ellos lo consiguió. El rey, además, proclamó que quería a ese pájaro vivo.
Un chico salió de su poblado para buscar mujer. Al llegar al poblado del primer rey, tuvo noticia de la proclama y se presentó volun-tario para intentar la captura. Permaneció en el jardín del rey toda la noche, después de preparar una buena trampa.: Por la; mañanita, el pájaro llegó a comer la fruta, pera la trampa solamente pudo, atraparle una pluma.
Con esa pluma de oro partió hacia el poblado vecino, donde vivía el segundo rey al que advirtió: «Debes darme el pájaro de oro, porque, si continúa comiendo la fruta de ese árbol el otro rey montará en cólera e irá a por ti». El segundo rey no quería proble-mas, de manera que aceptó el acuerdo, pese a que le resultaba desfavorable.
Con el pájaro de oro en la mano, el chico se presentó ante el primer rey y le recordó que debía casarse consu hija. El rey no estuvo de acuerdo, porque también quería el caballo de oro. El chico no perdió la esperanza y confió en su suerte: Fue al poblado del tercer rey, y también consiguió convencerle de que le regalara el caballo de oroi.
De vuelta al primer poblado, el chico ya se veía casado con la hija del rey. Pero éste le pidió todavía más: «Quiero que aplanes la montaña que está delante de esta casa, porque me oculta el mar». El chico se creyó burlado, pero intentó realizar el trabajo: pasaban días, y semanas, y meses, y apenas se notaba el esfuerzo realizado. Hasta que llegó una viejecita y, al ver que tenía un gran problema, resolvió ayudarle: llamó a todos los animales que saben excavar la tierra, y en muy poco tiempo el terreno quedó aplanado.
El rey se sintió satisfecho: «Toda la vida había deseado ver el mar desde mi casa, y tú me lo has conseguido. No solamente puedes casarte con mi hija, sino que además puedes llevarte el pájaro y el caballo de oro como muestra de agradecimiento».
Después de la boda, el chico y su mujer montaron en el caballo de oro, y se llevaron consigo al pájaro y otras riquezas que les habían regalado. A mitad de camino, apareció de nuevo la viejecita y le habló así: «Ya veo que has conseguido lo que te habías propuesto. Pero vete con cuidado,,porque tus dos hermanos están al acecho para robártelo todo. Sives que alguien se está ahogando en el río, no acudas en su ayuda: sigue tu camino hasta llegar al poblado». El chico prometió que actuaría de esta manera, y la viejecita desapareció.
Antes de llegar a su poblado, efectivamente, un hombre braceaba desesperadamente en el agua, pidiendo auxilio. El chico no pudo pasar de largo e intentó acudir en su ayuda. Cuando estaba junto al río, llegó uno de sus hermanos desde atrás y le echó al agua. Luego ayudó al primero y los dos cogieron a su mujer, al caballo, al pájaro y todas las demás riquezas, y se lo llevaron al poblado. Allí contaron a la gente que ellos solos habían conseguido todo aquello.
Pero sucedió que, desde aquel momento, la mujer, el pájaro y el caballo enmudecieron completamente: el pájaro ya no volvió a cantar, la mujer no hablaba, y el caballo no hacía nada.
Mientras tanto, el chico se debatía entre las aguas, luchando contra la corriente que lo arrastraba. Apareció de nuevo la viejecita, y se enfadó con él: «¿No te había dicho que no acudieras en auxilio de ninguna persona que se encontrara en apuros? Voy a ayudarte por esta vez, pero debes seguir mis instrucciones». Lo sacó del río y reemprendió la marcha. Tardó todavía dos semanas en llegar a su poblado. Y, nada más llegar, la gente del poblado observó que la mujer, el pájaro y el caballo volvían a sentirse felices y a hablar: «Aquí está ocurriendo algo raro. Hasta ahora habían quedado mudos». El chico se dirigió ala gente, y contó todo lo que había ocurrido. Ellos dijeron: «¿Qué podemos hacer con tus dos hermanos?».
El chico respondió: «No quiero que nadie les toque. Pero tampoco deseo que vivan cerca de mí». La gente echó a los hermanos fuera del poblado, y el chico pudo vivir feliz con su mujer, su pájaro y su caballo.

Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat

0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 055


i El desarrollo de la trama, así como la tradición europea de este tipo de cuentos, en la cual se inspira, parecen reclamar mayores dificultades para la consecución de animales tan preciosos. Tanta facilidad resta verosimilitud. Pero no he encontrado otras versiones.

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