Era
un matrimonio de dos viejitos pobres. El viejito si ocupaba de
pescar. Tenían un solo hijo que era medio chico todavía. Que el
chico tenía un perrito y todos los días cuando volvía el viejito
de pescar el perrito lo salía a encontrar él primero, antes que
llegara a las casas.
Vivían
de lo que pescaba el viejito y muchas veces pasaban hambre porque el
viejito no sacaba ningún pescado.
En
tantos días de pescar, un día sacó el viejito una trucha muy
grande. Y al momento que la sacó le habló la trucha y le pidió dos
cosas: que no la matara y que le iba a dar una virtú para que sacara
siempre muchos pescados si él le daba lo que la trucha le pidiera.
El viejito le dijo que cómo no, basta que le diera la virtú de
tener siempre mucha pesca. Entonce le dijo que le tenía que dar el
primero que saliera a recibirle cuando llegara a la casa. Y él le
dijo que bueno, pensando que iba a ser el perrito.
Y
el viejito la largó a la trucha y pescó muchísimos pescados. Y se
vino a las casas y cuando llegó, el primero que lo salió a
encontrar fue el chico.
Bueno...
Esa noche el viejito no le dijo nada a la señora. Pero él no durmió
en toda la noche pensando en lo que le había prometido a la trucha.
Y bueno... Al otro día le contó, porque tenía que dir a la mesma
hora a la costa de la mar a pescar. Y le dice:
-Che,
vieja, sabés qui ayer saqué una trucha muy grande. Y mi habló la
trucha y me dijo que le salve la vida y que me iba a dar una virtú,
que me iba a dar mucha suerte para pescar si yo le daba el primero
que me saliera a encontrar cuando volviera a la casa. Y el primero
que me salió a encontrar fue el chico. Y en plazo di un año lo
tengo que entregar.
En
todo el año el viejo pescó más pescados que nunca y tuvieron para
comer y vender en abundancia. Cuando llegó el fin del año el viejo
tuvo que llevar el chico. La madre queriendo y no queriendo tuvo que
dejar que lo entregara, el padre.
Y
bueno... Lo llevó al chico el padre. Cuando llegó a la costa de la
mar, ande mesmo salió la trucha la primera vez, la trucha lo 'taba
esperando áhi. Y se lo entregó al chico. Y la trucha se perdió en
el agua con el chico.
Bueno...
Esa tarde sacó los pescados más lindos. Bueno... Así que se fue,
la señora 'taba llorando. Como sacaba siempre pescados de los
mejores y vendía, pasaban bien la vida.
Y
pasó el tiempo, hasta que llegó un güen día que el chico llegó a
la casa. Qué más contentos 'taban el viejo y la vieja, que no lo
esperaban. Y le dice el viejo:
Y
el chico 'taba lindo, bien vestido y ya mocito, hecho un joven. Y
como las señoras son más curiosas, la madre le preguntaba de todo.
Y le decía:
-Mamita
-le dice el chico, vivo solo. Lo que me acompaña es una sombra. Yo
tengo lo que quiero porque tengo esta varita de virtú que me da lo
que pido. La sombra anda conmigo y si acuesta también conmigo.
La
madre le dio unas pajuelas pa cuando 'tuvieran durmiendo y si
acostara con él la sombra, él encendiera las pajuelas y viera quén
era la sombra.
Y
al momento s'hizo un pescau y se largó al agua. Y bueno, fue a salir
donde él habitaba con aquella sombra. Esa noche, cuando la sombra se
acostó con él, y él echó de ver que dormía, encendió una
pajuela para verla. Entonce vido que aquella sombra era una preciosa
niña, y él inoraba. Entonce él se quedó encantado mirandolá. Y
áhi 'taba cuando se quemó la pajuela y le cae en la cara a la niña.
Y claro, al caerle la pajuela caliente en la cara se dispierta. Ya lo
vido al joven y se da cuenta de todo, y le dice:
-Pícaro,
ahora si querés verme tenés que dir a Los Tres Picos de Amores.
Desapareciendosé la sombra, lo dejó al joven solo. Y dende ese
momento el joven no durmió más. ¡Qué llorar y llorar y no
soportaba nada!
Bueno...
Al otro día determinó viajar a Los Tres Picos de Amores.
Bueno... Caminó todo el día y iba no más. Por áhi, en lo que va
si acuerda de la varita de virtú que tenía. Le pega dos o tres
golpes y le pide una mesa bien servida. Al momento tiene una mesa
bien servida. Bueno... Come y sale de viaje. Camina una cierta
distancia y devisa un feroz tigre que lo sale a atajar a la vuella. Y
él, claro, trata de disparar. Y en eso se sienta el tigre y lo
llama. Y entonces s'hizo valor y se va donde 'taba el tigre. Cuando
va llegando le dice al tigre:
-Mire,
joven, lo he llamado pa que nos reparta una res que tenemos muerta.
Venga a verla. Somos unos cuantos los dueños y no la podemos
repartir.
Bueno...
Si allega con el tigre a donde 'taba la res. Áhi 'taban un lión, un
perro, un águila, un halcón y una hormiguita. Y entonce pegó en el
suelo con la varilla de virtú y dice:
Al
momento tuvo una espada que cortaba un pelo en el aire. Y ya le cortó
el pecho a la res y le tiró al tigre -esa es la parte que más le
gusta al tigre.
Al
perro que era un galgo, le dio un pedazo de los mejores. Le dio lo
mesmo al águila y al halcón. Cuando caminó unos pasos le dice
l'hormiguita.
Ya
cuando repartió la comida a todos, se trató de dir. Entonces los
animales lo llamaron y le dijieron que 'taban muy agradecidos y que
le iban a dar una virtú cada uno.
-Saquemé
dos pelitos di atrás de l'oreja y guardelós -le dice el tigre-.
Cuando se vea en un caso de peligro, diga: Dios y el tigre más
peligroso, y ahí voy a 'star yo.
-Guarde
esas plumas y cuando nos necesite diga: Dios y l'águila u el halcón
más remontador y poderoso del mundo y ahí vamos dir a ayudarle.
-Yo
también le voy a dar una virtú. Cortemé una patita y la guarda.
Cuando me precise a mí, diga: Dios y l'hormiguita más chiquita que
haiga en el mundo. Y áhi voy a 'tar yo con otros de los míos.
La
sacó la patita a l'hormiga y sigue viaje. Por áhi ya había
caminado muy mucho, se siente cansado, y dice:
Y
entonce l'águila le dice:
Y
ya voló todo el día. Ya en la tarde, muy tarde, eligió un
algarrobo l'águila, para alojarse. Bueno... Áhi se alojaron en la
noche. El joven golpió la varita y le pidió comida y áhi comieron.
Al
otro día volvió a remontar vuelo. Voló hasta cerca 'e las doce. Y
bajaron a comer. Y después volvieron a volar otra vez. Bueno... Ya a
la puesta de sol, había un bosque muy grande y áhi fue y si asentó
l'águila. Entonce le dice:
-No,
aquí no va a encontrar trabajo, hijo -le dice. Usté, lo que va a
encontrar es que va a perder la vida.
-Porque
hay un gigante brujo en este pueblo, y a todo desconocíu que cai al
pueblo tiene que matalo.
Los
viejitos no querían por ninguna plata que saliera. Bueno... Salió y
conversó con algunas personas y l'informaron que el gigante brujo
tenía muchas niñas encantadas y que por eso los hacía matar a los
que iban.
-Sí,
hijo -le dicen los viejitos. Pero es muy peligroso para sacalo porque
es un gigante que ni los ejércitos lo pueden sacar.
Bueno...
Esa noche durmió áhi. Al otro día temprano se fue para el pueblo.
Cuando iba cerca del palacio del gigante dice:
Y
se convirtió en una hormiguita chiquita y empezó a caminar y llegó
al palacio. Y se comenzó a entrar por los ojos de las llaves. Hasta
que llegó y encontró la niña encantada qu'era la sombra y que él
iba buscando. Y entonce dijo:
-Él
todos los días viene a las ocho a peiname. Y yo conversando le voy a
preguntar a dónde tiene la vida, que él pelea con los ejércitos y
no lo pueden matar. Entonce mañana te venís a esta mesma hora y yo
te voy a decir a dónde tiene la vida.
-Dios
y l'hormiguita más chiquita -y se vuelve a hacer hormiguita y se va
para la casa de los viejitos.
-Bien
-le dice, mi han quedau de dar trabajo mañana, en el palacio del
gigante. Mañana a la mesma hora tengo que dir otra vez.
Así
que al otro día se fue. Cuando 'taba cerca del palacio dice, Dios y
l'hormiguita más chica del mundo. Al momento s'hizo una hormiguita.
Y dentró otra vez por los ojos de las llaves hasta que llegó ande
'taba la niña encantada que él buscaba. Entonce dice, Dios y un
hombre formáu. Y se volvió como era. Depué que se saludaron él le
dice a la niña:
-Me
dijo que tenía la vida en un güevo, en una paloma que 'taba adentro
de una liebre qu'estaba dentro de una gama y que la gama 'taba
adentro de un toro negro que 'taba en una laguna muy lejo di aquí.
Bueno...
Se despidió y se fue. Llegó a la casa de los viejitos. Se despedió
también y salió a buscar la laguna. Cuando caminó un poco trecho
dice, Dios y l'águila más remontadora.
Bueno...
Voló todo el día hasta que llegó a la orilla de la laguna. Esa
noche alojó áhi, a l'orilla de la laguna.
Bueno...
Se despidió de l'águila. Caminó unos pasos y dice, Dios y dos
tigres de los más bravos que haiga en el mundo. Al momento 'tuvieron
dos tigres y le dicen:
Entonce
el joven dice: Dios y l'espada más cortadora que haiga en el mundo.
Y al momento tuvo l'espada mejor del mundo. La agarró y comenzó a
despanzarlo con todo cuidau que no se juera a disparar la gama, pero
cuando lo 'taba abriendo saltó la gama y disparó.
Entonce
el joven dice: -Dios y los liones más cazadores y bravos del mundo.
Y al momento llegaron dos liones y mataron la gama.
Entonce
el joven dice, Dios y los perros más ligeros del mundo. Y ahí
llegaron los perros más veloces y la corrieron a la liebre y la
mataron, y la abrió y le sacó la paloma.
Entonce
el joven dice, Dios y l'halcón más cazador del mundo. Y al momento
llegó un halcón y la sacó por matar y la mató. Así que áhi la
abrió el joven y le sacó el güevo qu'era la vida del gigante. Se
fue ande taba el toro y le cortó las aspas al tronco. También las
llevó.
Bueno...
Haciendo todo eso, dice el joven, Dios y l'águila más remontadora.
Al momento tuvo una águila en su presencia y le dice:
Bueno...
Llegó a la casa de los viejitos. Y ya le preguntaron cómo le ha
ido. Y esa noche alojó áhi. Al otro día les dice:
Bueno...
En el pueblo 'taba todo lleno qu'él gigante se 'taba muriendo. Y ya
se dejó decir el joven qu'él era capaz de curalo. Entonces llegó
donde 'taba el gigante y sacó el güevo y se lo enseñó. Y le dice
el gigante:
Y
agarró y se lo sacudió por la cabeza y s'hizo tira el güevo. Al
hacerse tira el güevo, se cortó el gigante. Sacó las aspas del
toro y también se las tiró por la cabeza.
Bueno...
Y ya le sacó las llaves de la cabecera y abrió todas las puertas y
sacó la niña encantada qu'él quería, primero, y después sacó
todas las otras niñas que tenía encantadas, también.
Bueno...
En el pueblo l'hicieron un gran agasajo, le dieron una comilona por
l'hazaña qui había hecho, que los libró a todos del gigante.
Bueno...
Y el pueblo le pidió que se casara con la niña qu'él quería. Y se
casaron. Y hicieron grandes fiestas. Y él trajo a sus padres a vivir
con él.
Bueno...
Y el joven quedó dueño d'esa ciudá, de Los Tres Picos de
Amores. Y yo me vine para acá, y él 'tará todavía en Los
Tres Picos de Amores.
Luciano
Bulacio, 39 años. Santa Isabel. La Pampa, 1955.
El
narrador aprendió éste y otros cuentos de su padre, que era oriundo
de El Algarrobo del Águila, La Pampa. Siempre vivió y
trabajó en el campo.
El
cuento amalgama motivos de otros cuentos.
Cuento
964. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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anonimo (argentina) - 069
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