Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 5 de febrero de 2015

Los tres picos de amor .962

Había una vez un matrimonio muy rico, que no tenía ningún hijo y no hallaban a quién dejar las herencias de ellos cuando se murieran. Eran muy viejitos los dos y decían:
-Esto no puede ser que nosotros mañana o pasau no más nos muramos y que no tengamos un hijo a quén dejar lo que tenimos.
Entonce la viejita salió un día al campo y le pidió por favor al «Ave María» que ella le prendería velas, y le daría todo lo que él quisiera con tal que le diera un hijo.
Un día se le comenzó a hinchar la rodilla a esta señora, y se le hinchó tanto que al fin nació un niñito.
Y después lo criaron muy regalón, como a un hijo verdadero de ellos. Cuando ya pasaron los años, y el hijo ya era un mozo, el padre lo mandó con doscientas vacas, a venderlas. Le dijo el padre que la mitá de la plata era para él y la mitá para el hijo. Y las vendió a las vacas y se agarró la mitá de la plata. El mozo agarró y con lo que era de él, trocó un cuadro, un santo, por cien pesos. Cuando vino, le dio al padre la mitá de la venta, y le enseñó al padre y a la madre el cuadro que había costau cien pesos. El padre s'enojó mucho porque había gastáu tanta plata en un santo. La madre s'enojó con el padre porque le dijo qu'él le había dicho que gastara en lo que quisiera. El santo lo ayudó al mozo en toda la vida y le salvó l'alma del Ave María.
Entonce la madre lo mandó a vender trescientas vacas, la mitá para cada uno, y qu'él gastara lo suyo en lo que quisiera. El mozo vendió las vacas y se agarró la mitá de la plata, y guardó la mitá de la madre.
Un día andaba el mozo por una ciudá, y encontró que un hombre vendía una jaulita di oro con una pajarita muy bonita. Y que al mozo le dio por comprarla. Que el santo que él tenía, lu iluminó al mozo pa que lo comprara.
Resultó que la pajarita era una princesa que estaba en encanto, muy donosa y linda. A la noche ella se formó en una niña, como era, y el mozo s'enamoró de ella y se casó. La Princesa le dijo que ella hasta que no llegara el plazo, lo iba abandonar y s'iba ir. Y el joven que le dijo que perdiera cuidau.
Y ya el mozo se jue a la casa y se llevó la pajarita. La pajarita sólo de noche, cuando 'tába él no más, si hacía cristiana.
La madre no dijo nada, pero cuando llegó el padre que s'enojó más todavía, porque había gastáu la plata en eso. La madre s'enojó con el padre porque él li había dau libertá y ahora le quería imponer su voluntá. El mozo no podía decir nada porque si decía el secreto, la niña s'iba a morir.
Ya faltaba poco para que la niña se desencantara, cuando un día dice el mozo que iba ir a la iglesia. Entonce que le dice la niña:
-No te vas porque te podís enamorar di otra niña, y yo voy a ser perdida.
-No se te dé cuidado -que le dice el joven.
Y se jue no más.
En l'iglesia dio la casualidá qu'staba l'hija 'el Rey y cuando vio este joven tan güen mozo s'enamoró perdidamente d'él. Y ya le dijo la Princesa al Rey qu'ella se quería casar con ese mozo, y con nadie más, y s'enfermó. Y ya ordenó el Rey que viniera ese mozo al palacio y le dijo que palabra de Rey no puede faltar, y que tenía que casarse con la Princesa. El mozo lloraba muchísimo, pero no podía decir su secreto. Y lu hicieron casar no más.
Esa noche del casamiento, el mozo desesperado pensando en la pajarita qu'era su señora, la mató a la Princesa y a la madre d'ella que los cuidaba y se huyó a su casa. Cuando llegó encontró la jaulita vacida y un papel de la niña que le decía que tenía que ir a buscarla en La Torre de los Tres Picos de Amores y que tenía que gastar tres pares de zapatos de fierro. El mozo sin decir nada a los padres, se jue. S'hizo hacer los tres pares de zapatos de fierro y comenzó a andar.
Anduvo muchos años, y cuando ya había andau el mundo entero, y ya iba acabando el último par de zapatos, llegó a La Torre de los Tres Picos de Amores. Cuando llegó supo que la Princesa di áhi, qu'era su esposa, estaba para casarse el día siguiente con un Rey vecino. Áhi no más se presentó al palacio y s'hizo conocer y la niña le dijo al Rey qu'ése era su verdadero esposo y que como era casada no se podía volver a casar.
Ya hacieron una fiesta muy grande y se jueron a buscar los padres de crianza, los viejitos, y los trajieron y vivieron muchos años en el palacio de la pajarita, qui ahora era reina, y el mozo, rey.

Victoria Lucero de Luna, 22 años. Tilisarao. Chacabuco. San Luis, 1948.

Muy buena narradora.

Cuento 962. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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