Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 8 de febrero de 2015

Los hermanos malos .1068

Que eran unos viejitos que tenían tres hijos y eran muy pobres.
El hijo mayor dijo que iba a salir a rodar tierra y a buscar trabajo. Entonce el del medio dijo que él también se iba. Y salieron de viaje los dos.
El más bueno de los tres era el hermano menor, pero los mayores le tenían envidia y no lo querían.
Cuando se fueron los hermanos mayores, pidió permiso el menor para ir, pero los padres le decían que era muy chico, que le podía pasar algo. Y esto era porque los viejitos sabían que los hermanos mayores no lo querían. Al fin lo dejaron ir porque tanto rogó él.
El hermano menor los alcanzó a los mayores en el camino y éstos le hicieron de todas las maldades, pero él siguió.
Llegaron a la casa de un Reis muy rico y áhi les dieron trabajo.
Al chico le tenía simpatía este Reis, entonce los hermanos trataron de malquistarlo.
Un día van y le dicen al Reis, que el hermano menor se había dejado decir que él era capaz de traerle la hija que le había robau el Reis Colorado. Que ese reino quedaba al otro lado del mar.
Entonce el Reis muy contento lo llamó al chico y le dice:
-Que usté se ha dejao decir que es capaz de traerme mi hija, y palabra de Reis no puede faltar, tiene que cumplir.
Y le dio plazo de quince días para que la trajiera y de lo contrario le cortaba la cabeza. Y lo mandó que elija el caballo que quisiera en el corral.
El pobre muchacho se fue muy afligido y entró al corral a elegir caballo. No hallaba qué elegir, y en eso pasa cerca una yegüita flaca y sintió que le dijo:
-Llevame a mí.
Entonce dio una vuelta para disimular y agarró la yegüita flaca. La llevó. Llegando a su casa, la yegüita le dijo que no se aflija, que ella lo va ayudar. Que se haga preparar para el viaje una tortilla al rescoldo de diez arrobas.
Y al día siguiente sale en busca de la hija del Reis. Y cuando va muy lejo, en medio de una montaña de árboles, encuentra un gran hormiguero, donde había muchas hormigas que las llevaba el viento. Entonce la yegüita le dice que le dejara la mitá de la tortilla. Al dejarle esto, sale un hormigón y le agradece, diciendolé que cuando en algo lo necesite, que diga, «el hormigón más grande que hay en el mundo», y en seguida iba a 'tar ahí, y que en algo lo iba a ayudar. Más adelante encontraron otro hormiguero donde dejaron la otra mitá de la torta.
Llegando a la orilla del mar, ven que una ola había tirado un pescado afuera del agua, el cual ya 'taba moribundo. Se bajó el muchacho y lo tiró al agua. Reacciona el pescado y sale contento, y le dice, que cuando por algo se vea en apuro, que diga. «Dios y el pescado más grande», y ahí estará él, y en algo le iba a ayudar.
Entonce la yegüita le dice que cierre los ojos y que no los abra hasta que ella no le diga. Y cuando la yegüita le dijo que abriera los ojos, ya 'taba al otro lado del mar. Y ése era el reino del Reis Colorado, el que había llevado la Princesa hija del Reis Blanco.
Siguieron, y llegan a una reunión de carreras. Que al Reis Colorado le gustaban mucho las carreras.
El muchacho desafió a jugar una carrera. No faltó quien le dijo al Reis que había un desafío. Entonce viene y le dice que por cuánto quiere correr. Entonce le dice que le corre por una carga de plata. Y como al Reis le parecía poco, le dice que corran también a perder los caballos. Cuando vio esa yegüita tan flaca, pensó que le ganaba lejos.
Se hizo la carrera. En el caballo del Reis iba a correr la niña hija del Reis Blanco, de adonde venía el mozo.
Y largaron la carrera. Y en un descuido, el mozo le había dicho a la niña que la venía a llevar. Y salieron corriendo. Corrían los dos caballos muy ligero y se perdieron de vista de la gente. Y el mozo la alzó a la niña, la puso en las ancas y siguió solo hasta la oría del mar.
Cuando llegaron al mar, le vendó los ojos de la niña con un pañuelo y él cerró los ojos. La yegüita los pasó al otro lado. Al cruzar el mar se le cayó un anillo a la hija del Reis.
Y llegando, ya de vuelta, le entregó la hija al Reis, estando éste tan contento por haber creído imposible que ese chico, en ese animalito tan flaco, pudiera rescatar su hija. El Reis le agradeció mucho y se puso a sus órdenes.
Más envidia les dio a los hermanos cuando se enteraron de lo sucedido, pero cuando supieron lo del anío que se le había perdido a la Princesa, le fueron a hablar al Reis.
Se presentaron al palacio y le dijieron al Reis que el hermano se había dejado decir que era capaz de traer el anío que perdió la Princesa al pasar el mar.
Entre ellos decían:
-Ahora lo hacimos matar a éste.
El Reis lo llamó y le dijo que él se había dejado decir que era capaz de traer el anío que la hija perdió al pasar el mar.
Él le dijo que no había dicho eso, ni capaz lo era tampoco. Entonce el Reis le dijo que tenía tres días de plazo y de lo contrario sería fusilado.
Se fue muy triste el chico a la casa y se puso a llorar. Entonce la yegüita le dice que por qué lloraba y él le contó lo que le pasaba. La yegüita le dijo que no se afligiera, que al otro día temprano saldrían en busca del anío. Entonce le dice:
-¿Se acuerda del pescado que le salvó la vida? Éste los ha de ayudar.
Y entonce el joven se puso contento.
Llegaron a la oría del mar y el joven dijo:
-Dios y el pescado más grande, que ahora lo necesito.
Al momento apareció. Pega un colazo el pescado y dice:
-¿En qué puedo ayudarlo?
Entonce le dice que andaba en busca de un anillo de la Princesa, perdido en el mar. El pescado toca una corneta, y se amontonan muchos pescados, y él les pregunta si alguno no ha encontrado el anillo de la Princesa perdido en el mar. Respondieron que ninguno, pero que faltaban tres pescados. Y como siguiera tocando la corneta, se presentó uno de los pescados, el cual estaba con sueño y un poco emborrachado. Al ser interrogado por el pescado grande adónde había andado y si había visto el anío perdido, dijo que sí, que había estado en unos novios y que la novia tenía el anío. Le ordenó el pescado grande que traiga ese matrimonio. Llegaron los dos pescados y la novia entregó el anillo. Entonce el pescado grande se lo dio al mozo y se despidieron, y él se fue.
Llegó hasta el Reis y entregó el anío y el Reis se quedó asombrado de que pudiera hacer esta prueba tan difícil este mozo.
Más envidia sintieron los hermanos que no sabían cómo hacerlo matar.
Después de pasar un tiempo, el Reis tenía una gran cosecha de trigo y la gente le faltaba, y se le iba a perder en buena parte. Aprovechando esto los hermanos se presentaron al Reis y le dijieron que el hermano se había dejado decir que él era capaz, solo, de cortarle el trigo y emparvarlo en tres días.
Lo llama el Reis nuevamente y le dice que por última vez tendrá que cumplir con lo que ha dicho, que él se ha dejado decir que en tres días le cortará el trigo y se lo daría emparvado, y que de lo contrario le haría cortar la cabeza.
Vuelve a su casa el muchacho muy triste, llorando al ver su poca suerte. Entonce la yegüita se allega y le dice que qué le pasaba.
-Qué me va a pasar -le dice. Que mis hermanos han vuelto a engañar al Reis diciendolé que yo me he dejado decir que soy capaz de cortar y de emparvar el trigo en tres días. Y me van a cortar la cabeza porque yo no soy capaz de hacerlo.
Entonce la yegüita le dice que no se aflija, que se recuerde de las hormigas que lo pueden ayudar. Entonce se fueron a los hormigueros. Y áhi dijo:
-Dios y el hormigón más grande, que en estos momentos lo necesito.
En seguida vino el hormigón. Él le dijo lo que le pasaba, y el hormigón le dijo que no se aflija por eso.
En seguida llamó a las hormigas grandes y chicas y el hormigón les ordenó lo que tenían que hacer.
Las hormigas llegaron a las chacras y empezaron a cortar el trigo desde el centro, de modo que a las orías no se notaba nada. Nadie se daba cuenta del trabajo y los hermanos esperaban que esta vez lo mataran al chico.
Antes de llegar el plazo fijado por el Reis, entregó el trabajo listo, ayudado por las hormigas.
Salido de este trance tan apurado, se despidió del Reis y llega a su casa muy contento.
Al otro día muy temprano, cuando va a darle de comer a la yegüita, ésta le dice:
-Mirá, tenimos que hacer algo para que tus hermanos dejen de buscar ocasión de hacerte matar. Presentate ante el Reis y decíle que tus hermanos se han dejado decir que son capaces de atajar la bala del cañón que él tiene, por ser éste de poca potencia y muy débil.
Y entonce el muchacho fue y le dijo al Reis. El Reis los llamó y les dijo esto, y dijo que palabra de Reis no puede faltar, y que tenían que demostrar lo que habían dicho. Ellos se dieron cuenta, entonces, que 'taban pagando su maldá.
Al otro día temprano los pusieron frente a la boca del cañón, y al hacer la descarga fueron hechos pedazos.
El Reis lo llamó al muchacho valiente y le dijo que quería que se casara con la Princesa porque él la había salvado. Y se hizo la boda con una fiesta que duró una semana.
Entonce la yegüita le dijo al mozo que ella era un ángel, que lo había venido a salvar de sus hermanos. Le dijo que le haga traer una fuente con agua y una sábana sin pecar. Y cuando le trajieron esto, la yegüita se revolcó en la sábana mojada y se convirtió en una palomita, y se voló al cielo dejandoló feliz al mozo.

Pascual Vivas, 40 años. El Pedacito. Villa General Mitre. Córdoba, 1952.

Cuento 1068. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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