Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 1 de febrero de 2015

Las orejas del conejo .047

Se hizo una votación en el poblado de los animales y salió elegida la tortuga como jefe de todos. Ella dijo: «De acuerdo. Seré vuestro jefe. Pero tendréis que cumplir lo que yo diga. Si alguien no me obedece tendrá su castigo».
Llamó al antílope para que fuera a buscarle hojas de yuca. El antílope se excusó: «Estoy demasiado cansado». La tortuga cogió un palo y le golpeó, rompiéndole una pata. El leopardo se enfadó mucho: «¿Por qué le has hecho eso al antílope?». Ella replicó: «Soy vuestro jefe y debéis cumplir mis órdenes. Ve tú a buscarme las hojas de yuca». Como el leopardo tampoco quería, le pegó un bofetón. El leopardo empezó a perseguir a la tortuga, que tuvo que refugiarse en su casa. Y, más tarde, también se negaron el elefante y la cabra.
Entonces la tortuga caviló: «A lo mejor es que hay algo malo en el bosque». El conejo lo corroboró: «Creo que en ese bosque vive un hombre». «Entonces», dijo la tortuga, «acércate tú, que también corres mucho, e intenta cogerle al hombre las hojas de yuca». Cuando el conejo se acercó a la finca del hombre, éste se encontraba escondido. Y, al ver las intenciones del conejo, lo cogió por las orejas. El conejo empezó a gritar y el hombre, con tanto grito, se asustó, dejó al conejo y se fue.
El conejo explicó que el hombre era un animal terrible. Y el daño que le había producido en las orejas lo corroboraba. El leopardo se levantó y dijo: «Yo iré a ajustarle las cuentas a ese hombre». Se fue a la finca; buscó por todas partes y no vio a nadie. Volvió al poblado de los animales y se encaró con el conejo: «¿No habías dicho que el hombre es un animal terrible? Pues has mentido. En esa finca no vive nadie»: La tortuga estaba enfadada: «¿Por qué no me has traído las hojas de yuca que necesito para comer?». El leopardo replicó: «Yo no soy tu "boy"i. Me he acercado a la finca solamente para ver al hombre, y he comprobado que no vive allí».
La tortuga decidió ir ella misma a la finca para ver si lo que, el leopardo decía era cierto y para traerse las hojas dichosas. Llegó allí, no vio a nadie y cogió unas cuantas hojas. Entonces reunió a los animales y les dijo: «Efectivamente, el conejo nos ha engañado a todos. Tal como anuncié, tiene que ser castigado».
El leopardo se acercó al conejo y empezó a tirarle de las orejas. Éste gritaba mucho, pero el leopardo no se asustó y siguió tirando durante mucho rato. Desde entonces, el conejo tiene las orejas así de largas.

Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat

0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 055


i Criado. La palabra es un préstamo del pidgin english que se habla en la isla de Bioko.

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