Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 8 de febrero de 2015

Las animas milagrosas .1028

Dice que había un joven muy rico y güen mozo.
Y dice que había una señora que tenía una chica. Esta chica era muy bonita, pero muy holgazana; no sabía hacer nada, nada, nada.
Dice que pasó este joven por áhi afuera y la vio a la niña y se enamoró de ella. Dice que él creía que era trabajadora y que le dice a la madre:
-¿No sabe hilar esa chica?
Dice que le dice la señora vieja:
-¡Que no ha de saber!
Y dice que le dice:
-¿No sabe tejer?
-Pero, ¡como no!, si es un primor lo que hila y lo que teje.
-Y ¿bordado? -le pregunta.
-¡Qué no ha de saber, mi señor!
Dice que la chica 'taba escondida escuchando lo que decía esta señora, y no sabía qué hacer.
Este joven, entonce, le dio lana para que le haga un chaleco con la tela muy finita y que 'sté todo bordado.
Entonce dice que la chica se puso a llorar lo que la señora había dicho eso de ella. Y le dice que paque había dicho eso. Entonce la señora le dice:
-No tengás cuidado vos. Algunos ti han de ayudar.
El joven le mandó un poco de lana para que le haga un chaleco con la recomendación que el tejido tenía que ser muy finito y bien bordado. Le dio un plazo pa que lo entregara.
A la noche, cuando la chica 'taba durmiendo, golpiaron la ventana. Entonce cuando ella abrió si aparecieron tres mujeres. Eran ánimas. Ellas le dijieron que una hilaba, la otra tejía y la otra bordaba. Entonce le dijieron que no tuviera miedo porque ellas le iban a ayudar, y que ella rezara por ellas.
Al tiempo, cuando se cumplió el plazo, las tres vinieron a traerle a la chica la prenda, a la noche, por la ventana. Era una cosa maravillosa. Un chaleco que nunca si había visto. Un hilo hilado finito, finito. Un tejido que no parecía hecho a mano. Un bordado que parecía una pintura. La niña les dijo que ella 'taba perdida si la hacían hacer a ella ese hilado, ese tejido y ese bordado. Entonce le dijieron que les tenía que rezar y que ellas la salvarían siempre.
Al otro día lo llamaron al joven. Cuando la niña le entregó el chaleco se quedó encantado de ver esa obra nunca vista. Se quedó prendado de la niña y le pidió que se casara con él. Y ya se hizo el casamiento.
La noche antes de casarse la niña, las ánimas le golpiaron la ventana. Entonce le dijieron que tenía que invitarlas a la fiesta de boda.
Al otro día, le dice la niña al joven que le tenía que pedir un favor. Entonce que él le dice que le pida cualquier cosa, y que hable no más. Entonce le dice que tenía tres tías viejas, muy feas, y que las quería invitar. Entonce le dijo que cómo no. Entonce le dijo que como eran tan feas que quería preparar una piecita para que las viera él no más. Él le dijo que las invite con mucho gusto.
Bueno... Se hizo el casamiento. Y esa noche la niña lo sacó al joven y lo llevó a donde tenía a las tres tías. Cuando él las vio, las saludó. La niña se las presentó. Una tenía un brazo muy largo. La otra unos dedos de la mano largos y gruesos. La otra tenía los ojos salidos, estropeados, que daba pena verla. Entonces las despidió él muy amable y ellas se jueron. Entonces él se quedó solo con la niña y le dice:
-Che, ¿pórque tu tía tiene el brazo tan largo?
-Y, de tanto tirar el huso para hilar -le dice.
-Y la otra, ¿pórque tiene los dedos tan largos y gruesos?
-Y, de tanto pasar y torcer el hilo en el telar para tejer.
-Y la otra, ¿pórque tiene los ojos tan salidos? ¡Ay, qué cosa!
Y ella le dice:
-De tanto bordar. Eso es de tanto fijar la vista en el bordado.
-Bueno -que le dice- desde hoy, de este mismo momento, te vas, agarrás los husos, las agujas y los hilos, y los vas a tirar. Yo no quiero que quedés como tus tías.
Y así la niña quedó libre por el milagro de las ánimas y muy bien casada.
Y fueron felices di áhi en adelante.

Ramona Torres de Gil, 71 años. Pellegrini. Toay. La Pampa, 1964.

Aprendió el cuento de una criolla vieja que era una gran narradora.

Cuento 1028. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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