Que
eran dos chicos que se sentaban a jugar y que se llamaban, Mercedes,
la chica, y el chico también.
Bueno,
una de esas güeltas que jugaban, el varón llevó un rosario con
crucifijo di oro y que le regaló a la chica con el compromiso de que
se iban a casar.
Después,
que realizó un viaje con el padre, el chico varón, y que cuando
fueron por el camino tenía ser, y que el chico se bajó a tomar agua
de un río que cruzaba, y que cuando tomó agua se volvió un
viborón. El padre lloraba muchísimo y el chico hecho viborón se
disparó al monte y no lo encontraron más. Y después de pasados
algunos años, Mercedita era grande, y que tenía otro novio. Y
estaba para casarse, y entonces que había una vieja bruja y que le
había contado a Mercedes que se había hecho víbora el que era su
primer novio.
Y
ella siempre lo esperaba. Y ella se valió de la vieja bruja que lo
hallara al viborón. La bruja lo veía siempre tomar agua en el lugar
donde se había hecho viborón. Y la vieja le dijo a la niña que el
viborón iba a venir a la pieza de ella el día antes de que ella se
case. Y que a la mañana le ponga una palangana con agua limpia. Y
así pasó. Mercedita le puso el agua y a la mañana tempranito llegó
el viborón. Se bañó en la palangana y se convirtió otra vez
en joven. Y ella que lo escondió. Y que le mandó hacer un traje
para que se fueran a casarse. Al otro día, se iba a casar con el
otro.
Entonces
iba a salir este novio y no el otro. Y al otro día se fueron a la
iglesia y se casaron con Mercedita. Y cuando vinieron a la casa
tenían el crucifijo clavado en la pared, aquél qu'él le regaló. Y
cuando volvieron, se despegó el Cristo del crucifijo y les dio la
bendición.
Gerarda
A. de Campillay, 58 años. Santa
Cruz. Famatina. La Rioja, 1950.
Cuento
896. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 069
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