Diz
que era una viejita orgullosa. Esta viejita que tenía una hija. Y
diz que decía que su hija se iba a casar sólo con un hombre que
tenga dientes de oro, la cola de plata, las muelas blancas y las
orejas negras, y que tenga una montura bien chapeada.
Bueno.
Que se presentó el hombre a la casa. Que era de dientes de oro, cola
de plata, las muelas blancas y las orejas negras, y tenía una
montura bien chapeada. Y era el diablo.
Y
ya se casó la niña. Y que al principio ha andado todo bien, pero
pronto ha comenzado a hacer picardías. 'Taba sentado en la mesa, se
hacía perro, se hacía un burrito, y otros animales. Y ahi comenzó
a pensar la vieja, y se dio cuenta que era el diablo. Entonce ella
preparó una botella y un poco de cera virgen. Entonce se puso a
conversar con él y le dijo:
Áhi
no más que la suegra ha tapau la botella con un poco de cera virgen.
Y que ha ido y lo ha colgado en un monte.
Y
que ha ido por áhi un leñador y no vía la botella, pero sentía
decir:
Y
vio la botella y lo sacó. Y para cumplir, le dijo el diablo que se
haga curandero, que él le iba a producir una gran picazón a la hija
del Rey.
Se
enfermó la hija del Rey y nadie la podía curar. Se presentó el
curandero a la ciudá y le dijo que él era capaz de curarla a la
hija del Rey. Y el Rey lo hizo llamar y le preguntó si era capaz de
curar a la hija.
Él
dijo que era capaz de curarla. Y al día siguiente la curó. Y el Rey
le dio una gran cantidá de plata.
Y
entonce ya se va el diablo y le provoca otra enfermedá a la hija de
otro Rey. Se le metió en la cabeza. La hija del Rey se moría de
dolor. Entonce le manda avisar el otro Rey que había un curandero
que curaba todo. Y el Rey lo hace llamar. Y la curó a la hija y
cobró una gran cantidá de plata.
Pero
resulta que el diablo ya se cansó. Y a la tercera vez va y se mete
el diablo en el oído de la mujer del Rey y le produjo un dolor
terrible. Y que va el curandero a curar la Reina y el diablo no
quería salir. Y el curandero le decía que saliera y él le decía:
Y
no quería salir el diablo. Y como el diablo no quería salir y la
Reina estaba cada vez pior, idió el curandero de que viniera mucha
gente y que hicieran ruido cerca de la puerta en donde estaba la
reina. Entonces el diablo saca la cabeza del oído de la Reina y le
pregunta:
Y
salió disparando inmediatamente el diablo, y sanó áhi no más la
Reina.
Miguel
Cano, 50 años. Amaicha del Valle. Tafí. Tucumán, 1951.
El
narrador es Director de la escuela local. Lo oyó contar a campesinos
de esta comarca muy conservadora de la Provincia.
Cuento
946. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 069
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