Era
una niña que estaba jugando con las muñecas. Y vino un pájaro y le
arrebató la muñeca. Y se la llevó. Y ella salió corriendo por
detrás de la muñeca, hasta que se internó en el bosque y se
perdió.
Entonces
el pájaro le largó la muñeca. Ella la levantó y al levantarla vio
una casita. Y se va a la casita. Encuentra que parece que eran para
dos habitantes. Porque tenían dos camitas. Y en todo veía ella que
era para dos personas. Y se va a la cocina y hace la comida. Vuelve y
oye ruidos. Cuando oye ruidos se esconde debajo de una batea, pero le
queda un pedacito del vestido fuera de la batea.
Entonces
llegan dos mozos. Los muchachos ven que ahí ha estado una persona.
Hasta que ven ese trapito, levantan la batea y se dan con una chica
muy linda. Y ella les cuenta lo que le ha pasado. Entonces ellos le
dicen que se quede a vivir con ellos y que para ellos va a ser una
hermanita.
Los
mozos trabajaban en la casa del Rey. A la niña la dejan de dueña de
casa. Cuando ellos se van le dicen que tenga mucho cuidado con el
gato, que no le haga nada porque le va a apagar el fuego, porque la
única casita cerca que había era la de una vieja mala que era una
vieja bruja.
Entonce,
una vez, el gato le quita la carne que está preparando para la
comida y ella le pega. Entonces va el gato, le orina y le apaga el
fuego. Entonces ella corre a la casita y pide fuego. La hija de la
vieja le da unas brasitas y le dice que se vaya, que corra porque la
va a perseguir la madre, que es muy mala. Y la vieja va a la
casa, se entera que le han dado fuego y se va por detrás. Entonces
ella va y se encierra, cierra las puertas.
Un
día viene el Rey y se da con esta chica tan linda, y quiere casarse
con ella. Y ella le dice que no, que no puede, que ella tiene que ir
con los bueyes porque son sus hermanos.
Y
le acaricia la cabeza y le planta un alfiler. Entonce la señora se
tranforma en una paloma y sale volando.
Cuando
viene el Rey se da con que no se parecía a la señora. Y entonces la
negra le dice que estaba ella sola porque la sirvienta, la negra, ya
se había ido y del dijusto se había puesto así. El Rey la veía y
siempre la desconocía, pero se tenía que resignar no más.
-Calla
niño de mis entrañas, que tu madre anda por las montañas.
Al
hortelano le había llamado la atención porque todos los días venía
la palomita y decía lo mismo. Y va y le cuenta al Rey. Entonce el
Rey le dice que vea si la puede pescar. Y le enseña cómo la va
agarrar y le trae una cosa para que se quede pegada en la rama que se
asienta.
Y
el hortelano le pone esa pasta pa que se quede pegada. Cuando vuelve
la palomita y le dice todo al hortelano y se quiere volar, se queda
pegada.
Entonce
el hortelano le trae la palomita al Rey. Entonce la acaricia el Rey y
le encuentra un coquito en la cabeza. Tira y le saca un alfiler. Al
momento se transforma en la reina. Y ya tiene una alegría muy grande
el Rey, y ella corre a ver al hijito. Y áhi viene y le cuenta lo que
le pasó a ella. Y todos vuelven a ser los de antes.
Entonce
la agarra a la negra y la hace atar con cuatro potros, claro, que la
descuarticen. Y la matan.
María
Luisa Caamaño de Carrizo, 82 años. Estancia Balbuena. Ojo de Agua.
Santiago del Estero, 1970.
La
narradora oyó este cuento en Villa María, Córdoba, cuando era
niña.
Cuento
978. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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anonimo (argentina) - 072
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