En
un pueblito que no me acuerdo el nombre, vivía una vieja que tenía
dos hijas, una propia y la otra era criadita no más. La criada era
más linda que la otra, y la hacían trabajar más. Todos los días
tenía que cuidar las cabras y ayudar en los quihaceres de la casa.
Como veían que ella era más linda que la otra, la vieja y la hija
le tenían envidia, y siempre la vestían más humilde. Pero la pobre
chica era muy buena y obediente. Un día la mandaron a lavar unas
tripas en un arroyo que quedaba cerca de la casa, y cuando estaba
lavandolás, se le apareció un viejito y le dice:
-Bueno
-le dice otra vez el viejito- mañana, cuando cante el gallo vas a
mirar para arriba y cuando rebuzne el burro vas a mirar para abajo.
Y
al día siguiente la niña ha hecho como le ha dicho el viejito.
Cuando cantó el gallo miró para arriba y le salió una estrella en
la frente, y cuando rebuznó el burro miró para abajo y cayó en el
suelo un estierco de burro.
La
chica quedaba más linda todavía con la estrella en la frente, y era
mayor la envidia de la otra niña. Le preguntaron cómo había hecho
para que le salga esa estrella en la frente, y le contó del viejito
que le había salido cuando estaba lavando las tripitas. Entonces la
vieja la mandó a la otra hija a que vaya a lavar tripas en el
arroyo, y se fue. Cuando estaba lavandolás se le aparece el viejito
y le dice:
-Bueno
-contesta, mañana cuando cante el gallo vas a mirar para abajo, y
cuando cante el burro vas a mirar para arriba.
Se
fue contenta, y al día siguiente así lo hizo. Cuando cantó el
gallo miró para abajo, y cuando rebuznó el burro miró para arriba
y le salió un estierco de burro en la frente. Lloraba, pero no había
caso, no se lo podía sacar, y eso le pasaba nada más que por
envidiosa.
Francisco
Flores, 66 años. Nueva Esperanza. General San Martín. La Rioja,
1950.
El
narrador ha olvidado buena parte del final del cuento tradicional.
Cuento
1036. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 072
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