El
pescador
Era
un viejo que tenía sólo una hija muchacha. La mujer de él era
también vieja. Él, todos los días se iba a pescar.
El
viejo como tenía esa hija y un perro, y siempre salía a encontrale
el perro, él se imaginó que sería el perro que salía primero. Le
dijo que bueno. Y él sacó mucho pescado.
Resultó
que salió a encontrarle la hija, de contenta que traía tanto
pescado. Se asustó porque salió la hija, y que tenía que entregale
a ese hombre, que le pidió que tenía que entregale lo primero que
su ojo vio cuando llegue a la casa.
El
plazo de tres día el pueblo le pedía mucho pescado. Todo lo día él
se iba y traía mucho pescado, pero taba triste porque pensaba que
tenía que traer la hija.
Llorando
le dijo que prometió la hija a un hombre que le dio tanto pescado, a
un hombre que vive en el fondo del río.
La
chica oyó que él dijo así a su mujer.
Se
despidió de la madre, le dio un abrazo, y se jue. Bueno... Llegaron
a la orilla del río y sale el hombre que iba a llevar la chica.
Bueno... Áhi dice que le dio un abrazo al padre y se jue con el
hombre.
Y
la chica le fue siguiendo al hombre. Y se abrieron las aguas. Le
llevó a una casa linda en el fondo del mar. Tenía de todo. No le
faltaba nada. Pero no veía personas, sólo sombras. Le servían la
comida. Tenía de todo. Nada le faltaba.
-Mañana
te llevaré, pero no me vaye a traer nada, ni como lo negro de la
uña, ni como la cabeza de un alfiler.
Le
prometió que sí, y entonce una sombra la llevó. Se abrió la agua
y ella volvió a su casa, pero con mucho dinero que le dio la sombra.
Ésa era una persona encantada. Y cuando se arrimó a la costa del
río, el padre siempre pescando, porque era pescador.
-Sólo
sombra veo. Yo vivo bien, no me falta nada. Estoy sola no más.
-Sola,
mamá. Después que me duermo viene uno y se acuesta al lado mío,
pero no me da la cara nunca. No sé qué es. Y después se duerme y
ronca.
Bien...
Siguió así. Cuando llegó el plazo, se fue. Llegó al río. Se
abrió el agua y ella siguió atrás de una sombra que la esperaba.
Cuando iba la sombra le preguntó:
Una
noche vino la sombra. Cuando ya roncó fuerte, prendió el fóforo. Y
vio una persona, un joven muy lindo, que 'taba durmiendo. Y de
emocionada se le cae el fóforo en la cara del que 'taba durmiendo.
El joven que 'taba roncando se levantó y le dijo:
-¡Qué
traición me ha hecho! Qué te dije que no trajiera nada de la casa
de su madre. Faltaba sólo quince días para salirme de este encanto
y iba a casarme con vos. Pero ahora no me vas encontrar más. Si
querés encontrame, busquemé en la Ciudá de los Tres Picos de Amor.
Y
quedó en un monte ella. Todo desapareció. Y quedó sola. Se le
terminó ropa, se le terminó qué comer. Quedó una méndiga en el
mundo.
Bueno...
Ella pensaba en volver en la casa, pero no sabía cómo hacer. Y
dice:
-Que
me traicionó mi madre porque dentro de quince días yo iba a casame.
Yo le voy a seguir a él a la Ciudá de los Tres Picos de Amor. Si
Dios me ayuda yo he de llegar.
Caminó
por el monte tres años. Llegó en una casa de una viejita, vieja,
vieja. Bueno... Dice que salió la viejita y le dice:
-Sí,
madre, yo soy la pobre méndiga que busco la Ciudá de los Tres Picos
de Amor. Usté, como es viejita, puede darme noticia.
-¡Ah,
hija! -le dijo, usté ve la edá que yo tengo y jamás he oído
nombrar a esa Ciudá. Escuendasé un momentito porque yo soy la madre
del viento sur. Le vamo a preguntá a él.
Dice
que venía un viento muy juerte. Y dice que llegó un mozo lindo. Y
que llegó y se sentó a comer.
La
muchacha se fijaba en ese mozo pero no era el mozo que ella vio
cuando alumbró con el fóforo. Y ella le preguntó:
Áhi
dice que ella se despidió de la viejita y el viento le hizo llegar
hasta donde él iba y la bajó en un monte. Y ella caminó otro año
para encontrar otra casa. Y llegó, y 'taba otra viejita. Y ella le
dijo:
Y
ella le dijo que no. Entonce le dio de comer a la muchacha. Estuvo un
rato. Y ella le contó que era una muchacha que iba a la Ciudá de
los Tres Picos de Amor.
Y
después se sentó y comió. Y en eso va y le trae la niña a
presentale al hijo. El hijo quedó encantao en la niña y le preguntó
a dónde iba.
-Pero,
mire, niña, es muy lejo. Son tre celaje que se ve. Yo voy hasta
cerquita pero nunca entré en la ciudá.
Entonce
la viejita sacó una peineta con un pavito arriba, y le regaló a la
niña. Y le dice:
-Cuando
usté llegue a la Ciudá de los Tres Picos de Amor si necesita algo,
pidalé que en algo te ha de servir.
Dice
que la niña muy alegre le besó a la viejita y el viento le hizo
volar. Y le bajó cerca, que ella distinguía los tres celajes de la
ciudá donde ella tenía que seguir. Ella se jue de a pie, pero llevó
tres años de viaje. Por fin que llegó a la ciudá, rotosa y
descalza. Sólo llevaba el anillo y la peineta que le dio las
viejitas.
Bueno...
Llegó en la casa de una señora rica, que tenía tres hija muchacha.
Linda muchacha. Una de ella era novia del novio que ella iba
persiguiendo. Ya había terminado el encanto del novio, que era siete
año.
En
esa casa mismo ella jue a llegar. Pidió trabajo. Y la señora va y
le pregunta a la hija si necesitaba mucama. La que se estaba por
casar le dice:
Trabajaba
ella en esa casa. Llega el sábado. Estuvieron de grande apronte para
esperá el novio. Y llegó el novio. Y ella conoció que era el que
ella iba buscando. Ella se emocionó, pero no dijo nada.
Bueno...
Antonce llegó el sábado. Que lo novio iba a la Iglesia, que iba a
seguir la amonestación, para ya casase.
Él
pensaba todo el día lo que le había dicho esa gurisa de la casa
donde él tenía la novia.
Y
ahí dice que dio como un relámpago y sacó ropa mejor que nadie,
como no se vio nunca. Y salió mejor que las otra.
Y
la niña tenía ese anillo tapado porque daba luce como un relámpago.
El cura vio y preguntó quén tenía eso que daba luz como un
relámpago.
Bueno.
De ahí le dijieron que esa chica vivía en la casa de la novia.
Antonce el cura la hizo llamar para preguntarle de dónde sacó esa
alhaja. Y ella le contó todo al Padre.
Antonce
el cura resolvió llamar al novio para darle un consejo con cuál se
iba casar. Porque él tenía ese compromiso con la niña y por lo mal
que ella pasó ya 'taba salvada. Le llamaron a lo padrino del
casamiento y a mucha gente. La novia no 'staba. Antonce la chica lo
hizo hablar al pavito de la peineta que le dio la madre del viento
norte, que era de virtú. Y el pavito contó toda la vida de la niña.
Contó como lo salvó del encanto al joven y como vino a buscalo.
Bueno...
El novio antonce, cuando oyó al pavito y vio esa chica tan preparada
con ese vestido tan lindo, reconoció a la niña que él dejó en el
monte. Entonce le dice a todo:
-Mire,
va ser una comparación. Yo tenía un candado y se me perdió la
llave. Y he mandado hacer otra. Y ahora encontré la llave vieja.
Ahora, ¿cuál de las dos llaves debo ocupar?
Antonce
dice que él le dijo al cura y a los padrinos que él se había de
casar con la méndiga, porque él dejó esa chica tirada en el monte
y ella lo salvó del encanto. Y la abrazó a la niña.
La
novia no sabía nada, pero 'taba interesada en el anillo. Llegó y le
trateó a la niña el anillo. Antonce dice que le contesta:
-Mire,
el anillo yo se lo voy a dar a cambio de su novio. Y la muchacha se
enojó mucho y no quiso acetarlo. Y fue a hablarle al novio. Y todo
la miraba. Y entonce se enojó tanto y quebró con el novio. Y el
novio se casó con la méndiga y ella quedó brava.
Narcisa
Ramírez de González, 48 años. Yapeyú. San Martín. Corrientes,
1952.
La
narradora, semianalfabeta,
es bilingüe guaraní-español.
Aprendió
este cuento de la madre, que sabía muchos cuentos y murió en 1921.
Es una gran narradora. Es, además,
curandera y
payesera de fama. Me narra este cuento
en una piecita a media luz; frente al altarcito con velas prendidas,
ante el cual hace las curaciones a sus enfermos. Afuera, bajo la
enramada, espera turno un buen número de hombres y de mujeres que
han venido a consultarla.
Yapeyú,
pueblo de las antiguas misiones jesuíticas, cuna del general José
de San Martín, es de los más tradicionales de la provincia.
0.015.1
anonimo (argentina) - 072
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