Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 5 de febrero de 2015

La ciudad de iras y no volveras .860

Había una vez una vieja y un viejo que tenían una yegua y un cojudo muy viejo, una perra y un perro muy viejo. Y la vieja, la yegua y la perra tuvieron mellizos, muy igualitos los dos.
Pasaron muchos años. Los chicos eran ya mozos. Un día, el padre le compra para cada hijo una espada, y tiene cada uno un caballo y un perro igual.
Un día uno de los hermanos se fue a rodar tierra. El otro hermano le dice que qué recuerdo le va a dejar. Le dijo el hermano que le va a dejar un vaso de agua clarita. Y le dijo que cuando el agua se ponga turbia es porque él estaba en peligro.
Y el hermano que se fue con el caballo, la espada y el perrito.
Paró en un palacio.
Se enamoró de la hija del Rey y se casó.
Estando casado, salió una mañana por los balcones y devisó de lejos un humito. Le preguntó a la esposa dónde quedaba ese humito y ella le contestó:
-Queda en Irís y no Volverís, una ciudá de donde nadie vuelve.
Entonce el mozo ensilla su caballo y sale a dar una vuelta por el campo. Pero se fue a ver de dónde salía ese humito. Cuando llegó a un pueblo grande, vio que todas las puertas estaban cerradas. Y llegó adonde estaba una viejita sentada, hilando a la orilla del fuego y en el fuego estaba una olla hirviendo. Saludó y la viejita lo convidó que se baje.
Estando un rato en la cocina, le dice que ate el perrito del cogote del caballo con un hilo. Y entonces, cuando el joven se fue a atar el perrito para que no la muerda a la vieja, la vieja se le fue de atrás y lo envolvió al caballo con el perrito y el joven con el hilo del huso, y se le formó una cadena, porque la vieja era bruja. Y los pasó a una pieza, así encadenados, donde los encerró para que se mueran de hambre y después comerlos.
Y el hermano que quedó en la casa, se acordó del vaso con agua. Lo fue a ver y estaba turbio. Entonces ensilló su caballo y se fue con el perrito y la espada por el mismo camino que salió el otro hermano.
Llegó al palacio del Rey donde se casó su hermano. Cuando lo vio la hija del Rey y el Rey se alegraron, creyendo que era el esposo de la niña.
Se bajó del caballo y áhi lo abrazó la niña creyendo que era su esposo, y entonce él pensó que sería la esposa de su hermano, y no le dijo nada. Durmieron juntos esa noche y él puso la espada en el medio.
Al otro día la niña se levanta muy triste porque creía que su esposo no la quería.
En la mañana sale él a los balcones y cuando miró el humito preguntó dónde salía ese humito.
Entonces le contesta la niña:
-¿No te acordás donde te dije que era de Irís y no Volverís?
Entonces pensó que allí estaría su hermano.
Ensilló su caballo y se fue con su perrito y la espada donde estaba el humito, llegando a la casa de la vieja. Cuando llegó relinchó su caballo, contestando el otro caballo. Torió el perrito, y le contestó el otro de adentro. Entonces se bajó y le dijo a la vieja que le entregara su hermano. Le dijo entonces la vieja que tome un hilito que le dio y lo ate al perrito del cogote del caballo, y le dijo que ella no tenía ningún hermano.
Entonces el mozo sacó su espada y le cortó un brazo. Y le dijo la vieja que no la matara que le entregaría su hermano. Entonces sacó las llaves y le abrió la puerta, lo desató y se lo entregó. Él la agarró a golpes y hachazos a la vieja con la espada y la mató, quitandolé las llaves que tenía.
Y empezó a abrir puertas, encontrando cadáveres de personas muertas.
Se volvieron al palacio del Rey. Y viniendo por el camino, le contó el hermano lo que le había sucedido cuando venía en busca de él. Entonces pensó el otro hermano que lo habría embromado con la señora. En la noche pararon. Entonces se acostaron a dormir. Cuando se durmió el hermano que volvió la vida al otro, el hermano salvado sacó su espada y le cortó el cuello al hermano bueno. Y se puso a llorar.
Entonces vido que vinieron dos lagartos jugando. Vino uno y le cortó la cabeza al otro, y se puso a llorar. Dando vueltas, entonces, salió disparando. Fue y cortó un gajito de un monte, lo hizo oler al muerto y le pegó la cabeza, pasándole por el cuello el monte, y salió disparando el lagarto muerto. Vio entonces el hermano y hizo como lo hizo el lagarto. Entonces cortó un gajito del mismo monte, le hizo oler al hermano, y le pasó por el cogote, y le juntó el cuerpo con la cabeza, pero la cara pa' atrás. Entonces le volvió a cortar el cogote y le puso bien la cabeza. Y al rato se recordó y le dijo que qué sueño largo que había tenido. Entonces le contó que soñó que él lo había matado y lo hizo vivir con un monte.
Entonce dispusieron cortar mucho monte de ése y volverse a la ciudá para hacer vivir la gente que la bruja había muerto. Una vez que llegaron a la ciudá, hicieron vivir a los muertos. Y los curas salieron tocando las campanas y fueron a dar misa.
Entonces el Rey oyó esto y mandó a ver qué pasaba en la ciudá dormida, pero los encontraron a los hermanos en el camino, y que les contaron que ellos hicieron vivir a la gente.
Y cuando llegaron al palacio del Rey salió la hija y no halló a quien abrazar porque eran iguales los dos jóvenes. Pero uno de ellos dijo que abrazara a su esposa y áhi vieron quién era el esposo. Al otro hermano, el Rey quería hacerlo quedar, al hermano que salvó la ciudá, pero él se hizo una paloma, el perro otra paloma y el caballo otra paloma. Como eran ángeles se fueron al cielo. Y como el otro hermano pecó, se quedó en la tierra.

Y yo me vine en un zapato roto,
lleno de porotos
para que usté me cuente otro.

Zenobia Romero, 39 años. El Cerco. General Ocampo. La Rioja, 1950.

Aprendió el cuento de un viejito del lugar que sabía muchos cuentos que ella ha olvidado.

Cuento 860. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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