Había
una vez una señora viuda que tenía dos hijas y un hombre viudo que
tenía una hija. Entonces se casaron.
Las
hijas de la señora eran feas y le tenían envidia a la hija del
viudo. Como era tan bonita ella, la pusieron en la cocina. Y como no
la dejaban lavarse, 'taba siempre llena de ceniza, y la llamaban la
Cenicienta.
Entonce
ella tenía una ovejita, que le metía la lanita por la boquita y
salía por la colita hiladita y torcidita.
Y
ella podía traer toda la lana hilada a las casas. Si no traía le
pegaban. La ovejita era de virtú, por eso la ayudaba. Entonce dice
una de las hermanastras:
Bueno.
Se va a la punta del cerro, al otro día, y la pilló que le metía
por la boquita la lana a la ovejita, y salía por la colita hiladita
y torcidita.
Y
entonce vienen y le matan la corderita. Y la mandan a lavar la
pancita al río. Y ella lloraba y lloraba... Y cuando 'taba lavando
la pancita, viene un pez y le lleva la pancita. Y lloraba y
lloraba... Y se le aparece un viejito que era Dios. Y le dice:
Entonce
ella ha ido, le ha acomodado, le ha limpiado, le ha dejado bien
limpia la casa. Entonce va ande 'ta el viejito. El viejito le dice:
-Te
vas a llevar el vaso con agua. Cuando cante el gallo, bajá el vaso y
cuando rebuzne el burro levantá el vaso. Y atate bien la cabeza, así
no te ven en la casa.
Y
se va. Canta el gallo y baja el vaso, y le cae una estrella en la
frente. Rebuzna el burro y levanta el vaso.
Y
entonce las otras le preguntan cómo había pasado eso. Ella les
cuenta. Entonce al otro día mata una oveja una de las hermanastra y
se va a lavar la pancita. Y lloraba y lloraba... Y vino el pez y le
llevó la pancita.
Bueno,
va, le quema la casita, le tira todo y le trae el vaso con agua. Y
entonce le dice:
Bueno.
Se va a su casa. Esa noche, canta el gallo y levanta el vaso; rebuzna
el burro y baja el vaso y le cae la cosa del burro en la frente.
Entonce ella se puso muy desesperada. Y entonce va y si ata la cabeza
ella. Y le preguntan:
Y
entonces había una fiesta, y el Rey las invita. Y claro, no la
querían llevar a la Cenicienta. Y le decían:
Y
del zapallo forma una carroza. Y de unos ratones forma los caballos.
Entonce le trae un vestido muy lindo, unos zapatos, unos collares. Y
queda bien arreglada como una princesa. Y entonce le dice:
-Cuando
toquen las campanas de las doce de la noche, venga, porque si no se
le va desaparecer todo, ¿no?
Y
él la recibe. Y con ella no más bailaba.
Y
entonce, después que ha bailado toda la noche tocan los campanazos
de las doce de la noche y sale corriendo y pierde un zapatito...
El
Príncipe ha recogido el zapato y ha empezado a buscar esta niña tan
linda que tenía una estrella en la frente.
Cuando
llegó a la casa de la Cenicienta, una de las hermanastras se cortó
los dedos para que le entrara el zapato, pero la vieron. La otra se
cortó el talón, pero la vieron. Entonces empezaron a preguntar de
quién era el zapatito.
Jorge
Eduardo Busto, 13 años.
Copacabana.
Tinogasta. Catamarca, 1970.
El
narrador oyó el cuento a los padres y a los abuelos.
Cuento
1034. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 072
No hay comentarios:
Publicar un comentario