Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 8 de febrero de 2015

La carta que dios mando a la madre .1008

El camino del cielo

Dicen que había tres hermanos. Querían trabajar. Uno de ellos, el mayor, salió a buscar trabajo y que llegó a la casa di un viejito. Y que le dice el viejito:
-Yo te voy ocupar pa que vas a llevarme una carta a mi madre.
Después le dio de comer bien. Lo despachó y se fue.
De ahí que si había cansado en el camino, en la mitá del camino, y se volvió.
Le dice el viejito:
-¿Cómo ti ha ido?
-Bien.
-¿Has visto a mi madre?
-Sí.
-¿Qué ti ha dicho?
-No me dijo nada -que le dice.
-Qué querís que te pague, ¿diez cargas de carbón o diez cargas de plata?
-Diez cargas de plata. ¿Qué voy hacer con el carbón? No me beneficia nada a mí.
Bueno... Le dio las diez cargas de plata y se fue.
Llegó a la casa. Les dijo a los padres que traía diez cargas de plata y cuando fueron a descargar eran diez cargas de carbón. Si ha ido el segundo y ha llegado a la casa del viejito.
-¿Quí andás haciendo, muchacho?
-Buscando trabajo.
-¿Querés llevarle una carta a mi madre?
-Cómo no.
-Tomá. Comé bien y andate, llevá esta carta a mi madre.
Si ha ido. Se fue un poquito más allá de que fue el otro. Se cansó. La tiró a la carta. Se volvió. Le dice el viejito:
-¿Cómo ti ha ido?
-Bien.
-¿La has visto a mi madre?
-Sí.
-¿Qué ti ha dicho?
-Nada, no mi ha dicho nada.
-Y bueno...
-Qué querís que te pague, ¿diez cargas de plata o diez cargas de carbón?
-Y, diez cargas de plata, qué vuá hacer con el carbón.
Llegó a la casa y cuando fue a descargar, todas las cargas en vez de plata eran de carbón.
Se fue el menor.
Bueno... Llegó a la casa del viejito buscando trabajo. Lo ocupó. Le dice:
-Te vuá ocupá, chico. Vas a llevar esta carta a mi madre. Montá el burrito y ande se hinque, áhi es.
-Sí, señor, si vuá ir.
Si ha ido. Ya lejos, ha llegado a un río de leche. Ha pasado. Ha llegado a un segundo río, un río de agua. Ha pasado. Ha llegado a un tercer río, un río de pus. Ha pasado. Ha pasado más allá. Ha encontrado dos colgados de la lengua. Ha ido más allá y ha encontrado dos piedras dandosé una con la otra. Ha ido más allá. Ha encontrado otras dos piedras dandosé la una con  la otra. Ha encontrado una vaca abajo di un árbol. El ternero arriba (la vaca abajo) voltiándole hojas para la vaca. Ha ida más allá. Ha encontrado unos alfalfares muy lindos con mucha hacienda flaca, muriéndose de flaca. Más allá ha encontrado un campo desierto con la hacienda gorda. Y ha ido más allá y llegó a una casa y si arrodilló el burrito.
Y llegó él. Era, parecía el cielo. Llegó. Se encontró con la señora. Le recibió la carta. Lo entró para adentro. Lleno de flores toda una inmensidá. Hermoso todo. Había muchos chiquitos. Todos acarriaban agua, dice, para el jardín. Parecía que esa señora era la madre de Dios. Estuvo un año, él, ahí, y creía que era un ratito. Que le dice la señora:
-Bueno, hijo, ya es propio que te vas. Llevá el contesto, dice, a mi hijo, y decile que estoy bien.
Se vuelve él, de allá con el contesto. Vuelve, a la casa del viejito, y el viejito le dice:
-¿Cómo ti ha ido, hijo?
-Bien.
-¿Qué ti ha dicho mi mama?
-Ya li ha mandau la carta. Aquí 'tá el contesto.
-¿Qué has visto en el camino?
-Hi visto un río de leche.
-Ésa es la leche qui has tomáu de tu madre cuando has nacido. ¿Qué más has visto?
-Hi visto un río de sangre.
-Ésa es la sangre que derramó tu madre cuando ti ha tenido. ¿Qué más has visto?
-Hi visto un río de agua.
-Ésas son las ládrimas que derramó tu madre para que vos te guíes en este mundo. ¿Qué más has visto?
-Hi visto un río de pus.
-Ésa es la pus que ha despedíu tu madre. ¿Qué más has visto?
-Hi visto unos dos colgados de la lengua.
-Ésos son tus hermanos. Están colgados por embusteros. ¿Qué más has visto?
-Hi visto unas piedras dandosé unas con otras.
-Son las malas comadres. ¿Qué más has visto?
-Otras piedras que se daban unas con otras.
-Ésos son los malos compadres que pelian en esta vida. ¿Qué más has visto?
-Hi visto un árbol con un ternero arriba y una vaca abajo, voltiandolé hojas.
-Ése sos vos que estás ganando un peso para que coma tu madre. ¿Qué más has visto?
-Hi visto unos alfalfares de lindos, con una hacienda muy flaca.
-Ésa es la hacienda de los ricos. ¿Qué más has visto?
-Un campo muy pelado con la hacienda muy gorda.
-Ésa es la hacienda de los pobres. ¿Qué más has visto?
-Y nu hi visto más nada. Ya se arrodilló el burro y llegó a una casa muy linda, llena de flores, salivó la señora y me recibió la carta y me hizo quedar.
-Bueno, ahí es la gloria -dice. Ahí es la mansión de la gloria. Áhi está mi madre. Todas esas criaturas qui has visto -dice- son los angelitos que están con ella ahí.
-Bueno, hijo, has hecho muy bien tu mandado. Qué querés que te pague, ¿diez cargas de plata o diez cargas de carbón?
-Y, diez cargas de carbón, no más -dice- plata no quiero.
-Bueno, hijo. Bien, sos un gran hombre. Ite con estos carbones. Buscate unas petacas, guardá el carbón ahí. Dentro de una semana destapalo y ya verás tu provecho.
Mientras de eso quedó rico con el carbón, que ganó porque se le convirtió en plata. Cuando abrió las petacas todo era plata. Los padres se pusieron muy contentos y todos quedaron muy ricos.

Rosario Pastrana de Gómez, 46 años. Fuerte Quemado. Santa María. Catamarca, 1968.

Mujer de pueblo, de este caserío rural. Ha concurrido a los primeros grados de la escuela primaria.

Cuento 1008. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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