Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 8 de febrero de 2015

La carta .1014

Éste que era un padre que tenía tres hijos. Cuando ya fueron grandes le dijo el primero:
-Padre, echemé la bendición para irme a rodar tierra.
El padre no quiso, y el niño le pidió de nuevo hasta que por fin le dio y se fue.
Llegó a una casita donde alojaban todos los viajeros. Allí trabajó con el viejito dueño de casa para ganar algo y al irse le dijo al viejo que le arregle la cuenta que ya se iba. El viejito le contestó que si quería un Dios se lo pague o el dinero. Y el muchacho que quería la plata. Le pagó y siguió su camino y al llegar a la ciudad murió.
Después de un tiempo el segundo hijo le dijo al padre que le dé la bendición para irse a rodar tierra. Pasó lo mismo que con el primero y murió.
Al tiempo le dice el tercer hijo, que también se iba, aunque el padre ya quedaba solo, pero le dejó ir.
Este niño llegó a la casita. Allí trabajó un buen tiempo. Un día lo mandó el viejito que ensille un burrito y se vaya a dejar una carta a su madre, que se llamaba María y que vivía muy lejos. El niño no la conocía, pero el viejito le enseñó el camino que tenía que seguir. Además le dijo que cuando encuentre algún río de agua colorada, el burrito secará el agua y pasará, y así fue.
Encontró en el camino un gran río cristalino y el burrito dobló la rodilla y el agua se secó. Más allá encontró otro río con agua colorada, el burrito lo secó. Y luego encontró otro con agua blanca y también se secó. Después llegó a unos árboles donde estaban dos hombres colgados de la lengua y dandosé uno contra el otro y el niño pasó por me dio de ellos. Llegó más allá donde estaban dos peñas golpeandosé una contra la otra. Las miró y pasó.
Más allá encontró un ganado flaco y lleno de piojos, pastando en un alfalfar florido, y otro potrero con ganado gordo en el suelo seco, sin tener qué comer. Llegó por fin a la casita. Entregó la carta y la señora, después que descansó y durmió un rato el niño, le dijo que se vaya con el contesto. Había dormido muchos años.
El niño se fue y al llegar le contó al viejito todo lo que había visto en el camino y él le dijo lo que contenía todo lo que el niño vio.
-El agua clara son las lágrimas que derramó tu madre por vos; el agua colorada es la sangre que derramó tu madre por vos; los hombres son tus hermanos que murieron y fueron malos hermanos. Las peñas son dos malas comadres. El ganado flaco son los ricos que gozan en esta vida y por sus injusticias padecen en la otra. El ganado gordo son los pobres que sufren en esta vida para gozar en la gloria. El niño quería seguir ya su camino. Le pidió al viejito que le arregle y éste le preguntó si quería la plata o un Dios se lo pague para que lo ayude. Él dijo que quería un Dios se lo pague que vale más que la plata. El viejito sacó una cajita de virtú y le dio, y le dijo que cada vez que la abra saque de ella un solo real. La recibió y siguió su camino, después de pedirle su bendición.
Andó un poco y empezó a sentir música y cantos en el aire. Se paraba y miraba a cada rato, pero no podía ver nada. En seguida se vio rodeado de ángeles que lo invitaban al cielo. Él aceptó y lo llevaron en cuerpo y alma, porque había mandado el viejito, que había sido el mismo Dios, y la señora, a la que mandó la carta había sido María Santísima.

Jesús V. de Bruna, 75 años. Guandacol. General Lavalle. La Rioja, 1950.

No es común esta forma esquemática de narrar. Sólo se hace en circunstancias muy particulares.

Cuento 1014. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

0.015.1 anonimo (argentina) – 072


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