Era
un rey casado. Estaba con la señora mirando por un río, y iba por
el río una embarcación. El esposo decía que era lancha, ella decía
que era barco. Y le dice el esposo:
-Palabra
de Rey no vuelve atrás: si es lancha usté pena de la vida, y si es
barco, igual, yo peno de la vida.
Y
ella aceptó. Y mandó unos propios a ver. Era barco de vela. Los que
jueron sentían del Rey y dijieron:
Antonce
llevó el libro y se jue por el monte con eso tre mismo que jueron a
vé el barco. Y se conversaban y decían:
Le
dejaron. Se despidieron de ella y volvieron.
Estaba
leyendo una tardecita. Se le caían la lágrima de lo ojo. Llega una
leona. También estaba de encargue la leona, y la señora también.
La señora tenía miedo que la iba a comé, pero la leona se acercó
por ella y se refrejaba y la olía como que le decía, ¡vamo! Y ella
le seguía a la leona.
Le
llevó en una cueva grande, en un árbol seco, a la señora. Ahí
llegaba, la noche y dormía la señora y la leona. La leona le
defendía de lo tigres. Llegó un día, y la señora tuvo un varón y
la leona do leoncito. Ese día llegó una señora de cabello largo a
asistir a la señora, en el momento de tener el hijito. Y sacó una
hebra del cabello de la señora y le ató el ombligo a la criatura.
Y
despué caminó y jugaba con lo leoncito. Le puso Juan, y la señora
le dijo que le iba a llamar Juancito de León, porque era la leona
que lo cuidaba a todo. La leona se rebuscaba fruta del monte, y hoja
y raíce, y así vivía la señora y la criatura.
Fue
quedando grande la criatura y se iba lejo con lo leoncito. Un día se
jue muy lejo y vio Juancito una casa muy linda. Y le dijo a lo
leoncito.
Y
lo leoncito se quedaron. Lo leoncito entendía todo lo que le decía
Juancito. Bueno... Antonce él llegó. Era un palacio de un gigante
que mataba toda la gente que encontraba. Él entró y subió a un
altillo. El gigante 'taba de paseo. Juancito vio una gurisa linda. El
gigante le había robado y la trajo porque era tan linda. Era hija de
la señora que le cortó el ombligo. Él le decía agüelita a esa
señora. La gurisa le dijo:
Y
él le dice:
Ella
le dio todo lo que le pidió y que no volviera porque el gigante le
iba a encontrá. Él le dijo que no le tenía miedo a nadie. Pero se
jue. Pasó uno día. Le llevó a la madre tanta ropa y de comé, y se
quedó almirada. Y tuvo que vestise de tanto tiempo que ya no se
vestía.
Otro
día intentó Juancito de León venir a la casa del gigante. Le pidió
a la gurisa de comé y ropa. Ella le pidió que se retire, que le iba
a fundí el gigante si venía. Y se retiró. Le encontró cerquita
del palacio al gigante. Le habló el gigante:
El
gigante pasó al palacio. Sacó do espada, una para él y otra para
Juancito. Y se dieron una topada. Juancito se dejó castigar. Depué,
a la otra topada, le cortó una oreja al gigante. El gigante se
enfureció y lo quiso matar. Juancito empezó a hincarle con el
cuchillo y le pidió que le dejara que le iba a entregá las llaves
de la casa. Y lo golpeó mucho Juancito al gigante, y lo dejó por
muerto.
-Gracia,
Juancito. Me voy con mi familia, pues, el gigante me trajo de mi
madre hace mucho tiempo. Pero lo que te voy a decir Juancito, que te
cuidé mucho, porque ése no 'tá muerto.
-Pues,
no ha de vivir más. Le voy a encerrar en el calabozo del palacio,
por tanta injusticia que hizo. Que se muera de hambre ahí.
La
guaina se jue a vivir con la madre, con la señora que le cortó el
ombligo a Juancito. Vivía cerca y Juancito la visitaba. La señora
adivinaba todo. La señora curaba y adivinaba.
Un
día Juancito salió a cazá. Llegó a la casa de la agüelita. Ahí
'taba la guaina. Ella, contentísima con Juancito que le devolvió la
hija. Le dijo:
-Mire,
mi hijo, en el calabozo, el gigante está casi sano. No murió de
hambre. A su madre le tiene en un mal traer.
El
gigante sabía cuando salía Juancito. Le empezaba a judear a la
señora y ella de miedo no le contaba al hijo.
-Mire,
Juancito, andate en este caballo y tomá esta bolsa, llevate con vos,
porque hoy te va a matar el gigante. Decile que te pique y te ponga
en esta bolsa y que ponga la bolsa en el caballo, pa que te lleve
lejo.
Cuando
jue al palacio del gigante, encontró la madre muerta. Estaba
llorando sobre la madre muerta Juancito y le saltó sobre él el
gigante. Y cuando le cazó el gigante le dijo:
-Te
pagaré. Pero cuando me matés me ponés en esta bolsa y tirame sobre
este caballo que me coma los caranchos.
El
gigante lo mató a Juancito. Le picó ñudo por ñudo y le puso en la
bolsa, y le puso sobre el caballo. Y quedó contento porque ya creyó
que no podía vivir más.
El
caballo le llevó derecho a la casa de la agüelita. La guaina le
agarró y sacó todo el cuerpo de Juancito y añidió todo bien y le
puso bien sobre una mesa. Y le puso aceite a todo, ñudo por ñudo, y
la viejita rezaba.
A
media noche la viejita dijo:
Juancito
se movió. Le velaron toda la noche y él resucitó. Le tuvieron unos
cuantos tiempos con ellas. Despué le dio una corneta, la viejita, y
le dijo:
-Pasá
por esa serranía y tocá esta corneta. Resucitarán lo muertos y te
acompañarán a matá el gigante.
Así
lo hizo Juancito. Jue a la serranía y tocó la corneta. Lo muerto se
levantaron todo que eran mile. Se jue al palacio. El gigante cuando
lo vio a Juancito lo conoció. Y vio tanta gente que tuvo miedo.
Disparó y dentró en el calabozo y se encerró. Juancito mandó
cortar mucha leña y hizo grande el juego con toda la leña que
cortó. Y jue, sacó al gigante del calabozo y le tiró al juego. Le
quemó. Dejó libre a toda la gente que había muerto el gigante, y
él se quedó con su do hermano leones en el palacio. Depués se casó
con la guaina y llevó también a la agüelita. Y vive contento hasta
ahora en el palacio.
María
Ramírez de González, 48 años.
Yapeyú.
San Martín. Corrientes, 1952.
La
narradora es la curandera más
famosa de la región. Me dicta los cuentos que oyó desde niña en
una pequeña habitación, a la luz de las velas de su altar
profesional, atestado de figuras de santos, mientras esperan afuera
sus enfermos. Ha interrumpido sus consultas para que yo anote los
cuentos viejos del pueblecito en donde nació nuestro héroe máximo,
el general don José de San Martín.
Cuento
1082. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 072
No hay comentarios:
Publicar un comentario