Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 5 de febrero de 2015

Juan sin miedo .963

Los tres picos de amores

Era un joven que era muy valiente para peliar. Le pidió al padre que le regalara un puñal que él tenía, para salir a rodar tierra. Y se fue.
En un camino se juntó con un gaucho, que era valiente igual que él. Entonce Juan sin Miedo lo desafió a peliar.
Y se juntaron. Cada uno con un puñal. Peliaron hasta que quedaron cansados los dos. Ninguno de los se cortaron.
De la gran ses que tenían se jueron a un rancho que devisaron a pedir agua. Al llegar al rancho, no había gente.
Juan sin Miedo que era el más valiente, devisó para adentro de la casa. Y detrás de la puerta había una tina con agua. Y entonce le dijo al compañero:
-Aquí hay agua, venga, vamos a tomar.
Y el compañero le dice:
-Dentre a tomar usté primero y después voy a tomar yo.
Cuando Juan sin Miedo se agachó a tomar agua, una víbora que 'taba adentro del tacho, le pegó un picotón. Entonce Juan sin Miedo la tomó con una mano de la cabeza doblandolá contra la orilla 'el tacho y se puso a tomar agua. Y lo llamó al compañero para que aprovechara de tomar agua, mientra él la tenía a la víbora. El compañero tomó agua y salió en seguida afuera. Entonce la víbora le dijo a Juan sin Miedo:
-Yo soy una niña encantada de los diablos. Si usté -le dice la víbora- se anima a peliar tres noches con los diablos, yo volveré a ser niña como era ante.
Entonce Juan sin Miedo le dijo que iba a hablar con el compañero. Y le dijo el compañero que 'taba bien. Entonce volvió Juan sin Miedo adentro de la pieza y le pidió los datos cómo tenía que hacer para peliar con los diablos.
La víbora le dijo que tenía que peliar tres noches y ella podía arreglar cualquer asunto, basta que cuando peleen con los diablos, no vayan a decir ¡ay! Que ellos, ojala los maten los diablos, basta que ellos no digan ¡ay! los pueden hacer ceniza, que ella los haría vivir otra vez. Pero si ellos decían ¡ay!, a ella ya no le alcanzaba el poder para poderlos salvar.
Se quedaron y esperaron para peliar con los diablos.
La primera noche peliaron con los diablos. Al compañero de Juan sin Miedo, al pegarle una puñalada los diablos, dijo ¡ay! y se perdió para siempre. Juan sin Miedo siguió peliando hasta que lo mataron, pero sin decir ¡ay! Lo quemaron los diablos y le aventaron la ceniza. A las dos horas Juan sin Miedo estaba vivo. Y ya la niña estaba medio cuerpo hecha cristiano.
La segunda noche volvió a peliar con los diablos. Lo volvieron a matar, pero no dijo ¡ay! A las dos horas estuvo vivo. La niña estaba más de medio cuerpo hecho cristiano. La tercera noche volvió a peliar. Lo volvieron a matar y no dijo ¡ay! Lo volvieron a quemar y le aventaron la ceniza. A las dos horas volvió a vivir. La niña ya 'taba toda hecha cristiano. No volvieron más los diablos. Se acabó el encanto.
Ella le habló a Juan sin Miedo y le dijo que ellas eran tres hermanas y que las tres estaban encantadas de los diablos. Que una era un limón que 'taba en la ventana y la otra era una planta de durazno que 'taba más retirado de la casa ande 'taba ella. Y que para desencantarlas, que él tenía que cuidar el durazno y ella iba a cuidar el limón durante dos días, para que puedan volver las niñas como eran antes. Y le dijo a Juan sin Miedo:
-Va a venir un negro con una copa de licor a envitarlo. Usté no vaya a querer tomar, porque usté se va a morir y le van a robar el durazno.
Entonce Juan sin Miedo se jue a cuidar la planta de durazno. Y ya llegó el negro. Entonce Juan sin Miedo, cuando vino el negro sonriendosé, en envitarlo con el licor, Juan sin Miedo, intentó, con una mano agarrar el vaso, y con la otra mano intentó pegarle una puñalada. Y al hacer el ademán, le saltó una gota de licor en la boca y cayó al suelo, en forma de muerto. Y el negro le robó el durazno.
Bueno... Al ver la niña que este joven no iba para ande ella 'taba, después de dos días, se vino a verlo y lo halló muerto. Ella se puso a llorar porque ella se quería casar con él, y de ver que no daba señal de vida, le dejó un pañuelo bordado con las iniciales de ella, en un bolsillo del saco, donde le decía, si por las dudas viviera: «Si me quieres ir a ver, andá a Los Tres Picos de Amores, que ahí me encuentro yo».
Al poco rato que ella se jue del lado de él, Juan sin Miedo volvió en sí y se jue a ver a la niña al rancho donde 'taba el limón y no encontró ni el limón ni la niña. Y se largó a llorar por los campos. Al estar sentado bajo de un árbol, pensando en ella, se empezó a buscar en los bolsillos y encontró el pañuelo donde le decía: Si me quieres ir a ver, andá a Los Tres Picos de Amores. Este joven, desesperadamente no hallaba adonde ir a preguntar en dónde quedaba ese lugar, hasta que por fin devisó un palacio en donde había toda clase de bichos. Y llegó a preguntar que si no conocían ese lugar. Le preguntó al Reis del palacio.
El Rey le contestó que iba a preguntar a todos los bichos del mundo que asistían ahí. Y el Reis, con una flauta llamó a todos los bichos y les preguntó que si no conocían ese lugar. Los bichos contestaron que nunca habían sentido ni nombrar ese lugar. Entonce Juan sin Miedo le preguntó al Rey que adónde podía ir a preguntar, que le dieran noticia.
Entonce el Reis le dio un papel escrito para que vaya a la casa de otro Reis donde había todas las clases de aves de todo el mundo.
Y se dirigió a la casa 'el Reis y le entregó el papel. Entonce el Rey le dijo que iba a preguntar a las aves. El Reis con una flauta llamó por primera vez y se asentaron en los árboles y en el suelo, cantidades de aves. Y les preguntó si no conocían ese lugar, Los Tres Picos de Amores. Y las aves contestaron que no habían sentido ese nombre. Pero un icaco pidió la palabra al señor Reis y le dijo que había sentido conversar a l'águila renga, que ella 'taba envitada para un casamiento en esa ciudá, pero que no sabía en dónde era. El Rey por segunda vez volvió a tocar la flauta y la águila renga era la única que faltaba. No apareció a la segunda llamada. Vuelve a tocar la flauta por tercera vez y se sentó en un árbol abriendo las alas de cansada. Le pregunta el Rey de las águilas que por dónde había andado. Y le dijo que había estado en Los Tres Picos de Amores, donde se casaba la hija de un Rey. Juan sin Miedo le preguntó que si no podía hacer el favor de llevarlo a Los Tres Picos de Amores. Ella le contestó que era muy imposible porque estaba muy cansada. Tanto le rogó él que le acetó de llevarlo.
Bueno... Le dijo que lo iba a llevar. Lo que sí, tenía que buscar diez capones para que le diera de comer a ella durante el viaje porque estaba muy lejo y había que atravesar la mar.
Juan sin Miedo buscó los diez capones y los hizo en forma de un collar y se lo puso al águila. Y él subió sobre las alas. Y l'águila remontó vuelo con toda esta carga.
Cada vez que ella pedía carne tenía que darle un capón.
Ante de llegar a tierra, por varias ocasiones l'águila le pedía carne y ya no había. Entonce, Juan sin Miedo se cortó un pedazo de carne de la pierna de él y le atravesó en el pico. Y llegó a tiempo al frente del palacio. L'águila renga al ver que le salía tanta sangre a él de la pierna, le preguntó qué le pasaba. Entonce él le dijo que como la carne le faltó para dar cumplimiento a ella, se tuvo que cortar un pedazo de la pierna de él para darle. L'águila renga devolvió la carne de él que había tragado y se la vuelve a pegar en la pierna. Quedó como si no se hubiera cortado nunca. Y entonce l'águila renga le dio una piedra de virtú para que él pida lo que él quiera pedir con eso. Y l'águila se despidió y se volvió al palacio de las aves.
Entonce Juan sin Miedo le pidió a la piedra que lo hiciera formar un viejo sucio y todo rotoso, y se dirigió adonde era el casamiento de un príncipe con la niña, la hija del Rey. Al llegar allí unos metros antes de llegar, el Reis lu hizo sacar a patadas. En seguida volvió a insistir. Entonce el Príncipe pidió que lo dejaran llegar para ver qué es lo que quería hacer.
El viejo éste, se dentró adentro de la pieza donde 'taban los novios y se puso al lado de la puerta, a limpiarse los ojos, y en seguida sacó un pañuelo del bolsillo del saco y lo abrió haciendosé que se quería limpiar la nariz. Y entonce lu alcanzó a ver la niña y conoció el pañuelo. Pegó un salto dejandoló al novio y lu abrazó a Juan sin Miedo, diciendo:
-Éste es mi novio.
Áhi no más los agarraron a los dos, a la niña y a Juan sin Miedo y los echaron al corral de chanchos. Era en horas de la noche.
Al otro día temprano se levantaron los sirvientes del Rey, como de costumbre. Entonce devisaron, a corta distancia, un palacio mejor que el del Rey.
Y ése era el palacio de Juan sin Miedo que pidió a la piedra de virtú que le dio l'águila renga. Y áhi se casó con la niña y jue la almiración de todo el mundo. Y vivieron felices muchos años.

Agustín Cruz Bustamante, 40 años. Villa de María del Río Seco. Córdoba, 1952.

El narrador es nativo del lugar. Trabajador rural. Ha concurrido a la escuela local.

Villa María del Río Seco: Viejo pueblo del norte de Córdoba que conserva sus costumbres tradicionales y en donde nació Leopoldo Lugones.

Al cuento tradicional se han agregado otros motivos.

Cuento 963. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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