Había
un matrimonio que si había casado muy joven y muy pobre. Tenía una
yuntita de güeyes y una carreta. Nada más que con eso se pasaban la
vida. Dice que el marido tiraba leña para ganarse la vida. Y así
había comenzau él a trabajar hasta que había llegau a ser muy
viejo.
-Pero,
qué desgracia que habimos en la juventú y himos llegau a ser tan
viejos, y que Dios no los ha dado un hijo para nuestra pobreza.
-Debimos
hacer una promesa a Dios y a la Virgen a ver si los da un hijo,
siquiera -y si apromesaron a Dios y a todos los santos.
Y
al día siguiente de la noche que si apromesaron, amanece encinta la
viejecita, y a los tres días nació un niño. Y cuando nació, nació
hablando. Y dice que nació grande, de mucha musculatura y muy
velludo, medio parecido al Ucumar. A los dos días de haber nacido
que le dice a la madre Juan, que ese nombre le pusieron:
Y
lo llevó la madre a la escuela. Y cuando llegó a la escuela,
quieren salir todos los niños, y lo miran y le tiraban los vellos. Y
a Juan ya no li había comenzau a gustar. Y ya pasó adentro de
clase. Y claro, como 'taban áhi sentados, que unos niños li habían
tirau los vellitos y no li había gustau y se da güelta Juan y les
pega. Y que había pasau como cinco bancos para atrás. Y cuando
volvió ya era un lamento el grado. Y que le había dicho el maestro
a los niños que lo pillen, y ha ido el maestro, y li ha pegau al
maestro y lu ha largau hasta cerca del pizarrón. Y él ha salido. En
lo que sale para la casa, sale también el maestro a la comisaría. Y
en eso que sale un agente a quererlo agarrar a Juan, y que Juan li
había pegau un chirlo con la mano abierta no más, y lu había
enterrau en la arena pa abajo. Li había sacau el sable y la gorra y
había seguido pa la casa de los padres. Una vez qui ha llegau -que
los padres de que ha nacíu ya le tienen miedo- les dice a los
padres:
Entó
que él había agarrau este camino ande le habían dicho que había
tigres, y había seguido muy lejos. Y él sigue y sigue ande había
leña fácil, porque él quería arrancar y hacer ver su juerza. Ya
cuando 'tuvo lejo había visto muy mucha leña. Entonce si había
bajau y había comenzau a quebrar árboles. Entó que le sale un
tigre y le mata un güey. Entó le dice él al tigre:
-Matalo
no más, pero sabete bien que vas a ir de compañero del otro, porque
yo no voy a ir con un solo güey.
Y
claro, como el tigre es feroz, lu ha querido saltar. Y él lu ha
pillau de la cabeza y las manos y lu ha ayuntau con el güey, bien
atau para que no vaya a morder al güey. Y que comenzaba a brincar y
el güey que le tenía mucho miedo.
Entonce
mató el tigre y le entregaron un güey para compañero del que
tenía. Y ya quedó conforme él, vendió la leña y se jue a la casa
de los padres y les llevó la plata.
Y
Juan sin Miedo siguió tirando leña para vivir con su familia.
Juan
sin Miedo jue a una casa, ande asustaban, a pasar la noche. Áhi cayó
del techo un muerto. Él lo pelió. Era una alma en pena y le dijo
que lu había salvado y le enseñó ande tenía un entierro y se
desapareció. Así quedó rico y vivió feliz con sus padres muchos
años.
Y
pasó por un zapato roto
para
que usté me cuente otro.
Gregorio
Fernández, 43 años. El Líbano. Anta. Salta, 1952.
Buen
narrador. Peón de campo que trabaja en las tareas propias de la
ganadería. Ésta es la región llamada de los gauchos salteños.
Cuento
916. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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anonimo (argentina) - 069
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