Dice
que había un hombre muy flojo. Que li habían puesto el apodo de
Juan Flojo. Porque era flojo, flojo.
Ande
vivía Juan Flojo había un rey muy rico. Y que de verle tan flojo
que había ordenáu a uno de sus guardias que lo arrojaran lejo,
lejo, para que lo coman las fieras.
Y
por casualidá pasó un carro que había, a trair leña, y Juan Flojo
le pidió que lo volviera a llevar. Y lo volvieron a llevar. Y el Rey
estaba consentido que a Juan Flojo lo habían comido las fieras. Y
estos leñadores lo llevaron, y al verlo el Rey quedó asombrado.
Y
cuando la tuvo en su poder, todo lo que le pedía le concedía. Y que
le hace el pedido de que en ese momento se le presente un naranjo con
muchas naranjas, y que en ese momento le caigan peladitas en la boca.
Y después que dice que en ese momento que pase un arroyito bien
finito por mi boca que tengo sé. Y todo le daba, en el momento, la
varita mágica.
Y
el Rey dice que tenía una hija muy linda y que a nadie quería darle
la mano para que se case.
Y
el Rey enfurecido viene y la ve así a la hija. Y que toda la
servidumbre que tenía la había tenido para cuidar la Princesa. Y
como no podía saber quén era el padre, que el Rey puso una pelota,
y dijo que el que la patie, ése es el que le hereda el hijo de la
Princesa.
Y
va Juan Flojo, en el campo ya, y le dice: «varita mágica quiero que
en este momento se me haga una población más grande y un palacio
más grande que el del Rey».
Y
en eso el Rey había salido a cazar. Y lo ve al palacio y lo almiraba
tanto que deseó de visitar al Rey que había áhi. Y cuando averigua
a los guardias sabe que es de Juan Flojo.
Silvia
Marina Tarifa, 19 años. Amaicha del Valle. Tafí. Tucumán, 1951.
Muchacha
del pueblo. Trabaja en servicio doméstico. Ha concurrido a la
escuela primaria.
Variante
del cuento tradicional.
Cuento
1093. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 072
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