Diz
que en una casa, un matrimonio tenía una niña muy bonita. Y diz que
la madre la cuidaba muy mucho. Que en una piecita separaíta, diz que
la tenía, pero al laíto ande dormían el matrimonio. Que la niña
era muy bonita, como no había otra. Que se llamaba Guimán. Y áhi
diz que cada vez que se dispertaba la madre, le llamaba a la niña
para ver si estaba en su dormitorio. Que la llamaba varias veces, en
la noche. Diz que no lo dejaba dormir al viejito, porque a cada rato
decía:
Y
bueno, esta niña que era tan bonita, que encontró un novio. Y el
novio que se quería casá con ella, pero diz que tenían miedo que
la madre no la iba a dejar casar. Y él para que no la haga resentí
a la madre que le había dicho que no le avise a la madre que él se
está por casá con ella. Y que el novio era un joven muy bueno. Y
que él le ha dicho a la niña cómo iban a hacer para casarse y que
la mamita la deje casarse y no se oponga. Y áhi dice que la
niña le ha dicho que iban hacer lo que ella dijiera. Y áhi dice que
la niña dejó tres escupidas pa que contesten por ella. Y que han
salido y han ensillado un caballo que daba un tranco de una legua. Y
se han ido.
Que
el viejo la retaba a la vieja porque no lo dejaba dormir, y que ella
le ha dicho que le parecía que la niña se le andaba por ir.
Que
la desconocía porque era una voz muy delgadita. Y que el viejo se
enojaba porque no lo dejaba dormir, y que la vieja se ha levantau no
más.
-¡Ay!
¡Ay! -que ha gritado la vieja. Me han robado m'hijita. Ya no está
en su camita.
Diz
que había teníu la vieja una chancha grande, como ternero, y que
era negra, y que de un tranco pasaba tres leguas. Y áhi dice que la
vieja agarra un lazo y le pone medio bozal a la cucha negra, y se
monta hecha varón. Ha salido a buscar la niña. Que corría la
chancha y que hacía ¡Cros!... ¡Cros!... ¡Cros!...
Diz
que que el joven y la niña habían andado toda la noche, y que ya
había síu la madrugada. Entó que le dice la niña:
Entó
diz que la niña tiró un pañuelo blanco. Áhi dice que s'hizo una
gran niblina. Que ha llegado la madre y que se ha perdido en el medio
de la niblina y que no ha podido pasar. Nai, al fin ha podido pasar y
que ya los iba alcanzando a la niña y al joven.
Y
ya que la niña había tirau un peine, y que se había hecho un campo
de espinas. Diz que la viejita no podía pasar. Que áhi andaba y
andaba y la cucha se clavaba espinas. Nai, que al fin ha pasado y que
los iba alcanzando a la niña y al joven.
La
niña y el joven han visto que la madre iba llegando y le han tirau
un espejo, y que se ha hecho un gran río. Que áhi la ha atajau el
río. Y que la cucha quería pasar el río y casi la llevaba l'agua.
Y diz que así estuvo mucho tiempo tratando de pasar y no ha podido.
Diz
que en ese tiempo los novios se han casado en la otra banda del río
y han venido, y la han abrazado a la viejita y le han pedido perdón.
Y diz que la viejita lloraba porque le han llevau la hija, pero que
al fin los ha perdonado y se han vuelto todos juntos.
Manuela
Emilia Sosa, 38 años. Villa Salavina. Salavina. Santiago del Estero,
1951.
Lugareña
rústica, bilingüe quichua-español.
Variante
del cuento tradicional con un final nuevo.
Cuento
873. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 069
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