Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 5 de febrero de 2015

Flor de Lipa .869

La princesa que rompía de noche siete pares de zapatos

Había una vez un matrimonio viejito, viejitos eran. Tenían tres hijos. Uno se llamaba Pedro, el otro Juan y el menor Diego. Entonce eran muy pobres, y un día le dijo Pedro al padre si él podría salir a trabajar. Y el padre le dijo que sí, que saliera.
Y viajó... Y llegó a la casa de una abuelita viejita, viejita era. Llegó a pedir alojo, si le daba permiso para dormir. Y la viejita le dijo que sí, que cómo no, que le daba alojo.
Alojó áhi. Y le pregunta la viejita si comen primero o rezan. Y el joven le dice:
-Comamos, abuelita, que para rezar hay tiempo.
Y comieron. Entonce el muchacho le pregunta a la abuelita si sabe ella de algún trabajo. Y la abuelita le dice que sí, que juera a la casa del Rey, que el Rey le iba a dar trabajo. De que el Rey le iba a dar trabajo que le vigilara una hija que salía de noche y gastaba siete pares de zapatos, y no sabían dónde se iba. Que sabían que se iba a bailar, pero lo que no sabían dónde iba.
El muchacho llegó a la casa del Rey y le pidió trabajo.
El Rey le dijo al muchacho que él temía un trabajo y que le iba a decir las condiciones. Que él tenía una hija que todas las noches se iba a bailar y gastaba siete pares de zapatos. Que si él descubría dónde iba, se la daba para que se case con ella y si no, le sacaba el cuero y lo empaderaba. Él dijo que bueno.
Bueno, ya le presentó el muchacho a la hija. La hija envitó al muchacho a cenar, y, cuando terminaron de cenar, le dio una copa de vino, que durmiera. Y al rato, el muchacho quedó durmiendo sin saber nada. Y ella se revolcó en unos chuicos, unos barros donde se revuelcan los patos. Y se volvió pata, y se fue. Y dijo cuando empezó a volar:
-Lechón para mi papá.
Y pasó por el Río Mar del Plata, y dijo:
-Adiós, Río Mar del Plata.
-Adiós, Flor de Lipa -le dijo el río.
Y pasó por el Monte hojas de oro.
-Adiós, Monte hojas de oro -le dijo.
-Adiós, Flor de Lipa -le contestó.
Y Flor de Lipa se fue a donde bailaban los diablos. Y áhi bailaba toda la noche y gastaba siete pares de zapatos. Y áhi cenaban bichos, culebras, sapos, arañas, esos bichos feos. Y todo tiraban abajo 'e la mesa, los güesos, y todo. Bueno... Y después, tarde 'e la noche, al canto 'e los gallos, ella se venía. Y llegaba a la casa, y el joven que la cuidaba 'taba durmiendo.
Y llegó ella y le dice al padre que el joven 'taba durmiendo. Entonce el Rey lo descueró vivo y lo puso en la pader, lo empaderó.
Y bueno... Ya hacía mucho tiempo que no volvía el hijo mayor y los viejitos 'taba preocupados. Entonce el otro hermano dice que va a salir a ver el hermano y al mismo tiempo si encuentra trabajo se va a quedar a trabajar junto con él. Entonce se vino Juan. Viajó también Juan y se vino a la misma casa de la abuelita a pedir alojo, lo mismo que hizo el otro. Y la abuelita le da alojo.
Y bueno... La abuelita le pregunta lo mismo, si rezan o cenan primero, y él le dice:
-Cenemos, que para rezar hay tiempo.
Después comenzaron las preguntas, si sabe del hermano ella. Y la viejita le dice que se jue a la casa del Rey a pedir trabajo. Y áhi le esplica la viejita cómo era ese trabajo. Y él se jue al otro día a la casa del Rey.
Y bueno... Habló con el Rey y le dio, el mismo trabajo que le había dado al hermano.
Y Flor de Lipa lo invita a cenar y le da en la comida una copa de vino de durmidera. Y el joven se duerme. Y se va Flor de Lipa. Lo deja durmiendo, y se va. Y dice:
-Lechón para mi papá.
Y pasó por el Río Mar del Plata, y dijo:
-Adiós, Río Mar del Plata.
-Adiós Flor de Lija -le dijo el río.
Y pasó por el Monte hojas de oro, y le dijo:
-Adiós, Monte hojas de oro.
-Adiós, Flor de Lipa -le contestó.
Y se fue a donde bailaba. Bailó toda la noche. Rompió siete pares de zapatos, y al canto 'e los gallos se vino.
Y entonce le dijo al padre que el lechón había quedado durmiendo. Y el Rey se vino, le sacó el cuero y lo puso en la pader -ése era el trato.
Y como los hermanos mayores no volvían, salió el menor, Diego, a ver qué pasaba y a buscar trabajo.
Y Diego pasó donde la abuelita a pedirle alojo. La abuela le dio alojo. Él le preguntó por los hermanos y la abuelita le dijo que habían ido a buscar trabajo a la casa del Rey. Cuando era la hora de cenar le dice si quería rezar o cenar primero, y él le contesta:
-Recemos, abuelita, que para cenar hay tiempo.
Entonce rezaron primero y despué cenaron. Y entonce la abuelita le dijo que los hermanos se habían ido donde el Rey y que el Rey daba ese trabajo, y que los hermanos estaban empaderados porque se habían dormido. Y entonce le dio un consejo. Le dijo que juera y le hiciera el trato al Rey. Que Flor de Lipa lo iba a envitar a cenar y que le iba a dar una copa de vino. Que no lo tomara. Que hiciera como si lo tomaba y se lo echara por el cuello, por abajo, por acá, para que se cayera al suelo. Y que se botara al suelo como durmiendo. Y que mirara a Flor de Lipa lo que hiciera y que él hiciera todo, todo lo mismo que ella hacía.
Y él jue donde el Rey. Y el Rey le dijo que si él descubría donde iba la Princesa se casaba con ella y si no le sacaba el cuero y lo empaderaba. Y él aceptó.
Flor de Lipa lo invitó a cenar y le dio la copa de vino con durmi-dera. Él hizo como le dijo la abuelita.
Cuando Flor de Lipa lo vio dormido se jue atrás de los yuyos, en los chuicos. Él se jue atrás de ella. Flor de Lipa se revolcó en los chuicos y dijo:
-Lechón para mi papá.
Se convirtió en una pata, y se voló.
El joven se revolcó también en los chuico y se convirtió en un pato y echó a volar atrás de la pata, pero a la distancia, así no lo vía ella.
Flor de Lipa pasó por el Río de Mar de Plata, y dijo:
-Adiós, Río Mar del Plata.
Y el río le contestó:
-Adiós, Flor de Lipa y toda tu compaña.
Y ella dijo:
-¿Cómo me dice y toda tu compaña, si el lechón ha quedado durmiendo?
Pasó por el Monte hojas de oro y le dijo:
-Adiós Monte hojas de oro.
El Monte le contestó:
-Adiós, Flor de Lipa y toda tu compaña.
Y ella se sosprendió otra vez porque miraba y no vía nada, y el joven que la cuidaba había quedado durmiendo.
Flor de Lipa llegó al baile y se puso a bailar y despué jue a cenar. Y el muchacho se fue y se puso detrás de la mesa, escondido. Y llevó unas maletas y puso todos los güesos de la cena en la maleta, y puso también los siete pares de zapatos que Flor de Lipa iba rompiendo en el baile.
Al canto 'e los gallos, Flor de Lipa se vino. Y él se vino de atrás para llegar junto con ella.
Cuando Flor de Lipa pasó por el río y por el monte, y los saludó, ellos le dijeron otra vez:
-Adiós Flor de Lipa y toda tu compaña.
Ella no sabía qué pensar porque no vía a nadie. Llegaron a la casa del Rey. Se revolcaron en los chuicos y se hicieron cristianos otra vez.
Entonce el joven le contó al Rey donde iba Flor de Lipa, y que bailaba y cenaba con los diablos, y le hizo ver los güesos y los zapatos rotos. Flor de Lipa dijo que todo era cierto. Entonce el Rey le dijo que se casaba con la hija de él, con la Princesa. Entonce el joven le dijo que si le hace sacar los hermanos que 'taban empaderados y despué le hace sacar todos los chuicos que 'taban áhi, que se casaba con su hija, mientras de eso, no. El Rey le dice que sí, que le sacaba los hermanos y los barros esos que tenía Flor de Lipa.
El Rey hizo todo lo que le pidió el joven y la niña ya se salvó de ese mal y se casó con el joven.
Se casa el joven con Flor de Lipa y va y busca a los padres y los trae a la casa de él. Y todos viven juntos, y la señora y los hermanos, y todo. Y se acabó el cuento.

Yolanda del Carmen Parada, 24 años. Chos Malal. Neuquén, 1960.

Aprendió el cuento del padre, Victoriano Parada de 56 años, de El Cholar, Neuquén.

Cuento 869. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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