Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 8 de febrero de 2015

El viejito pobre y el chivito .1084

Éste era un viejito pobre y tenía un chivito.
Una mañana se quedó dormido el viejito y el chivito le comió las habas que era lo único que tenía el viejito para comer. Y agarró el viejito y se enojó y le dijo al chivito que lo iba a matar si otra güelta le comía las habas.
Entonces el chivito se jue a retozar al basurero. Ahí halló un peso y le dijo al viejito:
-Mirá, tata viejo, encontré un peso.
-Dameló, chivito -le dijo el viejo.
Entonces el chivito le dijo:
-No te jodís viejo 'e miércoles Recién casi me matastes porque te comí unas habas locas, y te voy a dar el peso. Le viá ir a pedir el almú pa medir plata al rico y vuá decir que vos 'tas por medir mucha plata.
Y di áhi le dijo el viejo al chivito:
-No me vas hacer matar por el rico, con esa mentira que le vas a echar.
-¡Qué joder! -dijo el chivito. ¡Qué te viá ser matar!
Y se jue no más el chivito a la casa 'el rico y le dijo que le preste el almú de medir plata, porque su patrón tiene un montón de plata pa medir. Y le prestaron el almú. Y al otro día jue a devolverlo y puso el peso en una esquina del almú. Cuando el rico vio el almú con el peso dijo:
-Qué rico será este hombre que todavía le quedó un peso en el almú de lo qui ha medío plata y no si ha dado cuenta.
Se vino el chivito y al otro día temprano le comió las alverjas que tenía el viejito. Y vino el viejito y le dijo:
-Ya te voy a matar en seguida porque mi has dejau sin comida.
Se disparó el chivito y se jue a retozar en el basurero. El chivito halló un granito di oro y le dijo al viejito:
-Mirá, tata viejo, lo que encontré yo, un granito di oro.
Entonce el viejito le dijo:
-Dameló, chivito.
Y el chivito le dijo:
-No te jodés, viejo. Recién me corristes porque te comí una alverjas locas y me querías matar. No te doy el granito.
Y se jue no más a pedir el almú al rico para medir oro. Cuando volvió el chivito con el almú el viejo había hecho unos pozos en el basurero para ver si sacaba oro para él y no encontró nada.
El rico le había preguntao al chivito que de quén era el oro. Y él le había dicho que era di un señor muy rico. Entonce el rico lo quiso conocer. Y cuando volvió el chivito le dijo:
-El rico ha dicho que vaya a pasiar el que hizo medir el oro y yo le dije que sos vos. Y hay que ir en seguida.
-¿Y cómo voy a ir así? -dice el viejito. Yo no tengo ropa para ir a esa casa.
-El rico dijo que jueras hoy sin falta.
Y se jue el viejo con el chivito. A lo mucho que iban caminando, hallaron un arroyito de agua y el viejo no quería cruzar. El chivito le pegó un aspazo y lo botó adentro del agua. Lo sacó mojado al viejito, medio augau, y lo dejó áhi y le dijo que espere. Se jue en lo 'el rico y le dijo que el señor rico que venía a visitarlo se cayó al agua y se mojó y que le preste ropa. El rico le dio ropa muy güena. Le mandó un traje, zapatos, zoquetes, corbata, calzoncillos, y le dijo el chivito al viejo:
-Ponete esto.
Y cuando el viejo no sabía ponerse le pegaba aspazos y le enseñaba y le hacía poné bien. Y lo hizo vestir bien y lo llevó. El viejo ya parecía hombre rico.
Y le dijo por la güella:
-Si tomás mucho vino te voy a pegar un aspazo.
Llegaron en lo del rico y se hicieron amigos y lo invitó a quedarse.
Por la noche estaban cenando y el chivito está espiando y cuando tomaba tragos muy largos lo recordaba di un aspazo. Así el viejito parecía una persona de mucho respeto.
Por la noche le pasaron cama al viejito, y el chivito durmió abajo de la cama. Al otro día se había meao toda la cama. El chivito le pegó un aspazo y dio güelta el colchón.
Al otro día se quiso dir el viejito y el rico le dijo:
-Cómo se va a dir de a pie, señor. Yo lo voy a llevar en mi coche.
El chivito le dijo que cuando le pregunte el rico qué es eso que brilla, que le diga que es su palacio. Que ya va ver que le va hacer un palacio para él.
Y agarró el chivito y marchó de viaje. Y halló una víbora de la cruz y le sacó el corazón, medio moribunda, y le dijo:
-Coranzoncito de livertú, que se presente un palacio de plata, otro de oro llenos de todas las cosas mejores y que se presenten unos negros jetones sirviendo la comida.
Y así se hicieron los palacios y llegaron el rico y el viejito. Y después el rico lo hizo casar con una hija muy rica que él tenía.
Y entonce el chivito le dijo:
-Yo soy un ángel del cielo. Hi venido pa salvate y date de todo. Ya 'tás rico y tenís familia y yo me voy. Pegame tres golpes en el lomo.
Y el viejito le pegó y el chivito se hizo ángel y se jue, y no volvió más.
Y el viejito se quedó rico y con su esposa vivieron felices y comieron perdices, y a mí no me dieron porque yo no quise.

Etelvina Mercado, 56 años. Bajada del Diablo. Telsen. Chubut, 1952.

Cuento 1084. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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