Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

domingo, 8 de febrero de 2015

El rey antos .996

Había una vez un gente que tenía tre hijas. Como se iba de viaje les preguntó a las mozas qué querían que les traiga. La mayor había encargau un vestido, la del medio un par de zapatos y la menor una rosa roja. El padre compró todos los encargos menos la rosa, porque no había encontrau. Por fin de tanto andar había visto en un jardín una rosa. Se había entrau no más. Cuando estaba cortando la rosa se le apareció un sapo tamañote y le dijo que le daría la rosa si la traía a su hija para que se case con él.
El hombre se jue muy triste pensando cómo su hija se iba a casar con un sapo, y cuando llegó a su casa y contó a sus hijas, las dos imillas mayores, como eran muy codiciosas, se alegraron, y la imilla menor se quedó triste. Había llegau el plazo, y la imilla menor se había ido a la casa del sapo. Ese mismo día se casaron y cuando estaban solas, el sapo se había transformau en un hermoso príncipe. La imilla estaba muy contenta. A los dos días se jue a visitar a su tata y hermanas. El Príncipe le había encargau que no avise a naide que era un príncipe, y que si avisaba cuando güelva ya no encontraría la casa ni a él, y que tenía que gastar cuatro pares de zapatos de plomo para encontrarlo. Y que tenía que preguntar por el Rey Santos.
Como la imilla les contó a sus hermanas, de güelta encontró la casa cambiada en un campo. Se puso unos zapatos de y se jue en busca del Rey Santos. Después de caminar mucho, divisó una casa que había síu del Sol. Cuando llegó salió su mama y le dijo:
-¡Ay, hija! ¿ A qué has viníu? Mi hijo te va a quemar.
-Hey viníu en busca del Rey Santos.
-Esperate que venga mi hijo.
Cuando llegó su hijo, le había dichu a la mama:
-Mama, tomo olor de carne humana.
-¡Ay, hijo!, ha viníu una imilla en busca del Rey Santos. Usté que anda por todas partes, ¿no lu ha visto?
-¡No!
Después había llegau a otra casa que era la de la luna y le había dicho igual que el sol.
La luna ha dicho que no lu había visto.
Luego llegó a la casa del viento. Tampoco tuvo noticias. Ya había gastáu tres pares de zapatos.
Después de mucho andar llegó por último a la casa de los animales. El cóndor lo había visto al Rey Santos. Se comprometió a llevarle con la condición que cada vez que se pare, le dé una oveja.
Salieron con el cóndor. Las tres veces que se paró li ha dau una oveja. Cuando se paró la última vez, era un campo solitario. Como la imilla no ha encontráu oveja li ha dau carne de su pierna. Con ésa el cóndor se había hecho una guitarra y cuando habían llegau, el cóndor li ha pedíu a la imilla el anillo de casamiento. Dejó a la imilla y se jue solo a donde estaba el Príncipe. El Príncipe si había estau casando con otra. Estaban en el convite, cuando el cóndor entró, se acercó al Príncipe y le preguntó:
-¿De quién es este anillo?
-Es de mi señora que tenía antes.
-Está aquí -le dijo el cóndor.
Entonce el Príncipe mandó a traerla después de despachar a la otra y se juntó con ella.
Y vivieron felices comiendo perdices.
A mí me invitaron pero yo no quise.

Teresa de Urzagasti, 54 años. Cara Cara. Yavi. Jujuy, 1952.

Nativa de la Puna. Pastora colla.

Cuento 996. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


0.015.1 anonimo (argentina) - 072

No hay comentarios:

Publicar un comentario