Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 8 de febrero de 2015

El príncipe lagarto .1000

    Los tres picos de amores

Que había un rey, que se casó muy joven con una reina. Este rey salió a pasiar por los campos. Entonces, cuando iban a caballo, ella iba en ancas del caballo. Y se cruzó un lagarto. Y la señora se cayó. Se ha caído la señora, entonce el Rey se enojó. Y le dijo que ella se había caído porque el lagarto había pasado. Entonce va el Rey a la casa. Después la Reina 'taba de encargue.
Y cuando la Reina ya se iba a enfermar, había señoras que la iban a atender. Y cuando ha nacido el niño era un lagarto. El Rey ha dicho que no era hijo de él. Entonce se le ha escapado a las señoras por medio de las manos el lagarto. Entonces, dice, que se ha botado a los campos. Y cuando se ha botado a los campos, después de cinco años, él ha vuelto. Que le golpeaba la puerta en la casa del Rey. Salió el Rey y lo atendió. Que le dijo:
-¿Quién es?
Dice:
-Soy yo, dice, su hijo lagarto, dice, al que lo negó tal año.
Entonces le dijo qué quería.
Y él le dijo:
-Quiero, dice, que me dé casa, comida y mujer para dormir.
Entonces ha ido él. Tenía tres sobrinas. Ha ido él. Ha buscado una sobrina, la mayor. Y al decirle que vaya para que duerma con el lagarto, le dio un cuchillo. Con ese cuchillo tenía ella que matarlo al lagarto. Y cuando ella se iba a dormir, el lagarto vino y lo ha agarrado con el cuchillo y lo ha querido matar, y el lagarto ha sido más rápido y le clavó las uñas en la garganta y la ha muerto. Se ha botado otra vez a los campos.
Cuando ha vuelto de aquí cinco años, otra vez dice, ¿no?, le ha dicho al Rey lo mismo. Le volvía a golpiar la puerta.
-¡Tun! ¡Tun!
-¿Quién es? -dice que le dice, ¿no?
-Soy yo, dice, su hijo lagarto, al que lo negó tal año. Quiero que me dé casa, comida y mujer -que le dice, ¿no?
Bueno, se ha vuelto a ir a buscar la otra sobrina. Tamién le ha dado un cuchillo, dice, para que lo mate. Tampoco iu ha podido matar. Entonce, dice, que tamién el lagarto la ha matau a ella. Se ha vuelto a botar a los campos.
Y ha vuelto otra vez, de aquí los cinco años. Vuelta otra vez a golpear la casa. Le ha respondido el Rey, y le ha dicho que quería casa, comida y mujer, ¿no?
Entonce, dice que ha ido el Rey y la ha buscado a la hermana menor, ya la última. Que le dice que se lleve un cuchillo para que lo mate, a ver si es más rápida. Y dice que le ha dicho que no, que ella se va a casar con el lagarto, pero que no lo va matar. Que no quiere ninguna arma. Entonce ella se ha ido, dice, más decidida. Entonce el lagarto la ha agarrau y le ha dicho de que él estaba en encanto, pero que esperara dos años, que él iba a salir del encanto, ¿no? Entonce, este, ha agarrado ella, tenía una pieza grande, dice, la pieza ande él dormía, dice. Que de noche venía él, se sacaba la ropa. Dice que todo sonaba como una seda, y se acostaba, dice, pero en oscuro la pieza. Y cuando ya era de cerca 'el día, se volvía a poner la ropa y salía otra vez a los campos. No se dejaba ver.
La niña ésta tenía una negra, dice, que le dice:
-Pero, señora, mi amita, dice, ¿cómo no lo va poder ver a Lagarto?, dice.
-Hay una solución, una vela. Prenda una vela, dice, y cuando esté dormido, dice, lo ve.
Bueno... Han tráido una vela, dice, de esas de sebo. Y que han prendido. Dice que lo han visto. Dice que era un niño tan precioso, que ha agarrado, ella, se ha quedado embelesada, dice, viendoló al niño tan bonito que era, y le ha cáido una gota de sebo en la cara. Entonce él se ha despertau, se ha enojau y le ha dicho de que por qué había hecho eso. Que por qué no había esperado los dos años que él le había dicho, que ahora ella está perdida, que él se vuelve a los campos. Y que le costará mucho para volver a llegar a verlo a él. Que esas noches que él venía a verla, le ha traído un vestido del sol, le ha traído otro vestido de la luna y uno de las estrellas, y un peine, que se peinaba, dice, y derramaba perlas de oro. Todos esos regalos, ¿no? Y le había tráido un anillo de virtú.
Y cuando la niña ésta, ya después se ha quedado, el lagarto ya se ha ido, entonce a ella tenía que costarle muchísimo para que llegue ande taba Lagarto. Le dijo que lo podría encontrar en Los Tres Picos de Amores. Y ahí se ha ido él, a Los Tres Picos de Amores.
Cuando la chica, dice, que ha salido a buscarlo, ¡uh!... dice que ha andado muchísimo. Dice que con el anillo de virtú comía y andaba. Que ha ido, dice, a consultar con la madre del viento. Que corría media legua el viento, de un tranco. Nu estaba en ese momento. Y la hizo esconder a la chica. Cuando entonce ha venido el viento, que le dice la madre, dice:
-Han venido, dice, a preguntar si no conocía Los Tres Picos de Amores.
Y lo ha hecho salir a la chica y el viento le dice:
-Mire, yo corro medio mundo, dice, pero nu hi sentíu decir Los Tres Picos de Amores, dice. Pueda ser mi hermano, dice, que pueda conocer.
Entonce se ha ido al hermano, al otro viento, la chica. El hermano, dice, que cuando ha llegado le dice si no conocía él Los Tres Picos de Amores. El otro viento, que corría más cantidá... Entonce le ha dicho que sí, que conocía Los Tres Picos de Amores, pero que le costará muchísimo para llegar.
Y en eso que se ha ido y ha caminau y ha llegau a la casa del rey de los pájaros. Y el rey de los pájaros ha llamau a todos los pájaros y li ha preguntau si conocen Los Tres Picos de Amores. Han dicho que no lo conocen. Faltaba una águila vieja y cuando ha llegau li han preguntau y ha dicho que de allá viene, que ha 'tau en la fiesta, en la boda di un Príncipe que se ha casau con la Princesa de Los Tres Picos de Amores. Y la águila la ha llevau porque era la única que sabía ande era este reino, que era muy lejo.
Cuando ya ella ha llegado, se ha alojado al frente de la casa ande 'taba viviendo la Princesa casada con el Príncipe. Ya Lagarto 'taba casau.
Ya ella iba a misa el domingo y se puso el vestido de la luna. Y la señora lo miraba y que le decía:
-Che, ¿por qué no me comprás ese vestido de la luna tan bonito?
Que la mandaba a la negra. Que le dice:
-Negra, dice, andá decile si quiere venderme el vestido de la luna, dice, que le voy a pagar la plata que quiera.
Y se va y le dice que si quería vendele el vestido de la luna. Que la chica le dice que no, porque ese vestido no lo vende por ninguna plata. Que podía vendelo si la dejaban hablar esa noche con el Príncipe. La Princesa no quería, pero la negra li ha dicho que lo deje y que le dé algo al Príncipe pa que se duerma. Y entonce dice que ella ha aprontado un vino y le ha dicho que sí, que puede hablar con Lagarto.
Ha llevado el vestido de la luna y ha ido a hablar con Lagarto, la chica. Ella le decía:
-¿Te acordás cuando me has regalado este vestido de la luna -dice- en aquel tiempo cuando me casé con vos?
A Lagarto no le ha salido una palabra, dice. Que taba como dormido, que no se acordaba nada. Y era porque había tomado el vino que le dio la señora.
Al otro domingo se ha puesto la chica el vestido de las estrellas, y ha ido a misa. Y la negra le ha avisado a la Princesa. Y la Princesa se lo ha mandado a comprar. Y la chica ha dicho que no lo vende por ninguna plata. Que podía venderlo si la dejaban hablar esa noche con el Príncipe. Entonce dice que le han dado al Príncipe el vino y la han dejado a la chica que hable. Y la chica ha ido, y que le decía llorando:
-¿Te acordás cuando me has regalado este vestido de las estrellas?, dice, en aquel tiempo que vivimos juntos, en aquel tiempo cuando me casé con vos.
Lagarto no ha dicho nada. No se daba cuenta, no se acordaba, porque había tomado el vino.
Al otro domingo la chica se pone el vestido del sol y sale al jardín de la casa y se peina con el peine que derramaba perlas de oro. La negra andaba mirando y se va corriendo y le dice a la Princesa, del vestido y del peine. La Princesa contenta la manda a la negra, que le venda el vestido y el peine, que le va a pagar toda la plata que quiera. La chica le dice que ella no vende nada por plata, que se lo vende si la dejan hablar, por última vez, con el Príncipe.
Lagarto dice que tenía un negro, tamién, que lo servía, y ese día dice que le dice:
-Amito, ¿qué pasa, que van dos noches que viene una niña muy bonita, con unos trajes nunca vistos, dice, y le habla, dice, y usté 'tá como dormido, no contesta nada? A mí me parece, dice, que le dan algo malo a usté. Y esta noche dice que viene.
Lagarto si ha dau cuenta que algo pasa y cuando la Princesa li ha dau el vino, él si hace el que lo toma, y lo echa al suelo, en un rincón.
Y ha llegado la chica, dice, más linda, con el traje del sol, y con el peine, y dice:
-¿Te acordás, Lagarto, cuando me has regalado este traje y este peine, en aquel tiempo que nos casamos, y yo de curiosa te miré con una vela, te eché una gota de sebo, antes de que se cumpliera el encanto, y me dijistes que te buscara en Los Tres Picos de Amores?
Áhi el Príncipe se ha acordado de todo, la ha abrazado a la chica, y ha llamado a todos y ha dicho:
-Ésta es mi señora verdadera. Ella me sacó de un encanto y ahora me ha sacado de Los Tres Picos de Amores. Yo me voy con ella a mis palacios y aquí se quedan todos.
Y han sido felices y han tenido muchos hijos.

Felipa Guaymás de Arroyo, 50 años. Chicoana. Salta, 1970.

La narradora aprendió el cuento de la madre, Antonia Salvá, nacida y criada en Chicoana, como ella, y que en la actualidad tiene 78 años.

Cuento 1000. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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