Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 2 de febrero de 2015

El mano de oro .870

Había un señor que tenía tres hijas muchachas.
Un día dijo:
-Yo voy a salir, hija.
Y cortó tres gajos de albahaca de la India. Y dio a cada una un gajo de albahaca. Y le dijo:
-Esto es si usté van a tener mala suerte, se va secar el gajo para cuando yo vuelva. Si van a tener buena, no.
Hacía diez días que se jue. Apareció un joven lindo, una tarde. Pidió posada a las chicas. La más vieja no quería dar posada al joven. Y la menor de toda dijo que era una imprudencia.
-Yo le voy a decir que quede al galpón -dijo.
La otra hermana se enojaron, pero el joven quedó al galpón.
Depué ella le vino una idea. Que ese hombre podía tener un mal pensar con ella porque son tre chica sola y entonce dispuso de agarrar una costura y se puso a costurar de noche. Las demás hermanas dormían juerte. Y ella con el recelo estaba cosiendo. Sintió un golpe a la puerta. Vio una mano que destrancaba ya la puerta. Ella bajó un cuchillo, un machete, y le corta la mano del que 'taba destrancando la puerta. Ella era de coraje.
El hombre desapareció, pero dijo:
-Me la han de pagar -eso oyó ella.
Ella no le contó ni a su hermana lo que hizo. Agarró la mano, temprano, y enterró en el jardín.
Se levantaron las demás. No 'taba el hombre. Le preguntaron a ella, como ella se levantó tan temprano, si no vio qué hora salió. Ella dijo que no.
-Pero mi albahaca se secó -dijo.
-Papá nos va a castigar a todas -dijo asustada la mayor.
Ella dijo:
-No es nada. Vayen ustedes por delante con la albahaca y yo más atrás. Y prestemé el de usté, que le voy a mostrá el de usté a papá.
Las demás por no castigarse ella, acetaron así.
La niña menor pensó que ese joven por arte le había hecho secar la albahaca. No era güeno eso. Pero no quería decir, porque ella le cortó la mano.
Todos los días miraban para donde fue el padre.
Un día de tardecita vio que venía. Y salieron a encontrale. Y la más joven salió más atrás para poder hacer el cambio de mano. El viejo contento con las tres hijas dijo:
-Bueno, ustedes tendrán suerte.
Poco día depué apareció un hombre con una mano de oro, de un lado. La que ella le cortó.
Él se jue y se mandó poner una mano de oro.
Llegó de tarde y pidió posada al viejo. Ya 'taba el padre. El viejo tan contento que llegó una persona, le dio posada. La chica que le cortó la mano le conoció, pero ni la hermana sabía, ni el padre, ni nada.
Y entonce cenaron todo contento, pero la muchacha que le cortó la mano no jue a la mesa.
El mozo le dijo al viejo que buscaba novia, por eso salía a pasear por ahí. Y que si una de las hijas de él quería casarse que él se casaría. El viejo dijo que sí. Llamó la tre hija y preguntó:
-¿Con quién querés casate?
-Con la má joven -contestó el joven.
Dice ella:
-No puedo casame con usté.
Preguntó el padre:
-¿Por qué, hija?
-No es de mi agrado -contestó la chica.
Antonce le dice el viejo al joven:
-Casate con la más vieja -que ya tenía edad de casamiento.
Esa acetó. Se casó. Estuvieron unos días en la casa del suegro. Muy contento, muy bueno él con las cuñadas. Despué armaron viaje y se jueron.
-Dentro de quince día -dice el joven- he de venir a buscar una de mis cuñadas.
-Bueno -le dice el suegro.
Volvió a llevar a otra de las cuñadas. Se fue la del medio.
Le llevó lejo. Le hizo unas preguntas. Y le dice:
-¿Usté se acuerda cuando pedí posada y ustedes me cortaron la mano?
Le dijo que recordaba cuando pidió posada pero que ella no era la que le cortó la mano.
Y entonce él dijo:
-Pero, bueno, ya me la van a pagar. Y ya me la están pagando.
Se agachó a llorar la chica. Y le dijo:
-Canalla, usté me está judeando. Y a mi hermana, quién sabe usté qué le hizo.
Él le dijo a ella:
-Nada, pero me van a devolver mi mano.
Le llevó lejo adonde había mucha pieza pero toda cerrada. Sólo la pieza para ella 'taba abierta. Y la llama a la hermana, y nada, y vacía la casa.
Él le dijo:
-Quedate aquí. Mientra no me devuelva la mano no vas a ir.
Le dio muchas llaves de las piezas que 'taban cerradas y le mostró todas las piezas y le dijo:
-Esta pieza no me vaye abrir -y le dio una llave chiquita de esa pieza.
-Porque si usté abre yo voy a saber.
Todos los días él salía y venía tarde. Y le castigaba y le pedía la llave.
Cuando él salía ella sentía unos gemidos en esa pieza que nunca abría. Ella dijo:
-Quén sabe no es mi hermana -y jué y abrió la pieza.
Y áhi, en esa pieza, encontró la hermana muerta. Y un joven que 'taba mal, mal, degollado y hablaba. Y ése es el que gemía. Bueno, ella le curó al joven y jue mejorando.
Volvió él y miró la llave. Y encontró una gota de sangre. Bueno. Y le dice él:
-Usté abrió la pieza que le dije que no abriera nunca. Y la mató a ésa y la tiró en esa pieza.
Y dijo:
-Bueno, yo voy a traer a la otra su hermana. Y la mataba toda y el viejo pavo iba dejando.
Entonce él jue y trajo la otra cuñada. El viejo confiado porque él le llevó mucho regalo. Y él le dijo al padre que dejase ir esa hija que las otras hermanas tenía mucha gana de verla.
La chica le dijo al padre:
-Bueno, papá, me voy, pero jamá voy a volvé.
-No sea tonta, si tu hermana 'tán bien, muy prontito van a volvé la tre -dijo el mano de oro.
Ella agarró un rosario y se va con el mano de oro.
Él le llevó a la misma distancia que la otra. Le bajó y le preguntó de la mano. Ella le dijo:
-Su mano 'tá en el jardín. Yo jui la que le corté. Antonce él le alzó y le llevó hasta la casa. Le entregó todas las llaves. Y le dijo que esa pieza no le abriera, donde tiene el secreto de lo cadáver.
-Porque si abrí, a lo tre día te voy a matar. Él salía todo lo día como de costumbre.
Ella jue y abrió la pieza. El mozo que curó la hermana, esa hermana que mató el mano de oro, estaba casi sano. Y habló mucho con ella. Y él le dijo:
-Yo soy hijo del Rey. Si usté me salva yo me caso con vos.
Ella jue y agarró el rosario y rezó. Y rezaba todo el día. Andaba por toda parte de la casa rezando y agarraba la cruz del rosario.
El mano de oro era el diablo. Él no podía volver porque ella rezaba y él tenía miedo de la cruz del rosario. Ella resucitó la do hermana y le hizo llevá a la casa.
Y ella le salvó al joven. Y le dijo que se jueran que ya 'taban salvado.
Bueno... El día que ella le llevó al joven, pasaba tres carros llenos de leña. El joven conoció los carros, que llevaba siempre leña al palacio del padre. Y le pidió que lo llevase a lo do.
Y el mano de oro venía por el camino, porque él sabía todo, y le atajó a lo carrero. Le ofertó, pero mucha, mucha cantidá de plata por ese carro. Áhi iban lo jóvene. El carrero casi se lo da, pero ella sacó el rosario y rezó y el mano de oro no volvió en el carro. Y el carrero le llevó hasta la casa del Rey, en el pueblo.
Descargaron la leña y sacaron el hijo del Rey y la muchacha que le salvó. El joven había estado en encanto por el diablo.
Y vino el Rey y la Reina y todo contento 'taban en el pueblo.
Le pidió el mozo a lo padre que él iba a casarse con esa chica. Concedieron lo padre, muy contento.
Pero el mano de oro siguió a lo do jóvenes para matarlo. ¡Que se le escapó, po!
Por todo lado ponían guardia lo Reye porque sabía que ése iba a matar el hijo y la niña.
Hasta que al fin se casó el joven con la gurisa.
Criaron un perro bravo para vigilar la casa. Tenían un sirviente que cuidaba el perro. Un día en l'asquina se  encontró con un hombre y le trateó el perro. Él pensó un poco y como era mucho el dinero vendió el perro. Le prometió el comprador matar el perro y entrar adentro y hacer vivir el perro otra vez. Él acetó todo.
Y llevó el perro otra vez vivo a la casa del Rey. La dueña miró el perro y ve la panza grande del perro y estaba el otro adentro. Y le dice al sirviente:
-Pero, ¿qué comió el perro que 'tá tan grande la barriga del perro?
-El hígado que le di -dijo el sirviente.
¡Mire que hígado tenía adentro el perro!
La señora llamó el esposo y le dijo lo que pasaba.
-Mire este perro. Está el Mano de Oro adentro.
Y no creía el esposo. Ella adivinaba porque era muy viva.
El perro dormía entre la do cama y ella esa noche mandó poner muchos cascabel por la cama de él y de ella. Y le dijo a los guardias que cuidase esa noche, que algo malo iba a suceder.
Y jue a la medianoche. Sintió que tocó la cama y hizo ruido. Era el Mano de Oro que salía de adentro el perro para matarlo a lo do con revolve en mano. Ella, como era que siempre tenía el rosario, agarra el rosario y grita a la guardia. Y vinieron y le agarraron al Mano de Oro y lo quemaron en la plaza a él y al sirviente para que hubiera ejemplo de esa historia.
Y quedó de esposa del hijo del Rey. Y todo le quería mucho porque le había salvado al hijo del Rey. Así el diablo murió y no hizo mal a otra gente.

Narcisa Ramírez de González, 48 años. Yapeyú. San Martín. Corrientes, 1952.

Mujer originaria del lugar. Curandera de fama. Muy buena narradora.

La sintaxis de la narradora es la de muchos bilingües (guaraní-español) de la región, como lo es ella.

Cuento 870. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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