Cuentan
que una vez había en medio 'el campo un rancho ande naide quería
dentrar porque sigún decían había un dijunto que hablaba y
asustaba.
Un
güen día, uno de los hombres más corajudos qui había en el lugar,
dentró al rancho, po. Áhi hizo juego y puso un asau. Ya 'taba
comiendo el asau como a la medianoche, cuando del techo le dicen:
Cuasi
no había teminau di hablar, cuando se sintió un ruido de güesos y
áhi mesmo cayó una pierna de dijunto. El hombre no l'hizo caso y
siguió comiendo su asau. Al rato le vuelven a decir del techo:
Entonce
han caido los brazos, el cuerpo, la cabeza y al fin si ha formau áhi
mesmo el esqueleto. Entonces el cristiano corajudo le dice:
-Yo
no como. Lo que quero es que saquen una tinaja con plata que tengo
enterrada, áhi, en esa esquina del rancho. Que me hagan decir unas
misas y lo demás de la plata que siá para el que la saque y para el
cura párroco.
El
esqueleto se subió al techo y desapareció. El hombre comió todo el
asado y después se quedó dormido.
Al
otro día, muy temprano, se despertó, y entonces oyó pajuera como
una bulla, como un murmullo de mucha gente que decía:
Entonces
ve que era el cura, que venía con todos los vecinos, y como creian
que lo iban a hallar muerto, venían rezando todos. Entonces el
hombre les dice:
Entonces
el hombre corajudo contó toda la historia y jue con el cura a
desenterrar la tinaja con plata. Y entonces le dijo al cura:
-Tome,
lleveselá toda. Yo no quero nada. Cobre la misa y con la plata haga
lo que crea que puede ser güeno.
La
plata de la tinaja era muy mucha, y el cura levantó una iglesia muy
linda con ella, después que dijo las misas. El finau qui asustaba
porque andaba penando ya no salió más a naide, porque dejó de
penar gracias a este hombre tan valiente.
José
Guzmán, 48 años. Ullún. San Juan, 1952.
Cuento
907. Fuente: Berta Elena
Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 069
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