Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

lunes, 2 de febrero de 2015

El gigante .856

Dice que había una vez un gigante que había robao a la hija del Rey. La tenía secuestrada a la niña en su castillo, encerrada en un cuarto en donde nadie podía entrar ni verla.
El Rey mandaba a sus ejércitos bien armados a secuestrar a la niña pero el gigante los enfrentaba y peliaba solo. ¡Puf!, partía en dos a los soldados con su sable. Las balas no le entraban y los hombres tenían que huir o desparramarse dejando un tendal de compañeros muertos.
Otra vez el Rey mandaba a sus hombres más valientes con la esperanza de vencer al gigante y rescatar a la niña, pero una y otra vez los peliaba y vencía no más. Dice que los soldados lo partían y hacían pedazos pero el gigante se volvía a juntar y los seguía peliando hasta vencerlos. Ya el Rey estaba triste y ofrecía dar a la niña en matrimonio al hombre capaz de rescatarla y darle también todo su reino.
Un día se presentó al Rey un hombre humilde y pobre. Este hombre había recibido de Dios la virtú de convertirse en cualquier animal que él quería, y en cualquier momento. El hombre le dijo al Rey que él era capaz de vencer al gigante y rescatar a la niña. El Rey no le hizo caso, pero, como nada podía perder con probar al hombre, le dijo que vaya a cumplir su palabra, pero que si lo engañaba sería castigado.
El hombre se fue confiado en el poder que Dios le había dado en premio a sus buenas acciones. Llegó al castillo donde pesadas y fuertes puertas, así como murallas altas y dobles no permitían entrar. Entonces dijo:
-Con el arte que Dios me ha dao, que me convierta en hormiga -y en el acto se transformó en hormiga.
Entró al castillo por el ojo de la cerradura y llegó al cuarto en donde estaba la niña. Entonces dijo:
-Con el arte que Dios me ha dao que me convierta en hombre -y se convirtió en el acto en hombre otra vez. La niña quiso gritar asustada, pero él le dijo que se callara, que venía a rescatarla mandado por el Rey. Entonces le dijo a la niña que le pregunte al gigante en dónde tenía su alma y que él volvería otra vez. En ese momento se oyeron fuerte pisadas del gigante que venía al cuarto de la niña, pero el hombre se había vuelto otra vez hormiga. El gigante abrió la puerta, entró y dijo:
-¡Siento olor a carne humana! ¿Quién ha venido aquí? La niña le contestó que nadie había venido y que él mismo podía buscar. El gigante buscó en toda la habitación, pero ¿qué lo iba a ver si el hombre convertido en hormiga estaba bajo el catre, bien prendida? Al fin el gigante se convenció y se fue.
La niña un día, aprovechando que el gigante estaba de buen humor, pues había comido y bebido bien, le preguntó:
-¿Adónde tenés l'alma? ¿Por qué no te pueden matar? El gigante le dijo que eso era un secreto pero que le iría a contar siempre que ella lo guarde, porque de lo contrario la mataría.
-Mi alma está en el chancho blanco que sale todos los días a las doce a la orilla del río. Del chancho sale una paloma y de la paloma un huevo. Mientras no maten al chancho y a la paloma y rompan el huevo, nadie podrá matarme.
Y entonces cuando volvió el hombre le contó lo que le había dicho el gigante.
Bueno, entonces ya sabía el hombre cómo matar al gigante y claro, se fue al río. Áhi estaba esperando en medio 'el monte, cuando justo, eran las doce y salió el chancho blanco y el hombre dijo:
-Con el arte que Dios me ha dado que me vuelva un león.
Y el león saltó encima del chancho y lo mató. En ese momento el gigante del castillo empezó a sentirse mal, enfermo, y estaba furioso con la niña, ya para matarla, diciendo:
-Seguro que has avisado adonde tengo mi alma -pero no podía ya levantarse.
Del chancho salió volando una paloma y el hombre entonces dijo:
-Con el arte que Dios me ha dao que me vuelva un halcón, y el halcón persiguió y mató a la paloma. El gigante mientras tanto ya estaba en agonía y entonces el hombre sacó y rompió el huevo y el gigante murió... La vida del gigante estaba en el huevo de la paloma.
Y así salvó a la hija del Rey. El Rey le dio una carga de plata.

Fabriciano Cazón, 79 años. Santa Bárbara. Valle Grande. Jujuy, 1953.

Campesino. Buen narrador.

Cuento 956. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


0.015.1 anonimo (argentina) – 069

No hay comentarios:

Publicar un comentario