Una
vez había un matrimonio que no tenía ningún hijo. Entonces la
señora dice:
Un
día la señora se enfermó de la rodilla. Y la tenía muy hinchada.
Y cuando viene el médico a operarla le partió la rodilla y salió
un muchachito. No hallaban qué nombre ponerle. Entonces el chico le
dice:
La
madre le compró un corderito para que andara en él. Alejito creció
muy pronto y andaba en el corderito y lo enlazaba como si fuera un
caballito. Y así pasaron unos años.
En
una estancia cerca había un hombre que tenía un toro muy malo, de
uñas de oro y astas de oro, y nadie podía enlazarlo. Y había mucha
gente que trataba de enlazarlo y no podía. Un día Alejito le dice a
su madre que él iba a enlazarlo. Y la madre le dice:
Alejito
le decía que sí, que él lo iba a enlazar. Y se puso hacer un lazo
con tiras de trapo, y se fue. Pero el toro era tan malo, que cuando
veía los chicos se venía al humo a comerlos. Pero al llegar
Alejito, el toro lo vio y se vino a comerlo y al venir cerca lo
enlazó y lo volteó. Entonces lo mataron y le dieron toda la carne a
Alejito, y las uñas y las astas de oro se las hizo quedar el dueño.
Entonces se vino a la casa Alejito muy contento.
Un
día, estando Alejito sentado al frente de la casa, dele jugar,
pasaron dos caballeros. Entonces Alejito les dice:
Pero
los hombres no le hicieron caso y siguieron no más su camino. Pero
en tanto, Alejito les pidió la bendición a sus padres y se fue con
el corderito. Y los alcanzó a los dos caballeros. Y les dijo:
-Vine
para acompañarlos, porque allá hay una bruja que los hace quedar a
todos las que pasan y los come. Y yo vine para salvarlos.
Y
al ir frente a la casa de la bruja, llegan ahí, y le dice Alejito si
podían pasar la noche. La bruja les dice que sí, porque estaba
segura que los comería. Pero no fue así. La bruja ésta tenía tres
hijas, y por la noche la bruja los hizo acostar a cada uno de los
hombres con una de las hijas. Y les dio unos gorros para que se
pusieran las hijas. Así ella, cuando en la noche fuera a matar a los
hombres, las iba a distinguir. Y a Alejito le iba a hacer lo mismo,
pero Alejito se quedó junto al fuego, con ella, y le dice la bruja:
Alejito,
al calcular que la bruja ya se durmió, se fue, les cambió los
gorros a las hijas, y se los puso a los hombres, a sus compañeros.
Pero otra cosa, que cuando al llegar esa tarde Alejito se lavó, le
pidió toalla a la bruja. Y después le pidió peine para peinarse.
Luego aguja y hilo para coserse el bolsillo que tenía roto.
Esa
noche la bruja se levantó, tomó el hacha y se fue hacia la cama y
les pegó a sus hijas, creyendo que eran los hombres. Las mató
porque las tocó y vio que no tenían el gorro que Alejito li había
puesto a los compañeros. Y fue y se acostó a dormir.
Alejito
los despertó a los hombres y les dijo que tenían que disparar,
porque corrían peligro de muerte, porque la bruja había muerto a
las hijas por matarlos a ellos. Y entonces se fueron.
Muy
temprano se levantó la bruja y se va a hacer fuego, y pone una olla
grande, con agua, para hacerlos hervir a los mozos. Y mientras hacía
eso, la vieja estaba:
Y
salió en una chancha que tenía, que daba un tranco de una cuadra,
con tres bolsas y el hacha. Y se fue caminando largo trecho. Y ya los
iba a alcanzar, cuando Alejito le tira con la toalla. Y se hace un
mar de agua. Y no podía pasar la bruja. Y la hacía a la chancha
para un lado y para otro, hasta que pudo pasar y se fue.
Ya
iban lejos. Y siguió y ya otra vez los iba alcanzando. Y Alejito le
tira con el peine. Y se hace un pencal, que también no podía pasar.
Y hachaba la bruja el tunal, y la hacía a la chancha de un lado para
otro, hasta que pudo pasar. Y luego los iba alcanzando otra vez. Y
Alejito le tira la aguja. Y se hace un espinal que también no pudo
pasar. Y luego pasó, no más.
Y
los volvió a alcanzar. Entonces, Alejito, le tira con el hilo y se
hace una neblina que la bruja no podía ni ver el camino.
Áhi
había un árbol, muy alto, y andaban unos leñadores cerca. Y los
llevó a los caballos de los hombres y les dijo a los leñadores que
le escondieran los caballos.
Y
subieron al árbol. En tanto la bruja ya pasó la neblina y se venía
por el camino. Y va justito y mira hacia arriba del árbol y los ve.
Y se va para abajo del árbol. Y empieza a hacerles muecas pa que se
caigan, pero más antes Alejito les encargó a los hombres que no
miraran para abajo cuando la bruja les haga algo. Pero uno de los
hombres dijo:
Y
así lo hizo y ¡cataplún!, dentro de la bolsa. Al otro le pasó lo
mismo. Y la bruja empezó a hacerles morisquetas a Alejito, pero él
silbaba y miraba para el cielo. Y la bruja le dice:
Y
se fue subiendo por el tronco del árbol. Y Alejito se iba bajando
por la rama con el corderito. Cuando la bruja quedó arriba, Alejito
se bajó y empezó a hacerle gracias y entonces la bruja miró hacia
abajo y ¡cataplún!, dentro de la bolsa. Y desató a sus compañeros
de las dos bolsas. Y la ató bien dentro de la bolsa a la bruja, y se
fue y le pidió leña a los leñadores. Y prendió un fuego y la
quemó a la bruja, con la chancha y el hacha.
Jacinta
Pérez, 27 años. Los Bulacio. Cruz Alta. Tucumán, 1952.
Lugareña
nativa del lugar. Ha cursado los grados de la escuela primaria.
Cuento
1085. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 072
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