Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

lunes, 2 de febrero de 2015

Cairé .906

Había una vez un hombre muy rico que tenía una estancia, y murió. Al poco tiempo empezó asustar, en la casa. La casa quedó deshabitada y cuando algún pasajero llegaba a descansar, sentía una voz ronca que decía:
-¿Cairé? -y en seguida el pasajero se disparaba.
Pero una vez fue uno corajudo. Éste había hecho fuego en la cocina y se puso a asar un churrasco en un ensartador de palo, en una punta le puso una piegra y de la otra la tenía él.
Bueno, cuando redepente sintió pal techo una voz ronca que le decía:
-¿Cairé? ¿Cairé? -varias veces, y ya, enojado, le contestó:
-Cai di una vez, po carajo, dejá de joder -y cayó la mano de un finau.
Al caer dijo:
-Vaya, pa descansar la mía -y la ha puesto de la punta del asador.
Luego sintió otro cairé, y cayó la otra mano, y dijo:
Vaya, hom, pa tirar las brasas.
Bueno, y así iban caendo los miembros, y cuando cayó el cuerpo, dijo:
-También pa sentarme -y se sentó encima.
Y cuando cayó la cabeza, de pronto se juntaron todas las partes y se paró un hombre, que le dijo:
-¿No me tenís miedo?
Él contestó que no. Y como en esta estancia había mucha hacienda del que murió porque no había teníu familia, le dijo al pasajero:
-Si no me tenís miedo te haré rico.
Y le dijo que camine adelante, contestandolé él que no conocía la casa.
Entós lo hizo el esqueleto. Cuando lo vio dijo:
-Con razón no querías que te veya tu linda traza.
Bueno, entraron en una pieza y le indicó que abra una caja grande. Adentro d'ésta había otra, y que recién al otro día la abriera, le dijo.
Éste, después, le dijo, que en agradecimiento por haberlo sacau de penas, le dejaba toda la estancia y si ha disparau. Como el tipo era tan corajudo no esperó que amaneciera para abrir la cajita, y cuando la abrió, recibió una sospresa tan grande, que cayó desmayau, despertandosé al otro día, sin saber explicar lo que le pasó. Y desde entós quedó el hombre más cobarde de la tierra, pero nunca más espantaron en la estancia.
Entra por un zapato roto, que ustedes cuenten otro.

Rosa de Torres, 63 años. Punta de los Llanos. Vélez Sarsfield. La Rioja, 1950.

Cuento 906. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


0.015.1 anonimo (argentina) - 069

No hay comentarios:

Publicar un comentario