Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 2 de febrero de 2015

Blanca flor .882

Que era un Rey que tenía un hijo y lo mandó con los piones al campo. Y él le dio el mejor caballo para que vaya. Y después hallaron una gama y la empezaron a perseguir. Y después el hijo del Rey siguió adelante porque tenía mejor caballo. Y se largó a correr y correr, y se les perdió. Lo buscaron por todas partes y al no encontrarlo se volvieron con la mala noticia a las casas del Rey.
El muchacho perdido ya no pudo volvé y siguió, siguió, y jue a salir a la casa de una vieja que era bruja. Bueno, era un matrimonio, que la señora era bruja. Y él llegó y no dijo que venía perdido, dijo que venía en busca de trabajo. Y ella le dio trabajo. Y entonce la bruja trató de matarlo. Esta bruja tenía una hija muy linda y muy güena que se llamaba Blanca Flor.
Entonce un día esta bruja lo mandó a sembrar. Que le dio un poco de semilla de sándia y máiz y le dijo qui al otro día a las doce tenía que trair sándias maduras y choclos.
Jue el joven ande tenía que sembrar y áhi se puso a llorar. Lloraba y lloraba y no sabía qui hacer. Ya vio que lo iba a matar la bruja. Y entonce que cuando 'taba llorando, que jue la hija de la bruja, Blanca Flor, y que le dice:
-¿Porque llora su güen mozo?
-Cómo no voy a llorar si su madre me ha mandado que siembre sándias y máiz y que tenga sándias maduras y choclos para mañana a las doce.
Y entonce que le dice:
-No tenga cuidado. Eche las semillas y acuestesé a dormir por áhi. Y si viene mi madre y le pregunta de mí, usté contestelé: Qué sé yo de Blanca Flor y Blanca Flor de mí. Y se jue.
El mozo echó las semillas en la tierra y se acostó a dormir.
Al otro día había un sandial y un maizal que daba gusto. Y a las doce del día 'taban las sándias y los choclos que daban gusto. Y cuando vio eso la vieja bruja le va a preguntar:
-¿Por aquí ha venido Blanca Flor? Y él le contesta:
-Qué sé yo de Blanca Flor y Blanca Flor de mí. El diablo lleve a Blanca Flor y Blanca Flor a mí.
Entonce que si había vuelto la vieja enojada porque se dio cuenta que Blanca Flor lu ayudaba al joven y que lo quería al joven.
Y han llevado y han servido las sándias y los choclos en la mesa. Y lu han llamau al joven para que coma con la vieja, con el viejo. Y el joven era muy güen mozo y muy educado, claro, si era Príncipe.
Y entonce que ya más tarde, le encarga el trabajo para el otro día y le dice:
-Mañana va a llevar unas pencas de tuna y va a plantar en la chacra. A las doce del día tienen que 'tar las plantas grandes y la fruta madura.
-Bueno -que dice él.
Y él hizo lo mermo di ante. Se jue a la chacra y se puso a llorar amargamente. Y áhi jue la niña y le dijo:
-¿Porque llora su güen mozo?
-Cómo no voy a llorar si su madre me han mandado con estas penquitas pa que las plante y a las doce del día de mañana quere tunas maduras.
Y entonce ella le dice:
-No se le dé cuidau. Ponga por áhi las penquitas y acuetesé a dormir. Mañana va a tener un gran tunal. Va a venir mi madre y va a preguntar si yo anduve por acá. Usté le dice como yo le enseñé l'otra vez.
Y entonce al otro día 'taban amarillando las plantas de tunas, llenecitas de fruta madura. Y viene la vieja y le dice:
-¿Por aquí ha venido Blanca Flor?
Y él le contesta:
-Qué sé yo de Blanca Flor y Blanca Flor de mí. El diablo lleve a Blanca Flor y Blanca Flor a mí.
Entó la vieja llevó las tunas maduras y comieron todos en la mesa.
A la tarde andaba por áhi el joven y Blanca Flor viene y le dice:
-Esta noche lo van a matar y lo van a comer. Yo lo voy a salvar. Los vamos a ir. Esta noche, cuando si acuesten mis padres, usté va al corral. En el corral hay dos caballos, uno gordo oscuro y un zaino flaco. Usté agarra el flaco. No vaya agarrar el gordo. Y áhi va 'tar una chancha de mi madre y usté la va a dejarretar: le corta los garrones.
Y esa noche cuando los viejos 'taban dormido el mozo jue al corral y hizo lo que Blanca Flor le ordenó.
Blanca Flor alzó un peine, un espejo, una tijera y un pan de jabón. Y echó tres escupidas en una mesa. Y se subieron con el mozo en el caballo flaco y se jueron.
Y entó, que a eso de la medianoche, la vieja le dice al viejo que Blanca Flor y el mozo si han ido. Y el viejo le dice que no. La llama la vieja:
-¡Blanca Flor!
Y entonce la primera escupida contesta:
-Señora...
-Vis -le dice el viejo- ¿que Blanca Flor está? Más tarde la vieja vuelve a decir:
-Viejo, Blanca Flor se los va.
-No, si áhi tá. Llamala.
-¡Blanca Flor!
-Señora... -dice la segunda escupida, más débil que la primera.
-¿Hais visto? -le dice el viejo y se vuelven a dormir.
A la madrugada la vieja vuelve a decir:
Viejo, viejo, Blanca Flor se los va. ¡Blanca Flor! -la llama.
Y entó contesta muy apagada la última escupida:
-¡Señora!...
Y áhi salta la vieja y va y ve y viene corriendo:
-No te dije, viejo, Blanca Flor se los ha ido con el mozo. Si han ido en el caballo flaco y han desgarrau la chancha. Andate en el caballo gordo y alcanzalos y me los trais.
Y el viejo se va a perseguirlos. Y ya que los iba alcanzando. Entó la niña le dice al mozo:
-Mozo, mis salivas ya si han secado. Mi madre ha descubierto todo y lo manda a mi padre para que los alcance. Y ya los viene alcanzando. Al caballo lo voy hacer una iglesia, a los pelos del caballo, los que vienen a misa; yo me hago una virgen y a usté lo hago un sacerdote.
Y así jue. Llegó el viejo y vio esta iglesia con tantos fieles, y un cura que decía misa en un altar que 'taba una virgen. Y entó que se puso a mirar y di áhi se volvió a las casas, y le contó todo a la vieja, y que la vieja le dice:
-Viejo bruto, ¿no vis que l'iglesia es el caballo, los pelos del caballos son los fieles, el cura el mozo y la virgen la niña? Yo voy a ir ahora.
Y ya se había sanau la chancha. Que era más ligera que el viento y se jué con ella la vieja. Entó le dice la niña al mozo:
-Mi padre li ha contau a mi madre lo qui ha visto y ella adivina que somos nosotros. Ahora se viene ella en la chancha que ya 'tá sana. Apure mozo que ya los viene alcanzando.
Y ya cuando los alcanzaba la niña tiró el peine y se levantó un pencal que no podía pasar la vieja. Y los jóvenes siguieron viaje. Y al fin pasó y ya los iba alcanzando otra vez. Y la niña le tiró el jabón. Áhi se levantó una niblina que la bruja no podía pasar. En cuanto pudo empezó a darles alcance.
Ellos siguieron viaje. Entó la niña tiró la tijera y si abrieron unas barrancas que la vieja no podía pasar. Y ellos siguieron el viaje. Y al fin pasó la vieja y los iba alcanzando y entó la niña tiró el espejo. S'hizo una gran laguna que no podía pasar la vieja. Y ellos siguieron viaje. Pero al fin pasó la vieja y ya los iba alcanzando.
Bueno... Ya la niña le dijo que ella iba hacer la última prueba, que era la definitiva. Que si la madre los vencía  'taban perdidos y si la vencían a ella se salvaban. Y ya cuando los iba alcanzando, al joven lu hizo un gran río de agua, al caballo lu hizo un puente y ella s'hizo pato y andaba nadando. Y ya llegó la vieja y jue a pasar el puente para cazar el pato y se dehizo el puente y si augó la vieja.
Y ya los jóvenes se jueron a lejas tierras y se casaron y jueron felices.

Simión Rojas, 73 años. El Fuerte. Río Seco. Córdoba, 1952.

Lugareño rústico. Buen narrador.

Cuento 882. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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