Que era un Rey que tenía un
hijo y lo mandó con los piones al campo. Y él le dio el mejor caballo para que
vaya. Y después hallaron una gama y la empezaron a perseguir. Y después el hijo
del Rey siguió adelante porque tenía mejor caballo. Y se largó a correr y
correr, y se les perdió. Lo buscaron por todas partes y al no encontrarlo se
volvieron con la mala noticia a las casas del Rey.
El muchacho perdido ya no
pudo volvé y siguió, siguió, y jue a salir a la casa de una vieja que era
bruja. Bueno, era un matrimonio, que la señora era bruja. Y él llegó y no dijo
que venía perdido, dijo que venía en busca de trabajo. Y ella le dio trabajo. Y
entonce la bruja trató de matarlo. Esta bruja tenía una hija muy linda y muy
güena que se llamaba Blanca Flor.
Entonce un día esta bruja
lo mandó a sembrar. Que le dio un poco de semilla de sándia y máiz y le dijo
qui al otro día a las doce tenía que trair sándias maduras y choclos.
Jue el joven ande tenía que
sembrar y áhi se puso a llorar. Lloraba y lloraba y no sabía qui hacer. Ya vio
que lo iba a matar la bruja. Y entonce que cuando 'taba llorando, que jue la
hija de la bruja, Blanca Flor, y que le dice:
-Cómo no voy a llorar si su
madre me ha mandado que siembre sándias y máiz y que tenga sándias maduras y
choclos para mañana a las doce.
-No tenga cuidado. Eche las
semillas y acuestesé a dormir por áhi. Y si viene mi madre y le pregunta de mí,
usté contestelé: Qué sé yo de Blanca Flor y Blanca Flor de mí. Y se jue.
Al otro día había un
sandial y un maizal que daba gusto. Y a las doce del día 'taban las sándias y
los choclos que daban gusto. Y cuando vio eso la vieja bruja le va a preguntar:
Entonce que si había vuelto
la vieja enojada porque se dio cuenta que Blanca Flor lu ayudaba al joven y que
lo quería al joven.
Y han llevado y han servido
las sándias y los choclos en la mesa. Y lu han llamau al joven para que coma
con la vieja, con el viejo. Y el joven era muy güen mozo y muy educado, claro,
si era Príncipe.
-Mañana va a llevar unas
pencas de tuna y va a plantar en la chacra. A las doce del día tienen que 'tar
las plantas grandes y la fruta madura.
Y él hizo lo mermo di ante.
Se jue a la chacra y se puso a llorar amargamente. Y áhi jue la niña y le dijo:
-Cómo no voy a llorar si su
madre me han mandado con estas penquitas pa que las plante y a las doce del día
de mañana quere tunas maduras.
-No se le dé cuidau. Ponga
por áhi las penquitas y acuetesé a dormir. Mañana va a tener un gran tunal. Va
a venir mi madre y va a preguntar si yo anduve por acá. Usté le dice como yo le
enseñé l'otra vez.
Y entonce al otro día
'taban amarillando las plantas de tunas, llenecitas de fruta madura. Y viene la
vieja y le dice:
-Esta noche lo van a matar
y lo van a comer. Yo lo voy a salvar. Los vamos a ir. Esta noche, cuando si
acuesten mis padres, usté va al corral. En el corral hay dos caballos, uno
gordo oscuro y un zaino flaco. Usté agarra el flaco. No vaya agarrar el gordo.
Y áhi va 'tar una chancha de mi madre y usté la va a dejarretar: le corta los
garrones.
Y esa noche cuando los
viejos 'taban dormido el mozo jue al corral y hizo lo que Blanca Flor le
ordenó.
Blanca Flor alzó un peine,
un espejo, una tijera y un pan de jabón. Y echó tres escupidas en una mesa. Y
se subieron con el mozo en el caballo flaco y se jueron.
Y entó, que a eso de la
medianoche, la vieja le dice al viejo que Blanca Flor y el mozo si han ido. Y
el viejo le dice que no. La llama la vieja:
-No te dije, viejo, Blanca
Flor se los ha ido con el mozo. Si han ido en el caballo flaco y han desgarrau
la chancha. Andate en el caballo gordo y alcanzalos y me los trais.
-Mozo, mis salivas ya si
han secado. Mi madre ha descubierto todo y lo manda a mi padre para que los
alcance. Y ya los viene alcanzando. Al caballo lo voy hacer una iglesia, a los
pelos del caballo, los que vienen a misa; yo me hago una virgen y a usté lo
hago un sacerdote.
Y así jue. Llegó el viejo y
vio esta iglesia con tantos fieles, y un cura que decía misa en un altar que
'taba una virgen. Y entó que se puso a mirar y di áhi se volvió a las casas, y
le contó todo a la vieja, y que la vieja le dice:
-Viejo bruto, ¿no vis que
l'iglesia es el caballo, los pelos del caballos son los fieles, el cura el mozo
y la virgen la niña? Yo voy a ir ahora.
Y ya se había sanau la
chancha. Que era más ligera que el viento y se jué con ella la vieja. Entó le
dice la niña al mozo:
-Mi padre li ha contau a mi
madre lo qui ha visto y ella adivina que somos nosotros. Ahora se viene ella en
la chancha que ya 'tá sana. Apure mozo que ya los viene alcanzando.
Y ya cuando los alcanzaba
la niña tiró el peine y se levantó un pencal que no podía pasar la vieja. Y los
jóvenes siguieron viaje. Y al fin pasó y ya los iba alcanzando otra vez. Y la
niña le tiró el jabón. Áhi se levantó una niblina que la bruja no podía pasar.
En cuanto pudo empezó a darles alcance.
Ellos siguieron viaje. Entó
la niña tiró la tijera y si abrieron unas barrancas que la vieja no podía
pasar. Y ellos siguieron el viaje. Y al fin pasó la vieja y los iba alcanzando
y entó la niña tiró el espejo. S'hizo una gran laguna que no podía pasar la
vieja. Y ellos siguieron viaje. Pero al fin pasó la vieja y ya los iba
alcanzando.
Bueno... Ya la niña le dijo
que ella iba hacer la última prueba, que era la definitiva. Que si la madre los
vencía 'taban perdidos y si la vencían a ella se salvaban. Y ya cuando
los iba alcanzando, al joven lu hizo un gran río de agua, al caballo lu hizo un
puente y ella s'hizo pato y andaba nadando. Y ya llegó la vieja y jue a pasar
el puente para cazar el pato y se dehizo el puente y si augó la vieja.
Lugareño rústico. Buen
narrador.
Cuento
882. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina)
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