Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 2 de febrero de 2015

Belleza del mundo .877

Un día, había un joven trabajando en la casa de un matrimonio muy rico. Todos los días, a la doce, notaba él que la señora preparaba una oíta con comida y la llevaba para adentro de la casa. Y él pensaba, ¿para qué será esto? Un buen día dijo:
-Voy a vigilarla a esta señora.
Y fue, y se escondió. Y ya vido que la señora habría una puerta de una pieza muy secreta y desaparecía la oíta con comida.
Por varios días el joven se escuende, y al fin logra entrar a la pieza oculta. Se encuentra con una niña tan hermosa como no había otra en el mundo. Ella se sosprende mucho de verlo, pero al fin le cuenta que la tienen encerrada porque era tan bonita, para que no se case con naides. Le dijo que se llamaba Belleza del Mundo. Entonce él le dio su palabra de que la iba a sacar de esa prisión, y que se iba a casar con ella para que viviera contenta y como ella quisiera. La niña le dijo que tenían que tener mucho cuidado porque la madre adivinaba todo.
-No se te dé cuidado -le dijo él.
Ya se pusieron de acuerdo y el joven arregló todo para la huida.
Una noche trató el joven de sacarla. Entonce Belleza del Mundo dejó tres salivas en la paré para que contesten por ella cuando la llamen. Y salieron. El mozo ya tenía ensillado su caballo. Subieron y se fueron.
Al rato no más, la madre sueña que la Belleza del Mundo se le va.
-¡Viejo! -le dice al esposo-, ¡la Belleza del Mundo se los va!...
-¡No puede ser! -le dice el viejo.
-¡Sí! ¡Te digo que se los va!
Entonce la llama:
-¡Belleza del Mundo!
-¿Señora? -contesta la primera saliva.
Se vuelven a dormir, y vuelve a soñar la madre que se les va la hija. Lo despierta al padre, y la vuelve a llamar.
-¡Belleza del Mundo!
-¿Señora? -contesta ya más débil la otra saliva.
Se vuelven a dormir y vuelve a soñar la madre que se les va la Belleza del Mundo. Lo despierta al viejo, y él la llama:
-¡Belleza del Mundo!
-¿Señora? -contesta la última saliva, muy débil, porque ya 'taba casi seca.
Se vuelven a dormir y vuelve a soñar la madre que se les va la hija. Lo despierta al viejo, y la llama:
-¡Belleza del Mundo!
Y ya no contesta nadies.
-¿Has visto, viejo? ¡La Belleza del Mundo se los va! -dice la vieja, apuradísima.
Se levantan, y van y ven que la niña se les ha huído.
-¡Ensillá el caballo y alcanzalos! ¡La lleva un mozo, y se van a casar! No te vas a dejar engañar porque Belleza del Mundo es muy ardilosa y va a tomar cualquier forma para engañarte.
Salió el padre a seguirlos. Ya cuando los iba alcanzando, la Belleza del Mundo le dijo al joven:
-Mi madre lo manda a mi padre que los alcance. ¡Pero la vamos a engañar!
Entonce ella hizo que el caballo se conviertiera en una planta, ella en una flor preciosa y el joven en un picaflor.
Cuando llegó el viejo vio esta planta y esta flor tan curiosa y tan linda, y el picaflor que la revolotiaba. Quiso cortar la flor, pero por mucho que se estiró no alcanzó. Ya no supo para dónde agarrar y se volvió.
Cuando llegó a las casas, le contó a la vieja lo que había visto, y ella le dijo que áhi lo habían engañado. Que el caballo era la planta, Belleza del Mundo la flor, y el joven el picaflor. Y lo volvió a mandar que siguiera a los jóvenes y que no se dejara engañar.
El viejo ensía otra vez el caballo y vuelve a salir a perseguir a los jóvenes.
Iban lejos los jóvenes, cuando la niña le dice al compañero que apurara, que el padre los venía alcanzando, que la madre le había dicho cómo se habían escapado ellos. Entonce, el caballo lo hizo que se hiciera una laguna, ella se hizo una patita y el joven un patito. Llegó el viejo, quiso meterse a la laguna y casi se áuga. Orilló y orilló por pasar, y no pudo. Entonce, ya cuando vio que nada podía hacer, se volvió dando por perdida a la Belleza del Mundo.
Cuando el viejo llegó a la casa y le contó todo, la vieja le dijo:
-¡Ah, viejo, ti han vuelto a engañar! La laguna era el caballo, la patita la Belleza del Mundo, y el patito el mozo. ¡Ah, hija ingrata! ¡Andá no más que el que te lleva ti ha de olvidar!
Siguieron viaje los jóvenes y llegaron al pueblo ande vivía el mozo. A la entrada, en la oría del pueblo, le dijo a la niña que la iba a dejar en el rancho de una viejita, hasta que él fuera a arreglar todo y recibirla bien. La niña entonce le recomendó que no se fuera a dejar abrazar con naides, porque se iba a olvidar de ella.
Llegó el mozo a la casa de los padres. Todos salieron a recibirlo y lo queren abrazar, pero él no se deja. En eso viene un perrito que él tenía, muy regalón, y se para en dos patitas y lo abraza por las piernas, y en se momento se olvidó de la niña y de todo lo que había pasado.
Pasó el tiempo y el joven se puso de novio con una niña muy linda que conoció. Se preparó una gran fiesta y vino gente de todos lados. Llegó a la fiesta también la Belleza del Mundo. Traía un gaíto y una gainita. Pidió permisio para que vieran cómo hablaban, y en seguida le dijieron que sí, todos con mucha curiosidá. Pasó Belleza del Mundo, y adelante de los novios puso al gaíto y la gainita, y empeza-ron a hablar. La gainita le preguntaba, y el gaíto le contestaba:
-¿Ti acordás gaíto cuando me sacaste de ande me tenían encerrada mis padres para que no me casara con naides?
-¡No mi acuerdo! -contestó el gaíto.
-¿Ti acordás gaíto que cuando mi padre los venía alcanzando, el caballo se volvió un árbol, yo una flor preciosa, y vos un picaflor?
-¡No me acuerdo! -volvió a contestar el gaíto.
-¿Ti acordás gaíto que cuando mi padre los volvía a alcanzar, el caballo se hizo una gran laguna, yo una patita, y vos un patito?
-No me acuerdo bien... pero medio me acuerdo.
-¿Ti acordás gaíto que cuando los separamos te dije que no te dejaras abrazar con naides porque te ibas a olvidar de mí?
-¡Sí, mi acuerdo!... -dijo el joven como si se despertara di un sueño.
En el mismo momento el joven si acordó de todo y dejó la novia nueva y les dijo a los padres y a la gente que ésta era su verdadera novia. Contó lo que le había sucedido, que se olvidó de su promesa. Y con la fiesta preparada, se casó con la Belleza del Mundo.

Magdalena Bastilla de Muñoz, 23 años. El Durazno. Pringles. San Luis, 1939.

Aprendió este cuento de una tía, Isabel de Tovares, de más de 60 años, que sabe muchísimos cuentos.

La narradora tiene una gran memoria; es la rezadora de la comarca.

Cuento 877. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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