Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 22 de enero de 2015

Los animales que salen a rodar tierra .618

Que era un matrimonio que tenían un gallo, un gato y un burro. Resulta que esperaban visitas. Y el gato oía la conversación de los dueños de casa que decían que para hacerle una cazuela a las visitas iban a matar el gallo. Bueno... Y resulta que el gato le avisó al gallo lo que había oído. Y resuelven mandarse a cambiar y le comunican esto al burro. Así resuelven tarde la noche ir a la despensa y cargan unas árganas con toda clase de provisiones. Y muy temprano emprenden viaje. Ya iban el gato, el gallo y el burro. Más allá se encuentran con un pato y les dice:
-¿Dónde van ustedes?
-Vamos a rodar tierra.
-¿Por qué no me llevan?
-Si querís nos podís acompañar.
-Bueno -dice, y sigue con ellos.
Carga el burro y sube el gallo, el gato y el pato. Y emprenden viaje. Al poco trecho se encuentran con un carnero. Y lo invitan también a rodar tierra. Y se va con ellos. Al poco andar se encuentran con un chiñe, que también los acompaña. Habían andado mucho y se les hace la noche. Se quedan a dormir en un bosque. Eligen un lindo lugar. Había sido áhi la guarida de varios liones. Hacen fuego, preparan la comida, comen, y cada uno se va a dormir. El gallo se trepa a un árbol, y cada uno de los otros animales se buscan un lugar bien seguro. Y se duermen.
Tarde la noche llega uno de los liones. El primero en despertar fue el chiñe. Y le orinó la vista al lión. Éste quedó ciego de dolor y no pudo defenderse. Imediatamente se despierta el gato y lo rajuña por todo el cuerpo al lión. El burro empezó las patadas y el carnero a toparlo con todas sus fuerzas. El gallo decía di arriba 'el árbol. ¡Cococó, cocó! ¡Cococó, cocó! Al lión le parecía que decía: ¡Dejenmelón a mí! ¡Dejenmelón a mí! Y el pato andaba de un lado para otro con su grito: ¡Pah, pah! ¡Pah, pah!
El lión maltrecho huyó y se juntó con los compañeros y les contó todo lo que había pasado. Y les dice:
-Huyamos, porque nos han invadido nuestra casa. Y es gente muy mala la que está. Hay uno viejo que tira agua caliente a la vista y quema muy mucho. Otro con un cuchillo muy agudo me lastimaba. Otro, grande que parece boxeador, me daba golpes muy fuertes. Otro me dio muy muchos golpes. Pero al que tenía mucho miedo era al que estaba arriba del árbol y parecía decir: ¡Dejenmelón a mí! ¡Dejenmelón a mí! Y al que li agradezco mucho es a un señor petizo que parece el jefe de todos y que decía: ¡Paz! ¡Paz! ¡Paz! ¡Paz!
Los liones se fueron lejos, disparando de miedo, y no volvieron más a la guarida. Y así se salvaron los viajeros.

Alberto Acevedo, 46 años. Rivadavia. Mendoza, 1951.

Trabaja en las bodegas de la región. Buen narrador.

Cuento 618. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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