Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 9 de enero de 2015

Lisi y el tractor

Amarillo, el tractor, se detuvo junto a la vaca Lisi. El granjero se asomó por la cabina.
-¡Vamos, Lisi, levántate! -dijo el granjero. El concurso se celebra dentro de una semana ¿Cómo vas a ganar el premio a la mejor vaca si estás todo el día haciendo el vago y engordando sin parar? ¡Qué perezosa eres!
-Me gusta estar echada -respondió la vaca Lisi. Tengo toda la hierba que me hace falta a mi alrededor. No necesito levantarme para nada.
-¿No te gustaría ganar el concurso, Lisi? -preguntó el granjero.
-¡No! -respondió Lisi. Y siguió masticando un bocado pensativamente.
El granjero no subía qué hacer. Menos Lisi, todos sus animales ganaban premios. A lo mejor ellos sabían cómo conseguir que volviera a estar en forma y hermosa. Condujo a Amarillo hasta la granja y les preguntó su opinión.
-Es demasiado sosa. Píntala de rosa con manchas marrones. A mí siempre me funciona -dijo el cerdo Rufus.
-Come demasiada hierba. Dale periódicos para comer. A mí siempre me funciona -dijo la cabra Locuela.
-Tiene la cola demasiado estrecha. Pégale un montón de plumas de colores. A mí siempre me funciona -dijo el gallo Felipe.
-Yo sé qué hacer para que Lisi cambie -dijo entonces Amarillo.
Los animales se rieron con desprecio. ¿Cómo iba a conseguir un tractor lo que ellos no podían lograr? Pero el granjero dijo:
-Por favor, Amarillo, ¡haz todo lo que puedas!
Amarillo se puso a dar vueltas por el establo, probándose todos los accesorios y las herramientas que puede utilizar un tractor. Primero se puso la pala excavadora y fue al encuentro de Lis¡.
-Lisi, por favor, ¿podrías pasarte al campo pequeño?
-No quiero -respondió Lisi, echándose de espaldas. Amarillo la levantó con su pala y la llevó al campo.
-Es por tu bien -le dijo.
A continuación se puso el arado y, para asombro de todos, empezó a arar la hierba del medio del campo. Al día siguiente Amarillo aró otra franja más, y lo mismo hizo un día después. Cada vez había más parte arada y menos zona con hierba.
-¡No me estás dejando hierba para comer! ¡Me estoy quedando en los huesos! -gritó Lis¡.
Después, Amarillo se puso la segadora y retiró toda la hierba que quedaba. Si Lisi seguía tumbada, ya no tendría suficiente comida. Ahora estaba más delgada y el ejercicio le estaba dejando la piel brillante. Pero el tractor aún no había terminado. Se puso la pala trasera y llevó a Lis¡ una paca de hierba. Sin embargo, cuando ella se acercó corriendo, Amarillo se puso en marcha y la vaca tuvo que trotar para alcanzarlo. Al final del día estaba muy cansada, pero se sentía en forma y llena de salud.
Para entonces, Amarillo ya había usado casi todas sus herramientas. La última que utilizó fue un surtidor a presión con el que la lavó y... ¡Tachón! Ahí estaba Lis¡ más guapa que nunca.
Lisi participó en el concurso y, por supuesto, lo ganó. Al granjero le dieron una copa de plata que colocó en su estantería.
¡Y todo gracias al tractor Amarillo!


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