Una
vez que la invitó la zorra a la bandurria
a una fiesta. Y la zorra lo que hizo, fechó la comida en una piedra
laja, que se volcaba toda. La zorra lambía y comía hasta hartarse,
¡pucha!, pero la bandurria no podía alzar ni un bocau.
Y
entonce, después de unos días, la bandurria le hizo otro convite a
la zorra. Hizo la comida, y pa que se joda la zorra, fechó en un
porongo bien grande y de boca chiquita y angosta. Y así, cuando jue
a comer la zorra, no podía sacar nada. Lambía por la oría del pico del porongo, no más. Entretanto la bandurria se comió toda
la comida, hasta quedar panzona.
Prefiterio
Heredia, 54 años. Las Cañas. San Francisco. San Luis, 1939.
Cuento
648. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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