Andaba
un hombre por las serranías. Y sintió en eso, llantos y alaridos
que lo sosprendieron. Entonces vio qui abajo de un gran peñasco
'taba una serpiente muy grande apretada. Entonce le preguntó que qué
le pasaba.
-Y
acá 'stoy -es que le dice- apretada. Le pido por Dios que me salve
-es que le dice, que me saque di acá.
Entonce
el hombre vido bien cómo 'taba aquello áhi y agarró una barreta. Y
levantó el peñasco y salió la serpiente. Y entonce como 'taba muy
pasada di hambre se l'envolvió en el cuerpo al hombre para comerlo.
Y entonce el hombre le pidió que no lo coma.
-Vamos
a buscar un juez -es que le dice- para ver si el juez cré que es
justo que me coma.
Y
dijo que güeno, y siguieron recorriendo. A poco andar encontra-ron
un güey muy viejo.
-Usté
es el señor Juez -es que le dice el hombre.
Le
dijo el güey que sí.
-Venimos
para ver que los dicte una sentencia de lo que ha ocurrido.
Entonce
le dijeron bien, bien, cómo ha ocurrrido el caso. Después de
haberlo explicado, dijo el güey.
-Yo,
durante hi síu joven hi servido muy mucho a mi amo en sus grandes
trabajos de sementeras, de lo que ha conseguido sus grandes
capitales. Y agora que estoy viejo, sin aliento y sin energía mi amo
me ha abandonado a que perezca en los campos. Por lo que creo que un
bien; con un mal se paga. Y creo de justicia que debe de comerlo no
más la serpiente.
Y
áhi lo quiso comer la serpiente y entonce le dijo el hombre:
-Por
favor, no me mate todavía. Vamos a buscar al señor Alcalde. Si el
señor Alcalde sentencia lo mismo, me entrego a usté.
Siguieron
adelante. Al poco andar divisaron un zorro. Entonce le gritó el
hombre:
-Oiga,
señor, ¿usté será el señor Alcalde?
El
zorro se acercó y contestó sonriendo:
-Yo
soy el señor Alcade ¿qué les pasa?
Le
esplicaron la demanda. Entonce el señor Alcalde dispuso que debía
ir a presenciar el punto ande había ocurrido esto y cómo había
sido. Y cuando llegaron áhi lo mandó al hombre que levantara el
peñasco y la hizo colocar a la serpiente. Y le venía haciendo di
ojo el zorro al hombre, para favorecerlo, seguro. Una vez que estuvo
ya áhi, que le dijo la serpiente al hombre que le aflueje despacito
el peñasco, que no la ofienda. Entonce que le dijo, que le contestó
el señor Alcalde, que un bien con un mal se paga, y que justo era
que lo mataran. Pero hoy se paga un bien con un bien, hay que pagarlo
con la razón.
-Y
por mal agradecida, esta serpiente, tome la barreta y déle un
barretazo.
Y
el hombre áhi la mató a la serpiente.
Lo
que el zorro le salvó la vida al hombre, quedó éste empeña-dísimo
con el zorro. Cuando terminaron el caso, que le preguntó al zorro
qué le debía. Le contestó que no le debía nada, que si de su
corazón nacía hacerle un obsequio que él sería muy dueño. Que le
dice:
-Me
gustaría si tuviera algún gallito o algún pavito, que me gustan
algo las cazuelas.
Entonce
el hombre le dijo:
-Como
no, vaya a mi casa y áhi le entregaré varios.
-Mañana
a eso de las tres de la tarde estaré por su casa, pero le pido que
cuando yo le pegue un gritito ate los perros, porque yo les tengo un
poco de miedo. ¡Son tan malos!
Lo
dejó el hombre al zorro. Se fue a la casa para preparar las aves que
le iba a entregar. Cuando sale el hombre y se va, que lo habla y le
dice:
-Oiga,
amigo, le voy a recomendar que cuando encuentre algún zorrito muerto
me haga el favor de enterrarlo, dejandolé las narices descubiertas.
-¡Como
no! -le dice el hombre.
A
poco andar, a un lado del sendero encontró un zorrito muerto.
Entonce sacó el cuchillo, cavó una sepolturita y lo enterró.
Siguió el camino. Luego, más allá, otro zorrito muerto. Entonce
dijo con un poco de sorpresa:
-¡Qué
joder, otro zorro muerto!
Siguió
el camino. Luego encontró otro zorro muerto. Entonce ya con rabia
dijo:
-Pero,
¡qué joder, carajo, otro zorro muerto!
Lo
agarró de la cola y le hizo saltar los ojos de un golpe. Y áhi se
vino a comprobar que un bien con un mal se paga.
Pascual
Fernández, 65 años. La Florida. Las Chimbas. Ayacucho. San Luis,
1951.
Campesino
ocupado en tareas ganaderas. Muy buen narrador.
Cuento
602. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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