En
un poblado vivía una familia que tenía cuatro hijos. Un día, la
mujer llamó a su hijo pequeño para que fuera a buscarle un poco de
agua. El pequeño se acercó al pozo y dentro de él encontró a un
avestruz. Le preguntó: «¿Qué haces aquí?». Y, como el
avestruz no le contestara nada, cogió agua y se la echó. El
avestruz abrió su pico y se tragó al pequeño.
Al
ver que tardaba mucho, la madre llamó a su otro hijo para que fuera
a buscar agua. Cuando el muchacho llegó al pozo y vio al avestruz,
le preguntó: «¿Has visto por aquí a mi hermano?». Al ver que el
avestruz no le contestaba, se enfadó con él, cogió agua y se la
echó. El avestruz abrió su pico y se tragó al muchacho.
La
madre se impacientaba, y mandó al tercer hijo. Éste llegó al pozo
y le preguntó al avestruz: «¿Has visto por aquí a mis dos
hermanos?». El avestruz no abrió la boca hasta que el
muchacho, también enfadado, cogió agua y se la echó. Entonces sí,
el avestruz abrió su pico para tragarse al tercer muchacho.
La
madre envió al cuarto hijo, pero éste reaccionó al silencio del
avestruz de la misma forma. Y el avestruz, al ver que también le
echaba agua, abrió su pico y se lo tragó.
La
madre no comprendía qué podía haber pasado con sus hijos. Así que
ella misma fue hasta el pozo. Al ver al avestruz, le dijo: «Vaya,
¡qué pájaro más bonito que hay aquí dentro! ¿No habrás visto
por aquí a mis cuatro hijos?». Como el avestruz no respondiera, le
lanzó un palo. El avestruz saltó para esquivar el palo, pero no
respondió nada. Entonces la mujer se enfadó, cogió agua y se la
echó. El avestruz abrió su pico y se la tragó.
Cuando
el padre regresó a casa por la tarde y vio que su mujer y sus cuatro
hijos tardaban tanto, pensó que a lo mejor habían ido a buscar agua
al pozo. Así que se acercó ahí y, al ver al avestruz, le preguntó
si habían acudido allí su mujer y sus cuatro hijos. Le extrañó
mucho que el avestruz no quisiera responderle, y empezó a echarle
palos. Como el avestruz saltaba para esquivarlos, cogió agua y se la
echó. El avestruz quedó empapado, y abrió su enorme pico para
tragárselo.
Entonces
el hombre hizo lo mismo que hasta entonces había hecho el avestruz:
saltó para esquivarlo. Y, al mismo tiempo, con otro palo le golpeó
la cabeza y lo mató:
El
hombre sacó su cuchillo, abrió la barriga del avestruz y recuperó
a toda su familia. Volvieron a casa y se comieron al avestruz para
celebrar su reencuentro.
Fuente:
Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1
anonimo (guinea ecuatorial) - 055
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