Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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martes, 20 de enero de 2015

El zorro y la perdiz .687

Dice que había una vez un zorro y una perdiz que eran amigos. Y el zorro le envidiaba el silbido de la perdiz. Y que el zorro de noche pensaba, dice:
-¿Cómo hace la perdiz para silbar?
Y él pensaba soñar cómo hacía la perdiz para silbar. Entonce que dice un día, que no se conformaba, que la llama y que dice:
-¿Cómo hacé vo para silbá?
Dice, y dice:
-Es muy fácil.
-¿Y cómo puedo hacé yo para aprender a silbá?
-Y bueno -dice- te tení que cosé la boca.
-Y entonce ¿cómo me voy a cosé yo? -que dice.
-Y bueno, si querí yo te la coso.
Entonce le había cosido la boca. Y había empezau a silbá. Y que 'taba contento de lo que iba aprendé a silbá.
Y dice, claro, ya no le tenía envidia.
Y entonce, un día, que la perdiz que se escuende atrás di un tronco. Y que por áhi tenía que pasar el zorro. Entonce pasa el zorro y que no la ve a la perdí y entó que dice:
-Ahora que me ha enseñado cómo voy a silbar -que dice- no voy a tener problema en comela, total, ya sé silbá.
La perdiz le ha oído y ha tenido cuidado.
Entonce que se va el zorro y se encuende por el lugar donde tenía que pasá la perdí. Y entonce que venía la perdí silbando. Que dice:
-Ahora me la voy a comé -que dice, sí.
Y entonce que pasa la perdí y que se ha volado; que el zorro se arrepiente de comerlo. Entonce, y claro, y mientra pasaban lo día, dice que el zorro le hacía burla lo que él había aprendido a silbá. Entonce que dice la perdí.
-Ya va a ve lo que te voy hacé -que dice así.
Bué... Y entonce un día venía el zorro silbando. Y entonce la perdí se encuende. Y en lo mejor que el zorro venía silbando que le sale volando, así, di atrá di un tronco. Entonce que el zorro no se dio cuenta que tenía la boca cosida, y entonce quiso comerla, y entonce abrió la boca y se le rajó di oreja a oreja. Y le quedó la boca más grande, quedó bocacho como es.

Candelario Beltrán, 21 años. Simoca. Monteros. Tucumán, 1970.

Campesino inteligente. Buen narrador.

Cuento 687 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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