Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 16 de enero de 2015

El tigre, el hombre y el zorro .604

Éste era un hombre que iba del trabajo a su casa. Cuando iba cerca de unas barrancas muy peñascosas oyó clamores. El hombre curioso se allegó, y abajo di una peña muy grande vido un tigre apretado. Y el tigre le clamaba al hombre por su madre, por su padre, por sus parientes, que lo sacara. Y le decía:
-¡Saquemé! ¡Saquemé! ¡por su máma, por su tata, por los parientes que más quera! ¡Saquemé por vidita suya!
-No -le decía el hombre. Si lo saco mi hai comer.
-No -le decía el tigre, no lo viá a comer. ¡Cómo voy a hacer eso!
Al fin tanto rogarlo lo sacó el hombre al tigre y siguieron juntos.
Al rato di andar le dijo el tigre:
-Tengo mucho hambre. ¡Ahora te como!
Y el hombre le decía:
-¿Te salví la vida y ahora me querís comer?
Y el hombre, devisando para todos lados, vido un güey y le dice al tigre:
-Primero vamos a ver qué dice el señor Juez.
Cuando llegan ande 'tá el güey, y el hombre le dice que dé el fallo porque él le ha salvado la vida al tigre y el tigre lo quere comer. Es que le dice el güey:
-Yo no puedo dar ninguna sentencia porque me veo flaco, viejo, inútil, porque el hombre después que me ha hecho trabajar toda la vida me ha botau de su casa. El cristiano es muy mal pagador.
-Busquemos otro juez -dice el hombre- éste no sirve.
Y siguieron otra vez. Y al rato el tigre le dijo que lo iba a comer no más, que tenía mucho hambre. Y ya vido el hombre un caballo viejo y le dijo que le tenían que pedir sentencia al señor Juez. Y el caballo les dijo también:
-Yo me veo flaco, viejo, aporriau, con mataduras y chuchoco, por el hombre. Ya ve que en este estau me ha botau a los campos. ¡El cristiano es muy mal pagador!
-Busquemos otro juez -dice el hombre- éste es malo.
Y volvieron a seguir. Y al rato lo quiso comer el tigre otra vez, al hombre. Y el hombre desesperado miraba para todos lados cuando vido un zorro, y le dijo al tigre:
-Vamos a ver, por última vez, qué dice el señor Juez.
-Señor Juez, señor Juez -que le gritaba el hombre- venga, eche una sentencia.
Ya se paró el zorro y que le dice:
-¡Por áhi, no más! no me gusta que se me allegue mucho. ¿Y qué desea?
Y ya el hombre le dijo que el tigre lo quería comer después que le había salvado la vida. Que lo había encontrau apretau por una peña, en una barranca.
Y el zorro se puso a pensar, y que le dice que no podía echar sentencia porque tenía que ver cómo había estau el tigre. Y ya se jueron al lugar ande lo había apretau la peña al tigre. Y áhi le dijo el zorro que el tigre se echara. El zorro siempre se ponía lejito no más, de miedo al tigre. Y ya le dijo al hombre que le dejara cáir la piedra. Y el hombre le puso encima la piedra.
-Güeno -que dijo el zorro, dejalo áhi no más por sinvergüenza, que le hais salvau la vida y te quere comer. Y dale unos golpes con unas piedras, tamén.
Y el hombre le tiró unos peñascazos y se jueron. Y áhi quedó el tigre bramando. Y por áhi, cuando iban juntos, que le dice el hombre al zorro:
-Señor Juez, ¿y cónque quedo bien con usté? La vida que tengo es por usté.
Y el zorro le dijo que lo que él quisiera, le podía tráir.
-Güeno -que le dice, esperemé mañana por áhi, que le voy a tráir un cordero.
Güeno, el hombre se jue a su casa. Al otro día vino. Y ya lo encontró al zorro y que le dice:
-Acá le traigo cordero.
El zorro que era muy desconfiau, que le dice:
-Dejeló por áhi, no más.
-No, ¡que se le va ir! -que le dice el hombre.
Y ya que se arrimó el zorro, y salió de la bolsa un perro que había tráido el hombre, y que le sacó corriendo al zorro. Y ya lo agarró el perro al zorro, y que el zorro decía cuando el perro lo 'taba matando:
-¡Mal pagador es el cristiano!
Y así que el hombre le pagó al zorro que le había salvau la vida.

Héctor Escudero, 17 años. Río Juan Gómez. San Francisco. San Luis, 1951.

Campesino. Ha concurrido a la escuela del lugar. Buen narrador.

Cuento 604. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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