La
mujer del rey de la playa estaba embarazada. Aun así, el rey quiso
salir de viaje. Antes de emprender la marcha, avisó a su mujer:
«Cuando regrese, no quiero ver que mi hijo o hija tenga herida
ninguna en el cuerpo». Realizó el viaje y, al regresar a casa,
vio con satisfacción que había tenido un hermoso niño. Pero
al examinarlo atentamente, observó que estaba herido.
La
mujer no quería darle explicaciones. El rey de la playa cogió su
machete y lo levantó sobre la mujer al tiempo que le preguntaba por
la herida del niño. La mujer contestó: «El niño estaba jugando, y
tropezó con la lámpara de bosque. He intentado curarle las
quema-duras, pero le ha quedado esta señal». El rey de la playa
estaba muy disgustado, y llamó a uno de sus criados: «Llévate a mi
hijo al bosque, y mátalo. Al volver, quiero que me enseñes tu
machete manchado de sangre, para saber que has cumplido mis órdenes
fielmente». El criado estaba desolado, pero no pensaba cumplir
aquella orden brutal.
Así
que fue al bosque, preparó una casita para el niño y lo dejó ahí.
Volviendo al poblado mató a un perro que vio por el camino, y de
esta manera pudo enseñar al rey de la playa su machete manchado de
sangrei.
El
rey del bosque, mientras tanto, regresaba de un día muy largo de
caza, cuando escuchó el llanto de un niño. Al descubrir la choza
del pequeño, sucio y aoandonado, sintió piedad de él, lo llevó a
su casa y desde entonces lo cuidó como si fuera su propio hijo.
El
niño fue creciendo sano y fuerte. Pero el rey del bosque ya era
viejo, y al cabo murió. El muchacho pensó: «Ahora la gente del
poblado empezará a tratarme mal, porque mi padre ya ha muerto.
¡Ojalá pudiera conseguir un libro de magia!». Y, cuando estaba
dormido, vio en sueños que su padre se acercaba a él y le
susurraba: «No debes tener ningún miedo. He venido para darte este
libro de magia. Pero no lo enseñes a nadie jamás, porque se trata
de un libro secreto». El muchacho estaba satisfecho por su
buena estrella, y empezó a pedirle al libro toda suerte de bienes y
de riquezas. Llegó un día en que lo único que le faltaba era una
mujer.
El
jefe del poblado tenía una hija muy bella. Un día reunió a toda la
gente para decirles: «Quiero que mi hija se case con un hombre bueno
y rico». La chica los miró a todos, y decidió: «Quiero casarme
con ese chico», señalando al hijo del rey. Y como todas las chicas
del poblado deseaban poder casarse con el muchacho, tuvo que pedir la
ayuda de su criado para poder alcanzarle y abrazarle. El jefe dispuso
la boda, y cuando ésta se llevó a cabo llamó aparte a su yerno y
le advirtió: «Vas a llevarte a mi hija, pero no quiero que la
maltrates jamás. Si alguna vez te falta al respeto, tráemela aquí
y yo mismo la castigaré».
Un
tiempo después, el muchacho se fue de viaje, dejando a su mujer y a
su criado en la casa. La mujer estaba limpiando la casa, cuando
encontró el libro. Se puso muy contenta, y pidió al libro: «Quiero
que traslades esta casa lejos de aquí, donde mi marido no pueda
encontrarla». Y el libro cumplió sus deseos.
Cuando
el marido regresó de su viaje, quedó perplejo al ver que su casa
había desaparecido. Empezó a dar vueltas por el bosque hasta que
una noche, por fin, dio con ella. Tenía la puerta cerrada, de manera
que se sentó junto a ella y se quedó dormido profundamente. De
nuevo, su padre apareció en su sueño en forma de ratón: «No
has tenido mucho cuidado con el libro que te di. Pero eres mi hijo y
debo ayudarte».
El
ratón se metió dentro de la casa, y observó que la mujer y el
criado se habían acostado juntos. Salió para comunicárselo a su
hijo y volvió a entrar. Los dos amantes estaban despiertos, por lo
que tuvo que regresar una tercera vez, y entonces ya se habían
dormido. El ratón cogió el libro de magia, salió de la casa y se
lo entregó a su hijo antes de desaparecer.
El
muchacho ordenó al libro: «¡Que la casa vuelva a su sitio
original!». Al instante la casa empezó a volar, hasta situarse
en su verdadero lugar. Entonces el muchacho agarró a su mujer y la
devolvió al jefe del poblado: «No quiero verla más, porque se ha
portado como una mala mujer y me ha dado quebraderos de cabeza». Y
así, completamente solo, el muchacho vivió feliz y tranquilo el
resto de sus días.
Fuente:
Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1
anonimo (guinea ecuatorial) - 055
i
El
criado que no tiene suficiente valor para matar al hijo del rey es
un motivo que aparece profusamente en la literatura oral de
procedencia oriental; por una parte, esta posible procedencia se
refuerza con un motivo posterior: el de un objeto que actúa como un
donante universal, como un genio; por otra parte, la estructura que
actúa de marco de asimilación es propia del ciclo de Ndjambu.
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