Todos
los animales vivían juntos en un poblado, y querían saber cuál de
ellos debía ser el rey. Se levantó la tortuga y dijo: «Yo soy el
rey de los animales». El leopardo replicó irritado: «¿Qué? El
rey de los animales debo ser yo, que soy el más fuerte». Entonces
el elefante saltó: «El más fuerte soy yo, y debo ser el rey».
Y
como todos se peleaban, uno de ellos sugirió que debían someterse
a una prueba para ver cuál de ellos sería el rey. La tortuga
propuso: «Vamos a cruzar el río nadando. El que llegue antes a la
otra orilla será nuestro rey». El leopardo no estaba de acuerdo, y
empezó a perseguir a la tortuga. El elefante le llamó la
atención: «¿No hemos dicho que nos someteríamos a una prueba?
Entonces vamos a cruzar el río, y a ver quién es capaz de llegar
antes que los demás»i.
Se
dio la señal de salida, y todos los animales se echaron al agua. Al
cabo de poco tiempo, el antílope se dio cuenta de que no podría
llegar a la otra orilla y regresó. El leopardo y el elefante apenas
sabían nadar. Pero era tan grande su ambición por ser rey, que
avanzaron cuanto pudieron: hasta que, al llegar a la mitad del río,
sucumbieron a la corriente y se ahogaron.
La
tortuga se había metido en el agua tranquilamente. Empezó a nadar y
llegó a la otra orilla sin hacer caso de los alaridos que daban el
leopardo y el elefante en su lucha por sobrevivir. Al llegar a la
meta fijada, la tortuga se levantó y, dirigiéndose a todos los
animales, proclamó: «Desde ahora seré vuestro rey, porque he
sido el primero en alcanzar esta orilla».
Y,
desde entonces, la tortuga -como rey de los animales- es la
protagonista de todos sus cuentos.
Fuente:
Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1
anonimo (guinea ecuatorial) - 055
i
Incluso
en tales circunstancias el elefante actúa como jefe de la tribu.
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