Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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sábado, 31 de enero de 2015

El raton que robaba a los demas animales .062

Todos los animales del bosque vivían en el mismo poblado y lo hacían todo colectivamente: trabajaban juntos en la finca,.comían jun­tos y se bañaban juntos. El león dirigía el trabajo de todos; y dos de ellos se quedaban cada día a preparar la comida de los demás.
Se dieron cuenta de que, de cuando en cuando, faltaba comida de la despensa. Jamás apareció el ladrón..Hasta que un día se quedaron la tortuga y el ratón a preparar la comida. Cuando el arroz ya estaba preparado, salieron del poblado en dirección a la finca. Y, como el ratón va mucho más deprisa que la tortuga, echó a correr y volvió al poblado por otro camino; se comió todo el arroz y regresó junto a su compañera. Pero no había advertido que se le había quedado un grano de arroz en una esquina del labio superior.
Al volver de la finca, todos los animales pidieron explicaciones a la tortuga: «Cada vez que has ido a trabajar a la finca, al volver has encontrado la comida preparada. Y hoy, cuando tenías la obligación de tenerla lista, nos dices que alguien la ha robado». El ratón seguía la discusión atentamente, y nadie se daba cuenta de su grano de arroz. La tortuga protestaba, y los demás animales seguían acusándola: «Como eres tan lenta, te habrás quedado atrás y has aprovechado la ocasión. Eres una ladrona».
Entonces la tortuga se dirigió a su jefe, el león, para que los citara a todos: «Me están acusando. Que vengan y que muestren sus pruebas». Los animales se reunieron y siguieron acusando a la tortuga. Ésta, además, no podía presentar a ningún testigo que la avalara: «Si tuviera un testigo, sólo podría ser el mismo ratón». Entonces se dirigieron a él: «Tú, ratón, ¿tienes algún testigo que te avale?». En ese momento inter­vino la tortuga: «No puede haber mejor testigo que el mismo arroz que tiene en el labio superior».
Los animales miraron atentamente al ratón y, efectivamente, vie­ron el grano de arroz. Entonces descubrieron su culpabilidad, lo ataron y lo dejaron una semana entera sin comer. Mientras tanto, la tortuga proseguía su vida con toda tranquilidad.

Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat


0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 055

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