Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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sábado, 31 de enero de 2015

El mejor ladron .087

En un poblado vivían tres amigos: uno de ellos era un buen chico, pero ignoraba que sus dos compañeros eran unos ladrones. Estos dos se apartaban de él cuando querían dedicarse a robar, algo. Y siempre discutían entre ellos cuál era el mejor ladrón de los dos.
Un día, un hombre dé un poblado vecino les encargó un trabajo y les pagó por él bastante dinero. Con ese dinero, uno de los chicos aprendió a disparar; otro, se compró una escopeta; y el tercero se com­pró un cartucho.
Regresaban a su poblado por la playa, cuando apareció ante ellos un gran mono. El que se había comprado un cartucho, quiso tirárselo; pero los otros le detuvieron: «No vas a hacerle nada con este cartucho, a no ser que lo pongas en la escopeta». El muchacho ofreció el cartu­cho al que se había comprado la escopeta; éste metió el cartucho den­tro del arma, y quiso lanzársela al animal; pero el tercero le detuvo: «Si le tiras la escopeta como si fuera una lanza, tampoco le harás daño. Déjame la escopeta, porque yo he aprendido a usarla». Y, efectiva­mente, el tercer muchacho fulminó al mono con un disparo certero.
Los tres chicos, satisfechos por la caza obtenida, partieron al mono en cuatro partesi. Cada uno de ellos tomó una, pero pronto empeza­ron a discutir por la restante. Cada cual creía tener su derecho: el que había comprado el cartucho, porque sin el cartucho no hubieran podi­do cazar al mono; el que había comprado la escopeta, porque sin ella no hubieran podido disparar; y el que había disparado, porque era él quien había dado muerte al animal con su buena puntería. Como no se ponían de acuerdo, el muchacho que no era ladrón renunció a la cuar­ta parte del mono y se dirigió de regreso al poblado.
Y, como los otros dos siguieran discutiendo, se adentraron en el bosque y dejaron la parte restante del mono en la playa. Una vez en el bosque, uno de los chicos vio que en lo alto de un árbol espinoso se encontraba una paloma incubando unos huevos, y propuso: «Si eres capaz de subir al: árbol y robarle a la paloma uno de sus huevos, creeré que eres el mejor ladrón del mundo; y la parte restante del mono será para ti. En caso contrario, yo me quedaré con ella».
El otro muchacho aceptó el trato. Se acercó al árbol y empezó a trepar por el tronco. Pero no se dio cuenta de que el otro le seguía y de que, mientras iba subiendo, le iba quitando la ropa: le robó las zapati­llas, la camisa, los pantalones y los calzoncillos; y le dejó desnudo. Él no se daba cuenta de nada: llegó hasta la copa del árbol, cogió uno de los huevos que la paloma estaba incubando y bajó al suelo completa­mente satisfecho.
«¿Te has dado cuenta de que soy el mejor ladrón que existe? Mira qué huevo más grande le he quitado a la paloma». Su compañero le replicó: «Pero, ¿todavía no te has dado cuenta de que mientras ibas subiendo al árbol te he dejado desnudo? Yo say, mejor ladrón que tú». El primer chico se irritó mucho, y empezaron una nueva pelea. Mien­tras ésta se producía, un hombre que pasaba por la playa tomó la cuarta parte del mono y se la llevó a su casa.
Cuando los dos ladrones, llenos de golpes y de heridas, regresaron al poblado, el chico bueno les preguntó cuál de ellos se había quedado con, la cuarta parte del mono. Le explicaron todo lo que había sucedi­do, y él concluyó: «Es mejor dejar una cosa que pelear por ella»
Y cada cual comió la parte que le había tocado.

Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat

0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 055


i La participación injustificada en cuatro partes prepara la posibilidad de proseguir la estructura habitual.

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