El
rey Masenii
reunió a toda la gente del poblado para decirles: «Voy a hacer una
gran fiesta. En esa fiesta, quiero que cada uno de vosotros me traiga
un regalo. Y, más adelante, yo os ayudaré a todos cuando tengáis
algún problema».
El
leopardo, al salir de la reunión, comentó: «Tengo que buscar un
buen regalo para el rey. Le podría regalar una pata de tortuga, que
debe ser muy apetitosa». El antílope, que se encontraba a su lado,
le oyó y fue a advertir a la tortuga del peligro que corría.
La
tortuga excavó un gran agujero y lo disimuló cubriéndolo con
hojas. Esperó a que llegara el leopardo, y entonces se colocó en el
otro extremo. El leopardo se acercó para intentar cogerla y cayó de
bruces allá dentro, de donde no podía salir. Suplicaba y gritaba:
«¡Por favor, amiga bajita, sácame de aquí!»: Pero la tortuga
replicó: «Ahora dices que soy tu amiga y que te salve, pero hace un
momento querías capturarme para arrancarme una pata y dársela
al rey. No te sacaré nunca del agujero. Además, tú eres mucho más
grande que yo, y no podría contigo».
Los
animales se divirtieron mucho en la fiesta. Hicieron muchos regalos
al rey Maseni, y éste también se portó bien con ellos. Mientras
tanto, el leopardo tuvo que quedarse prisionero en la trampa de la
tortuga, donde, murió de hambre en castigo por su maldad.
Fuente:
Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1
anonimo (guinea ecuatorial) - 055
i
La
adscripción, nuevamente, es gratuita; lo que da idea del poco
desarrollo del ciclo del rey Maseni. El cuento sigue la pauta
central de las fábulas.
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