Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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martes, 13 de enero de 2015

El hombre y los animales .561

Era cuando recién los animales lu han conocíu al hombre. Se encontró el hombre con el caballo. Se saludaron. Y entonce el caballo le dijo:
-¿Usté es el hombre?
-Sí -que le dice el hombre y medio lo adivinó a lo que venía, y a mí nadie me domina.
Y dijo el caballo, entonce:
-A mí tamién nadie me domina.
-Bueno, vamos a ver si nadie lo domina.
Entonce quedaron un día de probarse, tenían que peliar o hacer alguna cosa de fuerza.
Y el hombre, claro, como de costumbre, sacó el lazo, lo enlazó, lo voltió, lo capó, y lo ató al palenque. Y el caballo hacía fuerza, pero el hombre lo ha embozalado, lo ha ensillado y lo ha montau, todavía. Y así lo domesticó. Y ya lo soltó. Ya 'taba mansito y lo soltó. Y ya lo soltó estragau, como decimos.
Y se encontró el caballo con el toro. Se saludan y le preguntó el toro:
-¿Qué te pasa, amigo?
Y el caballo le contó que si había encontrau con el hombre, y que lo había dominau, y que al hombre nadie lo domina. Y el toro se enojó, y lo quería conocer al hombre, y ha dicho:
-A mí tampoco nadie me domina. ¿Cómo puede ser que me domine el hombre?
Llegó la ocasión que se encontraron el toro con el hombre. Y se saludaron. Y que le dice:
-¿Usté es el hombre?
-Sí -que le dice, y a mí nadie me domina.
-Yo soy el toro, y a mí tamién nadie me domina.
-Y vamos a ver si nadie lo domina -dice el hombre.
Y ya se citaron un día para encontrarse, pa ver quién dominaba. Tenían que peliar o hacer algo de fuerza.
Y se encontraron. Hizo lo mismo el hombre. Sacó el lazo, lo enlazó, lo voltió y lo capó. Lo domesticó, lo enyugó y lo hizo arar. Al último tamién lo largó, tamién estragau.
Y se encontraron el toro con el tigre. Se saludaron y el tigre le preguntó qué le pasaba que 'taba tan flaco. Y le dijo lo mismo que el caballo.
-El hombre me ha puesto así. Al hombre nadie lo domina.
Y el tigre se enfureció y quedó con deseo de encontrarse con el hombre y hacerle ver que él podía dominar.
Y llegó un día que lo encontró el tigre al hombre. Y tamién se saludan. Y le pregunta:
-¿Quién es usté?
-Yo soy el hombre.
-¡Ah!, ¿usté es al que nadie lo domina?
-Sí, nadie me domina.
Y bueno. Áhi quedan tamién de encontrarse y peliar, y ver quén domina. Y se han citau un día en un lugar. Y llegó la fecha. El hombre tomó una carabina y se ha ido al lugar donde se tenían que encontrar. Y se encontraron, y el hombre le dijo al tigre:
-¿Cómo hace usté para enojarse?
Y el tigre le contestó que tenía tres bramidos. Y el hombre respondió que tamién él tenía tres bramidos, y que después de los tres, tenían que agarrarse. Y el tigre bramó primero. El primero era bajo, el segundo más fuerte y el tercero ya fue espantoso, y sacudía las hojas de los árboles, y caían. Terminó los tres bramidos el tigre y empezó el hombre, y le dijo:
-Mire bien -y el tigre lo miró.
Y el hombre le apuntó y le pegó un balazo en la frente. Y el tigre disparó, salió disparando. Y el hombre que le dice:
-Oiga, amigo, faltan dos.
Y el tigre dijo:
-Que falten -y se disparó.
Y después ya si ha perdíu.
Y en esa forma el hombre se hizo conocer con los animales, que nadie lo domina, como hasta el actual, que nadie lo domina.

Jacinto Cala, 40 años. Agua Caliente. Cochinoca. Jujuy, 1958.

El narrador es agente de policía en la Mina Aguilar. Es un gran narrador. Todos sus cuentos han sido aprendidos en la Puna.

Es descendiente de familia indígena.

Cuento 561. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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