Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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martes, 13 de enero de 2015

El hombre, el zorro, el puma y el tigre .627

Éste que era un viejo y una vieja muy pobre y que tenían muchos hijos. No tenían qué darle a los hijos, y de verse tan abatidos por la pobreza, que el viejo alzó un día l'hacha, agarró la marca de marcar animales y una pala, y tomó sin rumbo pal campo.
Anduvo mucho. Por áhi lo que iba halla un árbol grueso y se puso a hacharlo. En eso llegó un zorro y le dijo:
-¿Qué 'tá haciendo, amigo?
-Aquí estoy hachando este árbol hasta que se me raje la panza di hambre, porque nu hi comíu nada en todo el día.
-No se le dé cuidau -le dice el zorro, ya le voy a trair un cordero gordo para que comamos juntos. Haga juego y esperemé.
-Qué va a trair este zonzo -dice el viejo- y sigue hachando.
Al poco rato llegó el puma y le dice:
-¿Qué 'tá haciendo amigo?
-Estoy hachando este árbol hasta que se me parta la panza di hambre, porque mi hi comíu nada en todo el día.
-No se le dé cuidau -le dice el puma. Haga mucho juego. Aurita le voy a trair un capón gordo para que comamos juntos.
-Qué va a trair este zonzo -dice el viejo y sigue hachando.
Al poco rato llegó el tigre y le dice:
-¿Qué 'tá haciendo, amigo?
-Estoy hachando este árbol hasta que se me parta la panza di hambre, porque nu hi comíu nada en todo el día.
-No se le dé cuidau -le dice el tigre. Aurita le voy a trair una tambera gorda para que comamos juntos. Haga mucho juego.
El hombre siguió hachando el árbol, lo voltió y le prendió juego. Ya tenía un gran juego y se sentó en un tronco al lau del juego.
Al poco rato llegó el zorro con el cordero. Después, ya llegó el puma con el capón. Y luego no más llegó el tigre con la tambera.
-Bueno, amigo, vamos a carniar -han dicho los animales.
Han carniado, y cuando han terminado de carniar, han colgado la carne. Entonce le dicen al viejo:
-Bueno, amigo, usté ase la carne, nosotros vamos a dormir un sueño. Cuando 'sté la carne asada nos dispierta.
Que el viejo no sabía cómo quitarles la carne, y de estar pensando, puso la espiga de la marca en el juego a que se caliente. Alzó con la pala una palada de rescoldo y se la echó en las verijas al zorro. Éste pegó un grito y salió disparando. El viejo corrió, alzó la marca y se la perdió en el trasero del puma. Corrió y alzó l'hacha y le pegó unos ojazos al tigre. Áhi salieron los dos animales bramando de dolor, y se botaron al campo.
Y áhi el viejo alzó toda la carne y se jue a las casas a dar de comer a los hijos. Y así los salvó.
Que por áhi si han juntao el zorro, el puma y el tigre, y que le pregunta el puma al zorro:
-¿Cómo ti ha ido?
-Cayate, ¡viejo más manos caliente, éste! Mi ha puesto las manos en las verijas y mi ha quemau. Tuavía ando lastimao.
-Nada es eso -dice el lión, a mí me ha puesto el dedo en el trasero y mi ha achucharrau la carne. ¡Qué viejo dedo caliente ha sabíu ser!
-Y a mí me ha dau unos guantones que agatas m' hi salvau.
Y así el viejo asustó a los animales y salvó a los hijos del hambre.

Elena Godoy, 20 años. Cañada Larga. Ancasti. Catamarca, 1954.

Cuento 627. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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