Ugula;
el hijo de Ngwalezie, tenía amigos por todas partes. Y siempre
se portaba bien con todos. Decía: «Para mí, los amigos son como
hermanos». Y hacía nuevas amistades por donde quiera que pasaba.
Pero
se cansó de tantos amigos, porque no le dejaban en paz. Y pidió
consejo a su madre. Ngwalezie le propuso: «Si quieres quedarte sólo
con los amigos de verdad, reúnelos un día a todos; cuéntales que
has matado al hijo del jefe, y pídeles que vengan contigo para
ayudarte».
Ugula
actuó tal como su madre le había sugerido; y vio con sorpresa
que todos sus amigos, a los que tanto quería, se excusaban: «Si
has matado al hijo del jefe, ¿cómo vamos a acompañarte? En tal
caso, también nos perseguirían a nosotros». Todos fueron
abandonando la reunión, excepto uno que permaneció fiel a su lado.
Los
dos muchachos entraron en el bosque, y Ugula cazó un jabalí. Al
volver al poblado, los amigos volvían a él diciendo: «¿Has cazado
un jabalí? Puesto que somos tus amigos, podrías repartirlo con
nosotros».
Pero
Ugula había aprendido la lección: comprendió que solamente el
muchacho fiel le quería como a un hermano, y sólo con él repartió
el jabalí. Ugula se quedó, a partir de entonces, con un único
amigo.
Fuente:
Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1
anonimo (guinea ecuatorial) - 055
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