Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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miércoles, 31 de diciembre de 2014

La tortuga y el coyote

Un día, mientras avanzaba distraída alejándose de la orilla, comiendo deliciosas hojas de las plantas que encontraba por el camino, la tortuga de agua se perdió. Era un día caluroso. De pronto se dio cuenta de que estaba a mucha distancia del agua y no le sería nada fácil regresar. Afligida, se refugió a la sombra de un árbol y se echó a llorar, pues temía por su vida.
Coyote pasaba por ahí, hambriento como siempre. Cuando vio a la tortuga, se sintió feliz.
-¡Tortuga, qué alegría verte por aquí! Voy a encender el fuego, te cocinaré y te comeré.
-Qué ignorante -dijo la tortuga de agua con desprecio. ¿No sabes que las tortugas estamos hechas a prueba de fuego? Solo conseguirías ensuciar mi caparazón.
-Entonces te pondré boca arriba al sol. Pronto morirás, se abrirá la parte más blanda de tu caparazón, la que recubre tu tripa, y comeré tu deliciosa carne.
-Qué estúpido -dijo la tortuga. Un coyote adulto como tú, y no sabes que el sol me hace bien y mi caparazón no se abre si yo no quiero.
-Entonces treparé a una colina y te arrojaré desde allí contra las piedras de abajo. ¡Tu caparazón se romperá en mil pedazos y te comeré!
La tortuga estalló en carcajadas, como si hubiera escuchado la mejor broma de su vida.
-Eres el tonto más tonto del mundo. Solo conseguirás convertir las rocas en guijarros. Mi caparazón es mucho más duro que cualquier piedra.
-Entonces -dijo Coyote, furioso- te arrojaré al arroyo. ¡Morirás ahogada, tu caparazón se disolverá y te comeré!
La tortuga lanzó un alarido de horror.
-¡Nooooo! ¡Por favor, te lo ruego! ¡Puedes hacerme cualquier cosa menos esa! ¡Te ruego por lo que más quieras que no me tires al agua!
-Ya es tarde -dijo Coyote. ¿Quién es el tonto ahora? Ridícula tortuga, te delataste a ti misma. ¡Al agua contigo!
Coyote levantó a la tortuga de agua con sus mandíbulas y la llevó trotando lo más rápido que pudo hasta el arroyo, arrojándola al agua.
La tortuga, por supuesto, se alejó nadando a toda velocidad y, en cuanto se sintió a una distancia tranquilizadora, sacó la cabeza del agua para agradecerle a Coyote.
-Querido Coyote -le dijo. Gracias por traerme a casa, me salvaste la vida.
Y se fue nadando, muy tranquila y feliz.

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