Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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sábado, 17 de mayo de 2014

El zorro y el gato .442

El zorro lu invitó al gato, porque él sabía dónde había quesos. Lu invitó que jueran de noche. Y el zorro dice que le pregunta al gato que cuántos lances tenía para brincar. Entonce que el gato le contesta que tiene un lance. Y entonce, que el gato le dice al zorro:
-Y usté, ¿cuántos lances tiene?
El zorro le contestó que tenía siete. Tenía más que el gato. Y entonce diz que los dueños 'taban durmiendo y ellos entran tranquilamente por la hendijita de la puerta. Entonce el gato pegó un salto al zarzo de quesos. Y el zorro no podía brincar. Y claro, el otro se comía los quesos arriba y él no comía nada. Y entonce Juan le pedía:
-Isabel, pasame, pues -que se llamaba Isabel el gato.
-Y el gato diz que le tiraba unos chiquitos. Y entonce que le dice:
-¿Y? ¿Cómo has dicho que tenís siete lances y no podís saltar?
Y entonce el Juan, de noche, empezó a olfatiar y se encontró con una olla con requesón. Entonce diz que le dice:
-Che, Isabel, acá hi encontrau una olla de requesón.
Y entonce Isabel que le ha contestado:
-¡Comela!
Entonce el zorro metió la cabeza y se comió todo. Y luego no podía sacar la cabeza encajada en l'olla. Bué... Entonce que le dice:
-Che, Isabel, no quiere salir mi cabeza -que era una olla de barro, de esas qui usamos acá.
Y Isabel ya si hartó de comer quesos y diz que le dice:
-Rompé l'olla. Áhi en el rincón hay una piedra redonda, golpiala áhi.
Y el zorro en vez de pegar en una piedra jue a golpiar en la cabeza del dueño que 'taba durmiendo. En eso, claro, que el dueño con el golpe despertó, y áhi no más ya sintieron los perros y el gato salió a los brincos y halló un churqui, pegó el salto al monte y se libró áhi. Y el zorro no pudo disparar, con l'olla metida en la cabeza. Salió apenas ajuera y lu han muerto los perros. Y el gato de encima del churqui le decía:
-¿Dónde 'tán los siete lances? Echá por lo menos uno.
Y áhi se vio que no tenía ninguno. Entonce ya el gato se bajó con cuidau y se mandó a ir. Y los dueños, al día siguiente, han créido qu' era sólo el zorro.

José Peñaloza, 44 años. Cieneguillas. Santa Catalina. Jujuy, 1952.

Cuento 442. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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